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En el bar Avenida, en el que sí pudieron dar el servicio de comidas al trabajar con gas butano, decidieron comprar velas para ambientar el comedor. Isaac Farré

Comer a la luz de las velas, solución de urgencia en un bar de Lasarte-Oria

El apagón trastocó la rutina de los vecinos de Buruntzaldea, pero también agudizó el ingenio de hosteleros como Yon Mikel Rodríguez

Martes, 29 de abril 2025, 02:00

No había otro tema de conversación en las localidades de Buruntzaldea que no fuera el apagón y los estragos de este. Muchos aprovechan el momento del café para hablar sobre las noticias de actualidad, pero ayer, los que quisieran tomarse uno a mediodía lo tenían complicado, eso sí, no todos los establecimientos tuvieron que echar el cierre, ya que como sucedió en el caso del bar Avenida de Lasarte-Oria, pudieron salvar el servicio de comidas. ¿Cómo?, pues como destaca su dueño Yon Mikel Rodríguez, «porque trabajamos con gas butano». El lasarteoriatarra relata que «sobre las 12.30 horas se ha ido la luz, pero también en el resto de establecimientos cercanos. Al ver que no volvía, me he empezado a preocupar porque era la hora de la comida y estaba todo el equipo trabajando. El comedor se ha quedado a oscuras, así que no me lo he pensado mucho y me he acercado a una tienda cercana a por velas».

Y así, en una atmósfera improvisada, pero de lo más acogedora, pudieron dar de comer a sus clientes. «Tenemos la suerte de que todavía trabajamos con butano. No lo he querido cambiar nunca por este tipo de posibles situaciones. Porque si no hay electricidad y tienes gas natural, te quedas vendido. Hemos podido cocinar e incluso clientes habituales se han acercado a comer, porque muchos tampoco podían hacerlo en casa y sabían que nosotros trabajamos con butano, porque suelen ver al butanero entrar. Había una mesa de ses que les ha hecho gracia la situación porque les he puesto la mesa en modo 'romántico'. Todos han podido comer, sin café, pero con la comida recién hecha».

La situación en Hernani y Astigarraga fue aún más complicada porque, a diferencia de otras zonas, la energía eléctrica tardó mucho en regresar. No lo hizo hasta cerca de las ocho y media de la tarde. Una situación muy complicada que empeoró cuando las comunicaciones, tanto telefónicas como de internet, se vinieron abajo.

Los servicios públicos se vieron afectados de manera seria. En Hernani se cerró el polideportivo ante la imposibilidad de ofrecer un servicio con unas mínimas garantías. «Cuando vuelva la luz no se podrá abrir de manera inmediata ya que la piscina, por ejemplo, necesita un tiempo», avisaban. También afectó a los servicios que se ofrecen directamente desde el Ayuntamiento. «No hemos cerrado, pero ha sido imposible desempeñar nuestro trabajo ni el servicio a la ciudadanía», indicaba uno de los trabajadores. Biteri sí permaneció abierto con una cierta normalidad. Los centros educativos funcionaron con normalidad, el ambulatorio con dificultad y el comercio y la pequeña empresa fueron los principales perjudicados.

En Astigarraga, Nerea Munarriz, del barrio de Urumea Berri, es solo un ejemplo de las muchas vecinas afectadas. «Hemos tenido que ir a casa de mis padres a Donostia para calentar el biberón de nuestra hija de cuatro meses. Así aprovechamos, nos duchamos y cenamos caliente», señala mientras bromea con que «confía en que vuelva pronto la electricidad pronto para que funcione el ascensor y no tenga que cargar con el cochecito de la niña por las escaleras».

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