El amor como obra de arte

Cuatro miradas al amor. La actriz Aitziber Garmenida, la escritora Mila Beldarrain, el crítico Fernando Golvano y la música Elena Setién eligen cuatro obras para analizar el fenómeno del enamoramiento en el arte.

A la actriz Aitziber Garmendia no le gustan las historias de amor «pastelonas» y con final feliz. «Prefiero los relatos que cuentan amores reales, con sus imperfecciones y no siempre de color de rosa, porque son más parecidos a la vida», explica la actriz guipuzcoana, envuelta ahora mismo en un torbellino de trabajo con las obras teatrales 'Sexberdinak' y 'Nunca he estado en Dublín' y la grabación de dos series televisivas.

Garmendia acepta la invitación de este periódico y elige una película que, a su juicio, refleja «muy bien» una historia de amor. «Escojo '80 egunean' ('En 80 días' en castellano), de Jose Mari Goenaga y Jon Garaño, que es además una de mis películas favoritas. Si uno piensa en una historia de amor le vienen a la cabeza películas con jóvenes. Aquí se relata un amor valiente y sin trampas, la atracción que surge entre dos mujeres mayores. Tienen sus vidas ya 'hechas' y de repente sienten la sacudida del amor, una fuerza que les aparta de la rutina y de un destino que parece ya marcado. Además la película lo cuenta de manera sugerente, no demasiado explícita, con insinuaciones. Elijo '80 egunean' porque es un amor inesperado, valiente y entre mujeres maduras. Además, una de ellas es del mundo rural, lo que también supone una mirada alternativa, porque el espectador de hoy también tiene asociados los relatos de amor a medios urbanitas», remata Aitziber Garmendia.

La escritora donostiarra Mila Beldarrain ha sido durante décadas profesora de Lengua y Literatura y entusiasta contagiadora a sus alumnos del amor por las letras. «Me resulta complicado elegir solo un libro, porque el amor es uno de los grandes temas de la literatura universal».

Beldarrain hace el esfuerzo y elige una obra literaria, aunque también desvelará sus descartes. «Sonará raro que escoja una obra como 'El cuervo', de Edgar Allan Poe, porque parece un mundo siniestro y alejado del amor. Y sin embargo me parece que Poe cuenta mejor que nadie qué supone la inmensidad de la pérdida del ser amado. Muchos lectores recordarán la historia: ese cuervo que llega hasta el protagonista y le dice un simple 'nunca más'. Simple hasta que el hombre se da cuenta de lo que le está diciendo el cuervo es que nunca más volverá a ver a su querida Leonora, con la angustia y soledad que eso supone».

Mila Beldarrain añade más obras que podrían servir para este encargo. «Desde el 'Ay, amor, que se fue y no vino' de García Lorca hasta aquello que escribió Lope de Vega: 'Esto es amor, quien lo prueba lo sabe'. Y las rimas de Bécquer, eternas, y los poemas de San Juan de la Cruz, y por supuesto Flaubert. Dijo eso de 'Madame Bovary soy yo' pero pienso que Madame Bovary también soy yo, y tú: todos buscamos el amor total y maravilloso, aunque pocas veces en la vida es así de total y así de maravilloso».

El crítico de arte y comisario de exposiciones Fernando Golvano se muestra reacio ante celebraciones como San Valentín, pero acepta el juego de hablar del amor en el arte. Aunque advierte de que «el amor, como el paisaje, no cesa de transformarse. Surgen nuevas formas y significaciones de amar en un contexto plural, incierto y precario. Siempre permanece abierta la cuestión de sobre qué hablamos cuando hablamos de amor».

«El arte, en la medida que integra afectos, deseos y representaciones en una forma, cuenta el amor de múltiples maneras: del amor platónico que sublima la idea y no la experiencia, como refleja Platón en El Banquete, hasta el poliamor en sus diferentes posibilidades, caben muchos predicados, significaciones diversas… Aunque casi siempre el amor es una promesa de felicidad».

Golvano destaca «el beso como emblema de la acción amorosa». «Ha sido representado en el arte de innumerables maneras. Y destaco dos. Una, Magritte con 'Los amantes', de 1928, con sus cuatro versiones. Pero obligado a elegir una apostaría por una obra de Andy Warhol, 'Kiss', de 1963, filme experimental donde diferentes parejas (heterosexuales, gays, lesbianas...) se besan en primer plano. En los besos de 'Kiss' fluye el amor efímero y plural, como antítesis a otra y también afortunada frase de Sartre, que decía que «el amor es una larga conversación que se extiende en el tiempo».

La compositora y cantante donostiarra Elena Setién aporta «un monumento» como mejor canción de amor: 'At Last' en la versión de Etta James, la norteamericana considerada como una de las grandes voces en la historia del blues y fallecida en 2012. «Es fascinante escuchar cómo Etta James, una mujer de voz maravillosa y tan complicada biografía personal, canta ese tema dedicado a un amor sublime», explica Setién.

La canción 'At Last' («por fin» en castellano) fue compuesta por Mack Gordon y Harry Warren para la película musical 'Sun Valley Serenade' (1941), grabada varias veces por Glenn Miller y su orquesta y por Etta James en 1960. Posteriormente Celine Dion y Beyoncé también grabaron y lanzaron sus versiones de un tema que dice cosas como «Por fin / Mi amor ha llegado / Mis días solitarios se acabaron / Y la vida es como una canción».

Porque Elena Setién quiere huir en su elección «de los tópicos románticos» y sí buscar canciones «que cuenten el amor de otra manera, ese amor intenso que lleva a uno a 'enfermar', casi literalmente». Así que como segunda opción propone 'Sea of Love' en la versión que hizo Tom Waits para la película 'Prohibida Obsesión', «otra maravilla que recomiendo escuchar».

Setién ultima un disco para otoño y lamenta que tras la pandemia «el público parece buscar refugio en la 'comodidad' de lo comercial, tanto en cine como en música. Llegarán tiempos mejores».

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