Crítica de 'Pídeme lo que quieras': Me atas, te ato, nos atamos

Ponerle dos estrellas es casi tan injusto como lo habría sido ponerle cuatro. Es una película de hechuras tan impecables como pijas (motos grandes, cochazos ... de marca, oficinas acristaladas, gimnasios de boxeo impolutos, gatos que se mueren manteniendo brillante su pelaje) y bien manejada por su directora, que no solo llega de aquella bonitura que fue 'La inocencia' sino de la serie 'Elite' y de 'Mari(d)os; por su jefa de fotografía, Thais Catalá, por esas guionistas que aceptaron el riesgo de adaptar el primer libro de una serie que conmociona a decenas, cientos, miles de lectoras tanto o más como antes nos conmocionó Corin Tellado y por la compositora de la banda sonora, la navarra Vanessa Garde que se amolda, a las mil maravillas , a las condiciones de un filme romanticón pero una miasma, una migaja, una puntillita porno (lo de 'porno es prácticamente un pleonasmo porque aquí todo luce suavito, muy suavito e indoloro y más que 'hot', templadito y mullidito).