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El realizador donostiarra Mikel Gurrea competirá con su cortometraje en euskera 'Heltzear' en la sección Orizzonti de la próxima Mostra de Venecia. Producido por Irusoin, ... la película de Gurrea (Donostia, 1985) teje una trama a partir de tres elementos como son la adolescencia como campo de batalla, el conflicto vasco y la práctica de la escalada. «Supercontento porque hay otros festivales del circuito que igual conoces, pero yo les digo a mis aitas que voy a la Mostra de Venecia y les hace ilusión porque les suena. Piensan en Marcello Mastrioianni», comentaba ayer el realizador, inmerso estos días en el rodaje de su primer largo, 'Suro'.
Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universitat Pompeu Fabra y autor de varios cortometrajes –'Primo' (2008), 'Los gatos del tejado' (2009) y 'Rojo en el agua' (2010)–, Gurrea fue seleccionado con 'Heltzear' en el Kimuak de este año, aunque reconoce que en el caso de la selección por parte del Festival de Venecia el programa del Gobierno Vasco no ha tenido que ver. «La película ha entrado a golpe de inscripción oficial, sin un trabajo entre bambalinas. Y nos confirmaron rápido, yo creo que para que no nos comprometiéramos con ningún otro certamen», confirma Xabier Berzosa, responsable de la productora Irusoin. «Habíamos tenido buen '', pero una noticia así no te la esperas ni en sueños», aseguraba ayer un emocionado Gurrea.
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'Heltzear', que en inglés se titulará 'Hold' y que en euskera y en el contexto de la película, explica Berzosa, significaría «hacer cumbre», tiene un metraje de diecisiete minutos, y está protagonizado por Haizea Oses, Mikel Arruti y Oier de Santiago, ninguno de ellos actor profesional. Ambientada en la Donostia del año 2000, su protagonista, Sara, de quince años y aficionada a la escalada, «escribe una carta a su hermano ausente, mientras entrena para la ascensión más difícil de toda su vida», según consta en la sinopsis de la película.
En palabras de su director, 'Heltzear' «parte de tres elementos autobiográficos que me apetecía yuxtaponer: la adolescencia, el año 2000 en Donostia con el conflicto vasco en activo y la escalada». Aclara que aunque en esas fechas él también tenía quince años y no estaba directamente implicado en el conflicto, «sí me vi afectado como todo el mundo». En cuanto a la escalada, «la practicaba a esa edad muy intensamente». A partir de ahí, «intento que las tres capas dialoguen y veamos una dinámica de esfuerzo en un entorno muy opresivo, pero también muy atravesado por la vida». En este sentido, agradece especialmente el comprobar que «si la envías a Venecia, en donde pueden conocer el tema vasco lejanamente, la película puede entrar».
Gurrea ite que el del cortometraje «es un mundo complicado», pero en Euskadi «si tienes la suerte de entrar en Kimuak ya te da una visibilidad. »Estuve con 'Foxes' en 2015 y fue una gozada: sólo recibes las noticias buenas, no las malas, te lo mueven muy bien y en todos los festivales te dicen que miran con mucho cariño todo lo que les llega de Kimuak. Si estás fuera, te puede ir bien pero es más complicado«.
Para cuando viaje a Venecia a comienzos de septiembre, Gurrea habrá terminado el rodaje de su primer largo, 'Suro', en el que aborda una historia relacionada con el conflicto racial y la xenofobia, ambientada en una zona rural de norte de Cataluña. «Trata de una pareja urbana de Barcelona que con la idea de refundar sus vidas, se van a vivir a una masía. Llegan muy cargados de ideales, pero las circunstancias les enfrentan a sus contradicciones».
Xabier Berzosa se mostraba ayer también feliz por la selección de 'Heltzear' para competir en Venecia, «un festival que ni habíamos rozado hasta ahora, bien por calendario o bien porque no nos habían seleccionado». Por otra parte, apunta a que «tenían como bloqueado el cine en euskera», aunque Oskar Alegria ya compitió hace dos años con el documental 'Zumiriki'. «Vamos abriendo puertas». El responsable de Irusoin ite sus dudas iniciales sobre «cómo iba a decodificarse fuera de Euskadi, teniendo en cuenta que la película da por contado el conflicto vasco y no lo explica, ni entra en subrayados. Y sin embargo, hemos visto que se entiende perfectamente». Berzosa considera incluso que se agradece ese laconismo y señala como elemento clave el hecho de que la película «tiene mucho cine».
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