Notario de una época y de una épica

Opinión ·

Fue decisivo en el nacimiento y desarrollo de Zabaltegi, presentó películas y moderó coloquios y sobre todo apadrinó a sucesivas hornadas de cinéfilos que se fueron incorporando al Festival

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Martes, 11 de enero 2022, 07:37

Era culto, discreto, irónico, clásico y moderno y valedor de las generaciones más jóvenes. Y fue clave en la pervivencia del Festival en los años ... del cambio del viejo modelo hacia un certamen más contemporáneo. «No soy el más sabio de la tribu, sino el más viejo: mis compañeros me consultan cosas no porque sepa más, sino porque lo he visto casi todo».

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José Ángel Herrero-Velarde era un personaje que bien podría haber salido de una película de Godard, Truffaut o Bergman, cineastas que amaba. Durante años compaginó su trabajo de notario con su pasión cinéfila en el Festival. «Hay invitados que creen que me apellido Notario porque así me llaman mis compañeros», bromeaba con la socarronería que era coraza para proteger su timidez. En los años de la Transición política pasó del cine-club Kresala al entramado organizativo del Zinemaldia y ahí ha seguido casi sin interrupción hasta el final.

Se emocionaba al acompañar al callado polaco Kieslowski o cada vez que Bertolucci visitaba Donostia. Fue decisivo en el nacimiento y desarrollo de Zabaltegi, presentó películas y moderó coloquios y sobre todo apadrinó a sucesivas hornadas de cinéfilos que se fueron incorporando al Festival.

«Mi vida solo daría para un corto sin interés, la historia de un curioso», me contó una vez. «Como decía Buñuel, cuando esté muerto solo lamentaré no poder levantarme para comprar el periódico y saber qué pasa», me decía en una de las pocas entrevistas que concedió, porque prefería la discreción a los focos. Hoy leería que sus amigos y compañeros le echan ya de menos.

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Hay una generación que ha brillado en la tramoya del Festival y se está yendo demasiado pronto y demasiado seguida: de ese equipo, Diego Galán o José Riba. Y Luis Gasca, y Mikel Ibarrondo, y tantos otros, hijos de una época difícil. Y de una épica de western a la donostiarra.

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