Quinientos años de avance marítimo
josé ignacio espel
Sábado, 6 de julio 2019, 07:42
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josé ignacio espel
Sábado, 6 de julio 2019, 07:42
Navegar en el siglo XXI es muy distinto a cómo lo hacían en el siglo XVI. Los barcos en la actualidad alcanzan esloras que superan ... los cuatrocientos metros y hace 500 años raro era el que superaba los 50 metros. Actualmente la propulsión se efectúa a base de potentes motores y en la época de Elcano el único 'motor' que existía era el viento.
Lo único que permanece inalterable es que para fijar la posición de un buque se emplean dos coordenadas: la latitud (distancia medida en grados de circulo máximo al Ecuador) y la longitud (distancia en grados de un meridiano tomado como base).
Fijar la posición de un buque en el océano hoy en día es muy sencillo, basta disponer de un GPS (sistema de posicionamiento global) que nos da con una exactitud extraordinaria las coordenadas del buque en la mar.
Pero ¿era tan sencillo determinar la latitud y longitud en el siglo XVI? Desafortunadamente no.
El cálculo de la latitud era relativamente sencillo: bastaba medir la altura del sol sobre el horizonte y conocer la declinación del sol (altura sobre el plano de la elíptica) y con una simple resta se obtenía la coordenada.
Para la longitud, el problema era mucho más complicado. Había que conocer la hora local y la de un meridiano tomado como base (en la actualidad Greenwich) y su diferencia es la longitud. Pero para ello se precisaba de un reloj muy exacto, el cronómetro, que no se consiguió hasta 1764 construido por John Harrison (1693-1776).
Hasta la época de los grandes descubrimientos, la navegación se hacía a la vista de la costa y fundamentalmente se empleaban cartas de navegación, llamadas portulanos, y la brújula, que indicaba la dirección del buque en relación al norte magnético. Fue inventada por los chinos y pasó a Europa a través de los árabes. La velocidad se medía con la corredera y un reloj de arena que medía el tiempo que tardaba en pasar un objeto de la proa a la popa del buque
Al navegar fuera de la vista de la costa era necesario conocer las coordenadas del buque. Para la latitud se empleaba el astrolabio que fue inventado por los griegos e introducido por los árabes en el siglo XI en la Península Ibérica. Con él se medía la altura de los astros sobre el horizonte y con un sencillo cálculo se obtenía la latitud.
Muy utilizado para medir la altura de los astros era el cuadrante (antecesor del sextante) que medía la altura de un astro sobre el horizonte y era más sencillo para ser utilizado en la mar.
El cálculo de la longitud era muy complicado y no se resolvió con cierta exactitud hasta bien entrado el siglo XVIII con el cronómetro.
Era bien sabido que el tiempo y la longitud eran interdependientes: en 24 horas la Tierra gira 360º y cada hora de rotación implica un cambio de 15º en la longitud.
Hiparco, gran astrónomo griego, utilizó los eclipses de Luna para obtener una lectura exacta del tiempo en dos lugares distintos y así determinar la longitud. Pero este sistema era imposible aplicarlo en la mar y los eclipses de Luna son poco frecuentes.
La Armada de las Molucas, que así se llamaba la expedición de Magallanes-Elcano, contó con la asesoría científica de Rui Faleiro, astrónomo portugués, que publicó el Regimento entre 1516 y 1519, un tratado que establecía tres métodos para medir la longitud: la medida de la conjunción de la luna con los planetas, la observación de las distancias lunares y la relación de la variación magnética con la longitud. Los tres aparecen descritos por Pigafetta, cronista de la expedición, y ninguno daba resultados fiables.
En cualquier travesía que se previera larga, era habitual duplicar o triplicar los instrumentos de navegación y la armada de Magallanes-Elcano no fue una excepción. La dotación de instrumentos náuticos, cuando partieron el 20 de septiembre de 1519 de Sanlúcar de Barrameda, estaba compuesta por:
35 agujas magnéticas.
7 astrolabios náuticos.
21 cuadrantes.
18 relojes de arena
24 cartas náuticas o portulanos en la nave Capitana, la 'Trinidad'.
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