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Corea escuchará el txistu el próximo 30 de agosto gracias a la interpretación de dos obras para este instrumento y orquesta en el Seongnam Arts Center, el principal centro cultural de esta ciudad. El músico zestoarra Garikoitz Mendizabal (1973) será el encargado de ofrecer 'Karibu Peponi' de Javier Martínez Campos, «un pequeño homenaje a Kenia» y 'Hora Staccato', «una obra corta y de gran virtuosidad» del rumano Grigoras Dinicu. Actuará junto a la Orquesta Filarmónica de Seongnam, ciudad a 30 kilómetros al sur de Seúl, en un concierto que estará dirigido por el prestigioso maestro Nanse Gum, toda una institución en el país. El concierto incluye también la 'Sinfonía nº 5' de Tchaikovsky.
El proyecto surgió, según palabras de Mendizabal, «a raíz de una gira que realicé hace diez años por Corea del Sur. En aquella ocasión ofrecí cinco conciertos, dos de ellos como solista con la Chun Cheon Philarmonic Orchestra y la Gyongbook Philarmonic Orchestra y el resto con la Banda de Txistularis de Tolosa. Aquella gira y el concierto de ahora se han realizado gracias al apoyo del director de orquesta vasco Unai Urrecho, que reside en Corea».
Si bien se realizó aquella primera experiencia en el país, Mendizabal opina que los coreanos no conocen en profundidad el txistu. «En Corea hay una flauta que puede resultar similar, aunque se toca con las dos manos. Se llama danso y se utiliza en la música tradicional, pero no se mezcla con la música sinfónica. Sin embargo, parece que el txistu les gusta», relata. Y pone como ejemplo la experiencia de su última estancia en el país. «Cuando estuve hace diez años pude comprobar cómo reaccionaron al oírlo y fue algo muy especial».
En su opinión, «aunque ahora se puede conocer prácticamente todo por internet, no es fácil que, a priori, los coreanos tengan interés por mi instrumento. Por eso creo que este concierto y otros trabajos que he hecho en el extranjero pueden ayudar a que el txistu pueda estar poco a poco dentro del circuito de las orquestas como solista». Su experiencia, además, le hace ser positivo ante la recepción de la mezcla. «He podido comprobar que el resultado es siempre el mismo: se quedan impresionados del potencial del txistu, de su personalidad y de lo diferente que les resulta. Y les impresiona cuando ven a un instrumentista capaz de tocar con una mano el txistu y con la otra el tamboril».
Garikoitz Mendizabal es uno de los pioneros en colocar al txistu en auditorios y de tocar junto a orquestas. «Empecé con el proyecto Txistu Symphonic en 2011. Se estrenó en el Palacio Euskalduna con la Orquesta Sinfónica de Bilbao y un año más tarde lo grabé con la Bratislava Symphonic Orchestra. Después de aquello he podido actuar como solista con orquestas como la Sinfónica de Navarra, la del Liceo de Barcelona o la del Teatro Real de Madrid, así como con la Orquesta de San Petersburgo, la Nacional de Líbano, Chun Cheon Philarmonic Orchestra y Gyongbook Philarmonic Orchestra, y, por supuesto, con la Euskadiko Orkestra, con la que grabé hace dos años el doble CD doble 'Gutizia', del que estoy muy orgulloso. Precisamente voy ahora a Corea con dos obras de este disco».
Según Mendizabal, el txistu funciona perfectamente con orquesta. «Yo considero que es un instrumento más, con un potencial amplio y que sorprende. El txistu está muy vivo y aúna tradición con las ganas de explorar retos nuevos. Estoy seguro de que este trabajo de crear repertorio y darlo a conocer en el mundo sinfónico hará que poco a poco encuentre un sitio normalizado». Su diagnóstico también se basa en experiencias de otros instrumentos, que aunque sean distintos pueden guardar ciertas similitudes. «Es un camino similar al que han hecho otros instrumentos como el acordeón o la guitarra española. Soy optimista y lucharé por este sueño. El txistu tiene un sonido diferente, una personalidad propia y da registros distintos», apunta de cara a su próxima estancia en Corea.
Mendizabal se muestra encantado de poder ser un «embajador cultural» del txistu en el mundo. «Es un hito que nuestro instrumento pueda estar como solista con una orquesta así. Espero que el futuro nos dé más oportunidades como esta. El txistu es mundial. Y con proyectos así damos a conocer un trocito de nuestra cultura, que es variada y maravillosa». Después de este proyecto, el txistulari tocará en febrero con la Orquesta Filarmónica de Quebec en Montreal y en junio en Eindhoven con la Philips Symphony Orchestra.
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