Los récords no se regalan

El Deceuninck no quiso pegarse una paliza y dio por buena la presencia por delante de Julian Alaphilippe. Las circunstancias del inicio de la etapa marcaron mucho la estrategia de los belgas, ya que una salida brutal, a más de cincuenta por hora y con el viento soplando fuerte, provocó primero un amago de abanicos y después la formación de una escapada muy numerosa, llena de rodadores, que multiplicaba de forma exponencial la dificultad de controlar la carrera. Ante esa tesitura, el Deceuninck optó por jugarse la baza del campeón del mundo y esperar una mejor oportunidad de sprint. Si la fuga hubiera sido más reducida, la estrategia del Deceuninck bien podría haber sido distinta. Pero nada en el Tour es sencillo.

En esas circunstancias, el equipo belga prefirió no estrujar aún más a la tropa, que los últimos días se ha dejado el alma en la carretera para meter dentro del control a Cavendish tanto en los Alpes como en el Mont Ventoux. Pero si ayer 159,4 kilómetros les parecieron muchos para controlar de salida, la ración de hoy es de 220. Y antes de París están los Pirineos. Nada es fácil. Nada.

Los récords son récords por algo, no porque sea fácil romperlos. Cavendish ha alcanzado las 33 etapas tras culminar una epopeya, un viaje de regreso de los infiernos de cuatro años, y ante esa gesta enorme una victoria más parece poca cosa, pero ese último paso, el más corto, puede acabar siendo el más difícil.

Dependerá de lo que decida el Deceuninck con su todopoderoso tren, porque a día de hoy Cavendish es una apuesta segura en la recta de meta. No tiene rival. Carece de sentido intentar discutir la superioridad del británico recordando que prácticamente todos sus adversarios, sobre todo Caleb Ewan (Lotto), están fuera de carrera. También Eddy Merckx ganó un Tour porque se cayó Luis Ocaña en el col de Menté y a nadie se le ocurre ponerle un pero.

Tras la tensión inicial de los abanicos, la etapa fue cómoda (dentro de que la media se fue a 47,3 por hora) para los de la general. En la fuga, Politt fue el más fuerte del corte bueno, donde también entraron Imanol Erviti (Movistar), Harry Sweeny (Lotto) y Stephen Kung (Groupama). En un repecho, el alemán plasmó su superioridad y no hubo más que hablar. El navarro acabó segundo.

La etapa de hoy es la última oportunidad para Cavendish antes de los Pirineos y el Deceuninck tratará de que se marche una fuga reducida por delante para poder controlar. Si se van, como ayer, trece patanegras, no hay quien sujete eso pasado el ecuador del Tour.

Eddy Merckx espera acontecimientos, enfadado en su casa de Bruselas. Es el primero que sabe que los récords están para batirse –él los batió todos–, pero también el primero que avisa de que no se regalan.