Txomin Perurena sonríe ante unas velas colocadas sobre un pintxo de tortilla de patatas por los 75 años que cumple hoy, en la cafetería del hotel San Sebastián. Usoz
«Hay noches que aún me viene a la cabeza la Vuelta a España que se me fue el último día en San Sebastián»
Txomin Perurena, exciclista y exdirector ·
El oiartzuarra cumple hoy 75 años, contento por «seguir disfrutando» de la vida con salud, buena memoria y mejor humor
Con 156 victorias como profesional, Txomin Perurena es el ciclista estatal más laureado de la historia, un mérito que se le vuelve a reconocer ahora según Alejandro Valverde va caminando por la centena. El oiartzuarra se descubre ante el murciano.
- ¿Cómo se ve la vida a los 75 años?
- Antes te caía un año y ahora, una losa -ríe-. No nos podemos quejar, estoy contento por celebrar este aniversario. Es ley de vida.
- ¿Pasa rápido la vida?
- Sí. Hasta hace cuatro días era el más joven en reuniones y comidas, y ahora soy de los más viejos.
- ¿Da vértigo?
- No. Hemos disfrutado, seguimos disfrutando y espero seguir haciéndolo. Tengo dos nietas, Nadia y Nora. La mayor me dijo un día 'aitona, vas a llegar a los cien años'. Y le respondí que llegaré a los ciento y pico.
- ¿Por qué la bicicleta?
- Porque era el medio de transporte para ir al trabajo o hacer la compra. Luego surgen las carreras entre los amigos. Seguíamos el ciclismo y pasábamos mucho tiempo en el taller de Matxain. Si me llegan a haber dado una Velosolex Orbea o una Mobilette, seguramente no habría sido ciclista. Pero solo llegaba para una bici mixta para toda la familia.
- ¿Y la primera bici de carreras?
- Una que me solía llevar a casa Fermín Niño y su cuadrilla: Morrondo, Burutaran, tu padre, Javier... Me subían la bici pedaleando con una mano hasta Ventas de Astigarraga.
- Y con ella se iban a entrenar.
- Mi primera salida fuera del trayecto Errenteria-Oiartzun-Astigarraga fue a Eibar para ver una Subida a Arrate. Ir y volver, y luego cogían la bici y se la llevaban otra vez.
«Mi primera salida en bici fue de Astigarraga a Eibar a ver la Subida a Arrate y vuelta con la cuadrilla»
- ¿Su primera bicicleta propia?
- Una Letona, de Altsasu, con material Simplex, que era el más sencillito. Nos costó 5.000 pesetas en Matxain, que tenía una cartillita y poco a poco la fuimos pagando. El cambio del desviador en la época era por varilla, pero aquella bici tenía las dos palancas arriba en el cuadro, gracias a mi madre. Si se llega a enterar mi padre, no la compramos.
- ¿Trabajó en el bar de Ventas de Astigarraga para pagar la bici?
- Algo, pero una de las razones por las que me hice ciclista fue para no acabar en el bar. Con 14-15 años empecé a trabajar en un taller mecánico en Errenteria, Orga, por Ordozgoiti y García. Ordozgoiti me llamaba Domingo y García, Txomin.
- ¿Su primera carrera?
- En Oiartzun, unos amigos me liaron para correr. No tendríamos ni dorsal. Justo antes de salir me dieron un golpe por detrás y me fastidiaron el cambio. Salí el último, y ya fui por detrás. En la meta, la madre de Iñaki Etxeberria -mecánico de distintos equipos-, Julita Rivero, tenía preparado un ramo de flores para mí. Habíamos sido vecinos en Oiartzun y era como una segunda madre. No me quedó buen sabor de boca por el percance. Por eso siempre he dicho que mi primera carrera fue en Nuarbe, pero el primer ramo me lo dieron en Altzibar.
- Tampoco ganó en Nuarbe...
- ¡Qué va! No tenía ni edad juvenil y corría gente de 25-26 años. No sé si disputé metas volantes o qué, pero al ser un chavalín y combativo el cura del pueblo, que era de Astigarraga, me dio una propina de veinte céntimos. Ganó uno de Urnieta.
«Mi mejor victoria no es la más importante, fue en un entrenamiento sin tubular en la rueda delantera»
- ¿Su primera victoria?
- Con el Adagor de la Peña Otaño de Hernani. Fue de juvenil en Altsasu.
- Hoy Altsasu está aquí al lado, pero había que ir allá entonces...
- Íbamos y volvíamos en tren, otra carrera. De amateur, con el equipo de Matxain, el Mobilette GAC del club Touring, recorrimos España con su flamante (Renault) 4/4. Cuando cambió al 4-L fue una revolución. Imagínate cuatro personas más las bicicletas, y no sé si llegaríamos a ir cinco... Multas por exceso de velocidad no nos pondrían...
- ¿Pensaba ya en ser ciclista?
- Entonces, no. No estuve mucho tiempo en aficionados. Pasé al Olarra y el último equipo fue el Fagor, en su primer año. Al siguiente sacó profesionales y pasé ahí.
- ¿Recuerda su primer sueldo?
- 12.000 pesetas al mes. Luego no creas que subió mucho más.
- Ni soñaría alcanzar 156 victorias.
- A veces pensaba que era un globero, pero algo haría si pude disfrutar de esas victorias. Cuando corres con los mejores del mundo te consideras uno más. Con el tiempo es cuando se valora más lo conseguido.
- Y más ahora que Valverde se va acercando a esas cifras.
- Ahora se acuerdan más de mis victorias, pero en el homenaje que Echavarri y compañía le hicieron en Pamplona tras el Mundial, lo primero que hice fue descubrirme ante él. Ese título ha sido la guinda a un enorme palmarés. La cantidad de victorias es secundario viendo su calidad.
«Si Tafi quiere repetir la París-Roubaix con 52 años, igual debo intentar volver a los Juegos de Tokio»
- ¿Cambiaría varias victorias por algún triunfo que se le resistió?
- En su momento me habría gustado una etapa en el Tour. Aún hoy algún abuelo me viene con su nieto y le dice que yo gané la montaña del Tour. 'Y alguna cosita más', respondo yo. Entonces, habría cambiado ese premio de la montaña por una etapa. Ya las logré en el Giro, en Suiza, en Canadá... Pero no en el Tour. Hoy, en cambio, es algo por lo que aún me recuerdan y no lo cambio.
- Con aquellos desarrollos, ¿echó pie a tierra alguna vez?
- El piñón más grande era de 21 dientes, y a veces montábamos el de 23. Tengo un borrón que no se lo perdono a Vicente Belda. Alguna vez entre bromas se lo he recordado. En una Vuelta a la Comunidad Valenciana se hizo una cronoescalada por tandas a unas canteras en su pueblo, Cocentaina. Antes de salir mi tanda, Belda mandó regar la subida para limpiarla. Subí en mojado y si me levantaba del sillín la rueda trasera patinaba. Y si me sentaba, no podía. Casi al final, faltarían 10-15 metros para la línea de meta, solté la correa del calapié para no caerme. Casi no llegué ni a poner pie a tierra y Julio San Emeterio, mi director en el Teka en 1979, ya estaba encima para empujarme.
Sus datos
Lugar y fecha de nacimiento:
Nació el 15 de diciembre de 1943 en Oiartzun y desde los 11 años vivió en Ventas de Astigarraga.
Equipos:
Fue ciclista profesional en los equipos Fagor (66-69), Fagor-Mercier (70), Kas (71-78) y Teka (79). Logró 156 victorias. Ganó doce etapas en la Vuelta, dos en el Giro y la montaña en el Tour.
Director:
Dirigió desde finales de 1979 a Teka, Orbea, Caja Rural, Artiach, Festina y Fundación Euskadi.
- Fue olímpico en Tokio 1964...
- Entonces estaban de moda los tebeos bélicos y te puedes imaginar que los malos eran los japoneses. Al ir allí, la acogida fue impresionante. Un gran pueblo. Ahora que Andrea Tafi quiere correr la París-Roubaix con 52 años, igual yo debo intentar ir a Tokio 2020. En realidad yo hice el juramento olímpico, pero no competí al ser suplente. Siempre me quedó la duda de si fui olímpico hasta que el médico oiartzuarra Xabier Leibar hizo el primer censo de olímpicos vascos y me incluyó en él. Era la época del lehendakari Patxi López y estuve en el homenaje del Gobierno Vasco en Bilbao, donde me dieron un diploma. Ahí tuve claro que fui olímpico.
- ¡Y subcampeón mundial!
- En los 100 kilómetros de contrarreloj. Nos ganó Italia por 18 segundos. El mejor del cuarteto era López Rodríguez. No sé qué pasó la noche anterior, pero falló desde el principio y debimos seguir los otros tres: Mariano Díaz, José Manuel Lasa y yo. Fue en 1965, en Lasarte, y llovió mucho, como en todo el Mundial.
- ¿Su mejor victoria?
- Puede no ser la más importante. Te cuento. Cuando vivía en Madrid, en invierno solía salir los domingos que hacía bueno con una cuadrilla. Íbamos por el Valle de los Caídos y a la vuelta, en Villalba, hacíamos un sprint y un hamaiketako. En ese grupo había un ciclista muy rápido, Luis Domingo, a quien pude saludar en el homenaje que me hicieron en noviembre en Alcobendas. A falta de cinco o seis kilómetros pinché la rueda delantera. Como no me daba tiempo a cambiar, justo paré a quitar el tubular y cacé al grupo cuando iniciaban el sprint. Picaba para arriba y era adoquinado. No sé si se asustaron por el ruido que metía la llanta o qué, el caso es que gané. Igual me hizo más ilusión ese sprint en un entrenamiento que otras victorias. Por suerte, hubo muchas que me hicieron ilusión. La primera etapa en la Vuelta a España, que fue la última de mi primer año profesional, en Bilbao, la primera de las dos que gané en el Giro, el primero de los dos campeonatos de España...
- Por cierto, ¿por qué vivió diez años en Madrid?
- Bueno, viví diez inviernos. Durante el año o estaba entrenando, o venía a Ventas o iba a Santoña donde vivía la familia de mi mujer, a la que conocí en Madrid. Su familia tenía una pensión. La conocí en 1964, con motivo de la carrera de los 25 años de paz... De paz franquista. En profesionales ganó Momeñe, en juveniles el hijo de Macario y en aficionados, yo. Nos alojamos en la pensión y la conocí ahí.
Perurena, entre José Manuel Fuente y Miguel Mari Lasa.
- ¿Su peor derrota?
- La Vuelta a España que me ganó Agustín Tamames. Ni recuerdo el año (1975), pero aún hay noches en las que me viene a la cabeza.
- Cedió el último día en Donostia...
- No fue la Vuelta que más anduve, pero sí la que tuve más cerca. Era líder, pero me fueron limando la ventaja. En la contrarreloj final salí mentalizado de que podía acabar quinto, porque también estaban mi compañero Miguel Mari Lasa, Luis Ocaña y Hennie Kuiper. Igual me habría quedado más tranquilo siendo quinto que segundo a 14 segundos. Recuerdo el silencio del velódromo.
- ¿Fue su peor día sobre la bici?
- No, ese fue en otra Vuelta, cuando me rompí el fémur bajando Andazarrate. Estuve dos meses sin apoyar la pierna en el suelo.
- ¿Su mejor sprint?
- En una Vuelta a España, en Almería (1972), con rivales como Zandegu y Van Linden, aunque José Gómez Lucas me estropeó la foto al ser segundo sin ser un gran sprinter. Tras cruzar la meta, Zandegu me vino como un loco '¿quién ha sido, quién ha sido?'. Le respondí que había ganado yo y me contestó que quién había sido el lanzador. Fue González Linares, un gran amigo, que nos trajo en fila los últimos mil metros, con Gómez Lucas subido a mi chepa. Así cruzamos la meta.
- ¿El mayor rival al que batió?
- Eddy Merckx. Tengo una foto, que está en el bar Danena de la calle Matía de Donostia, en la que gano una etapa por delante de él y López Rodríguez. Sería una de las pocas veces que acabé delante de Merckx. No digo ganar, sino acabar.
- Para foto, la del Ballon de Alsacia empujando al herido Ocaña...
- Aquello fue una locura. Ocaña subió la mitad del puerto sin dar una pedalada, con cuatro ciclistas del Fagor empujándole y Gabica por detrás o por delante cogiendo bebidas y lo que podía. Por suerte, la meta estaba en la cima, porque no habría podido descender. Llegó inconsciente y le estiraron los dedos para que soltara el manillar.
- ¿Un compañero?
- Muchos. Y amigos, también. Creo que entonces había más relación incluso con ciclistas de otros equipos que hoy en día. Es algo que también sucede en la sociedad. Ahora tienes vecinos a los que casi ni conoces. Eusebio Vélez nos decía que en su época la relación era aún mayor.
- ¿Todo tiempo pasado fue mejor?
- Dios me libre de pensar así. No comparto declaraciones estilo Bahamontes. El 'águila' no es el mejor espejo, salvo como escalador.
- ¿Bahamontes o Loroño?
- La casta y el amor propio de Loroño, pero la clase de Bahamontes.
- ¿Coppi o Bartali?
- Es la gran lucha. Como historial, Coppi, pero Bartali fue un grandísimo campeón. Marcaron época y la famosa escena del bidón, en el que no se sabe quién lo recibe, es bonito que quede en la incógnita.
- ¿Merckx o Anquetil?
- Lo bueno sería juntar a todos: Coppi, Merckx, Anquetil, Hinault, Indurain... Como es imposible, me limito al historial, y ninguno es comparable al de Merckx.
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