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Ocupados como estamos en agilizar el ritmo de vacunación como única forma de reducir el número de contagios, la Eurocopa aparece de la nada ... para reclamar su espacio. La edición que fue aplazada el año pasado por la pandemia del coronavirus comienza esta noche a las 21 horas (Telecinco) en Roma, con el enfrentamiento Italia-Turquía, y acabará en la final que acogerá Wembley el 11 de julio. Veinticuatro selecciones, repartidas en seis grupos, aspiran a suceder a Portugal, la última ganadora. Finlandia y Macedonia del Norte se estrenan en estas lides.
En un momento en el que hay restricciones para moverse con libertad por el Viejo Continente, esta Eurocopa, cosas del negocio, se juega por primera vez en once sedes diferentes en otros tantos países. Esta controvertida decisión se remonta a 2012, con España habiendo firmado meses antes en Kiev un triplete histórico en el fútbol mundial, cuando la UEFA dio el visto bueno a la idea de su entonces presidente Michel Platini, de conmemorar el 60 aniversario de la cita de selecciones con un formato multisede.
Por entonces, nadie atisbaba que una pandemia se fuese a cruzar en ese deseo, pero el coronavirus 'sólo' ha logrado retrasar su celebración y reducir el número de espectadores que podrán ver los partidos porque de los 12 países, once han conseguido mantenerse como escenario de la fase de grupos o de los cruces. Dublín se cayó de la terna hace unas semanas y sus partidos se han desplazado a San Petersburgo, en Rusia, que ya era uno de los elegidos junto a Alemania (Allianz Arena/Múnich), Inglaterra (Wembley/Londres), Italia (Olímpico/Roma), Dinamarca (Copenhague/Parken), Azerbaiyán (Olímpico/Baku), Países Bajos (Johan Cruyff/Amsterdam), Rumanía (Arena National/Bucarest), Hungría (Puskas Arena/Budapest), Escocia (Hampden Park/Glasgow) y España, con La Cartuja de Sevilla relevando por temas sanitarios a San Mamés y Bilbao y que acogerá los partidos del grupo de España y un duelo de octavos de final.
Los escenarios elegidos para los cuartos son San Petersburgo, Baku, Munich y Roma, mientras que las semifinales y la final del 11 de julio se disputarán en Wembley.
La responsabilidad de defender corona le corresponde a Portugal, algo que únicamente ha podido conseguir en toda la historia la selección española, que encadenó los títulos de 2008 y 2012. Los de Fernando Santos, con un bloque mejor que en 2016, se presentan dispuestos a todo, con nuevos valores como Joao Félix, el mejor central de Europa, Ruben Dias, y la todavía 'voracidad' de Cristiano Ronaldo. El problema es que Portugal ha quedado encuadrada en el 'grupo de la muerte' y que hay dos huecos para tres selecciones, a no ser que se clasifique alguna como mejor tercera.
Francia, la actual campeona del mundo, atemoriza con su línea ofensiva. Es la favorita. Una sólida unidad defensiva protegida por N'Golo Kanté y Paul Pogba, transiciones eficaces y un increíble ataque con mucha velocidad, experiencia y habilidad son sus bazas. Las principales incógnitas son qué impacto tendrá el regreso de Benzema y hasta qué punto estarán frescos y en forma los más influyentes (Lloris, Varane, Kanté, Griezmann, Mbappé y Benzema) después de una temporada tan extraña y exigente.
Alemania, con Joachim Löw en su último torneo como seleccionador, no parece tan solvente como hace unos años, pero cuenta con argumentos para volver a estar en la terna tras su fracaso en el Mundial de Rusia. Vuelven Thomas Müller (20 goles en el Bayern) y Mats Hummels al centro de una defensa frágil en la que Antonio Rüdiger, convertido en un defensa de clase mundial con Thomas Tuchel en el Chelsea, será parte importante.
También hay que contar con dos equipos al alza. Bélgica, número uno del ranking FIFA y que sigue con su gran hornada de jugadores, pero pendiente del estado físico de Kevin de Bruyne y de las dudas de Eden Hazard tras sus discretos años en el Real Madrid, y de una Inglaterra, avalada por el poderío actual de los clubes ingleses y que tiene artillería en todas sus líneas para intentar acabar con una sequía que data desde 1996 y una Eurocopa que nunca le ha sido benévola.
A partir de ahí se abre una nómina de candidatos entre los que pueden estar la renacida Italia, a la que Roberto Mancini ha dotado de mucha solidez, los Países Bajos, siempre con talento, e incluso una 'nueva' España, con Oyarzabal. La 'Roja' lleva sin ser protagonista en las tres últimas grandes citas internacionales, pero la llegada de Luis Enrique le ha devuelto cierta pujanza, reflejada en alguna buena actuación como el 6-0 a Alemania con el que selló su clasificación a la 'Final a Cuatro' de la Liga de Naciones.
Para afianzar sus opciones, España, que empieza en un grupo teóricamente asequible ante la Suecia de Isak, Polonia y Eslovaquia y que está viviendo una previa tensa por el coronavirus, se ha rejuvenecido y debe aparcar la posible inexperiencia de muchos de sus futbolistas y lograr que sus señas de identidad se impongan en el torneo.
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