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La Federación Guipuzcoana de Pelota Vasca se constituyó el 13 de agosto de 1925 y celebra su centenario este curso. Para entonces un bebé andoaindarra de nombre Joxe Manuel Erkizia balbuceaba ya palabras en euskera. Ciento dos años después acude al frontón Galarreta cada día que programan remonte. Da igual que sea lunes, sábado u otro día de la semana. Allí está, como un clavo. Muestra con satisfacción el pase concedido por la empresa como premio a su fidelidad. «Un verano fui 42 días seguidos a Galarreta. No falté ninguno. Incluso programaban dos sesiones diarias, tarde y noche. Normalmente acudía a una».
No hay que preguntar nada a alguien de 102 años. Se le escucha y punto. Abre la caja de sorpresas. «Hoy en día me lleva desde Andoain un amigo o mi hijo. Pero hasta los 97 años iba en mi automóvil. Conducía yo mismo».
Es obvio que estuvo presente en la inauguración de Galarreta el 13 de junio de 1970. Ya tenía 47 años para entonces. «Antes iba al Urumea a ver jugar a Ábrego, Larramendi, Salsamendi, Raúl, Areso... Todas las figuras de la época. Ahora me gusta sobre todo Barrenetxea. Por ver a Endika iría a cualquier sitio, por lejos que fuera. Es una pena la retirada de Urriza, magnífico remontista. También está Ansa. Y Ezkurra II. Es difícil comparar a los de antes con los de ahora. Cambian los tiempos».
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Ahora bien, hay un detalle que Erkizia no pasa por alto. «Si yo fuera remontista, siempre saldría el primero a calentar. Estaría deseoso de tomar o con la cancha cuanto antes. Hay que pelotear un rato, probar cosas para el partido... No entiendo a los que se retrasan».
Además de disfrutar con el remonte, Joxe Manuel Erkizia aprovecha la visita semanal a Galarreta para jugar una partida con los amigos del frontón antes del inicio de la función y en los intermedios. «Al tute», detalla. Media hora antes de la hora fijada para el festival ya está listo para repartir las cartas.
Apasionado del deporte, acumula anécdotas, sucedidos que recuerda con detalle. Como «la apuesta de subir la cuesta a la iglesia de Andoain en bicicleta sin tocar el manillar con las manos». Era un niño. Ya había probado y lo había logrado en más de una ocasión. Ganó.
Pero le gustaba sobre todo la pelota. «Mi padre, Francisco, nació en San Miguel de Artadi, en Zumaia. Y mi madre, Prudencia Uria, en Oikia. Vinieron a Andoain, donde mi padre era el responsable de la central hidroeléctrica. Por cierto, traía a casa el periódico, algo que no era común en aquella época. Lo leía a diario». Joxe Manuel también repasaba en el periódico noticias referidas al deporte y a las figuras de la época.
El inicio de la Guerra Civil le pilló con 13 años y tuvo consecuencias en la familia. «Había restricciones. Éramos seis hermanos, tres chicas y tres chicos. Y nos fuimos con la ama de Andoain a San Miguel de Artadi, a uno de sus diecisiete caseríos».
Joxe Manuel se había aficionado a la pelota y tuvo ocasión de demostrarlo en San Miguel de Artadi, cuna de la dinastía Etxabe. «Hay un frontón pequeño y allí nos reuníamos muchos jóvenes y niños para jugar a txokos. Conocí a Etxabe VI y Etxabe IX, así como a Txikito de Artadi. Un día solté el brazo con fuerza y la pelota se marchó fuera del frontón, lejos. Etxabe VI no vio quién pegó el pelotazo pero sí dónde fue y preguntó quién había sido. Vino y me dijo 'hori dek sasoia'». Tampoco ha olvidado esa frase.
Tras permanecer tres meses en San Miguel de Artadi, la familia regresó a Andoain. A los 14 años, Joxe Manuel entró a trabajar en la empresa Laborde hermanos, dedicada a la fabricación de brocas. «Empecé en el almacén, donde alguna vez el encargado me pilló haciendo arreglos de bicicletas. Me gustaban. Una vez me preguntaron qué quería ser. Les dije que tornero. Durante los cincuenta años que trabajé en la fábrica no fallé ningún día».
Mientras, crecía su afición a la pelota. Hasta que llegó la llamada para cumplir el servicio militar. Le tocó Burgos, artillería. «Estuve 28 meses en la mili, desde el 15 de abril de 1944 al 28 de agosto de 1946». Fue con cierto temor por lo que podía encontrar. «Y además con dolor de manos. Jugábamos a pelota a mano limpia, sin protecciones. No sabía si había frontón en Burgos. Encontré uno. Nos daban dos horas libres y diez o doce soldados aprovechábamos para ir a jugar».
Lo que empezó como un simple entretenimiento cobró forma con el paso de los días para felicidad de Erkizia. «Al cuarto o quinto día aparecieron dos personas y me ofrecieron jugar contra ellos con quien quisiera. Me apostaban cuatro pesetas. En la instrucción del día siguiente me llamó el capitán. Me preguntó por el partido de pelota y me asusté. Creía que me castigarían. Estaba equivocado. Me pusieron un partido el domingo y me ofrecieron ropa para jugar. 'Elige y te la quedas para ti', me dijo el capitán».
El partido en cuestión guardaba más sorpresas, alguna ingrata. «Hasta anunciaron la combinación en el periódico. Pregunté al brigada si podía irme al frontón y me respondió 'usted no sale de aquí'. Llegó la hora del partido y yo en el cuartel. Estaba el capitán general y faltaba Erkizia. Dio la orden de que me llevaran al frontón. Terminé descalzo. Jugué con el azkoitiarra Beristain y ganamos. Una chica me dio un ramo de flores».
Joxe Manuel Erkizia en la mili y haciendo lo que más le gustaba, jugar a pelota. Turno para el comandante. «Vino con una oferta. 'Te propongo una cosa: seguir jugando a pelota, libre de servicio. El sargento te pagará 2 pesetas y 90 céntimos al día y podrás vivir en una pensión'. No me lo creía. Viajé por toda España. Disputé cerca de 40 partidos en Madrid. Pasé por Valladolid, por Altsasu... Me enfrenté varias veces en solitario a una pareja. Tenía el tren gratis a Andoain y a veces traía dos litros de aceite». De estraperlo.
Ganó un dinerito e hizo lo que más le gustaba, jugar a pelota, en una época dura para la gran mayoría. No se puede pedir más a la mili. Pero el regreso a Andoain le devolvió a la realidad. «El dilema estaba sobre la mesa. Pelota o fábrica», cuenta Erkizia a sus 102 años. «Hablamos en casa y decidimos que lo mejor era ponerme a trabajar de nuevo en Laborde hermanos».
Dejó de jugar a pelota, lo cual no significa que se evaporara su afición. «Estuve en la junta directiva de la Federación Guipuzcoana como vocal. Tenía relación con Luis, el médico, y empezamos a ir juntos al remonte. En Galarreta nos jugábamos la merienda en el Jauregi». Mantuvieron esa costumbre durante un tiempo.
Ahora bien, los retos seguían presentes. Uno llegó con ocasión de la inauguración en Andoain del frontón Arrate, «que tiene la misma distancia de Galarreta. Vinieron los hermanos Tapia y Erostarbe a jugar a mano. Puse sobre el tapete si era posible o no llevar un pelotazo al frontis desde el cuadro doce y medio. El único en defender que sí era yo. Apartamos las sillas del rebote. Los pelotaris creían que les iba a decir a ellos que probaran. '¿Quién le va a dar a la pelota?', preguntaron. Se sorprendieron cuando les contesté que yo. No llegué al primer intento. Hice buena al segundo. La gente se enteró y me vino en Galarreta una persona diciendo que apostaba 10.000 pesetas a que él lo conseguía con la zurda. No tenía ese dinero en el bolsillo, pero lo juntamos a tiempo. Fracasó en el intento y ganamos la apuesta».
Galarreta significa para Joxe Manuel recuerdos, pelota, remonte, juventud... Un motivo más para seguir disfrutando de la vida.
«Veo todos los partidos de mano en televisión». Joxe Manuel Erkizia no se conforma con el remonte en directo. Y si toca desplazarse a Bilbao y encuentra acompañante, acude encantado. «He estado en varias finales en el palco del frontón Bizkaia invitado por Lorea Bilbao». El domingo 1 de junio no podrá ser, pero quién sabe si en 2026. La edad no gasta la capacidad de análisis. «El juego ha cambiado. Ahora se juega en el cuadro tres y nadie quiere bajar al cinco en el mano a mano».Tiene favorito para la final. «Me encanta Artola. Y no solo porque mantengo una estrecha relación con la familia de su esposa. También porque me agrada su juego. Pero creo que ganará Altuna la final. Es de los pocos pelotaris que aún si juega tres cuartos de lo que sabe posee capacidad para sacar adelante este tipo de partidos. Ojalá sea una gran final».
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