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«Tengo la sensación de que estamos fracasando en política energética. Tenemos que descarbonizar con tecnología pero no con ideología. Y desde una posición humilde ... no sé cuál es el camino, pero tenemos que repensarlo porque los resultados no son buenos. Tenemos que ser muy ambiciosos en descarbonización pero sin olvidar la seguridad de suministro», ha señalado este jueves Josu Jon Imaz. El consejero delegado de Repsol ha realizado estas declaraciones en el transcurso de una conferencia que ha pronunciado hoy en el Parque Tecnológico de Bizkaia, en el marco de la celebración del 40 aniversario de la creación de Sprilur, la sociedad del Gobierno vasco dedicada a a la promoción de suelo industrial.
«Se nos olvidó que la energía tenía que ser barata. Y en la descarbonización también estamos fracasando porque las emisiones de CO2 han bajado porque estamos exportando industria a otros países. Y esas emisiones no las contamos», ha apuntado para calificar como «hipócrita» una estrategia que pasa por trasladar de lugar las emisiones contaminantes.
El primer ejecutivo de la multinacional petrolera ha llamado la atención sobre la necesidad de «apostar por la seguridad del suministro y por eso el País Vasco hizo una apuesta muy fuerte por el gas. También por la sostenibilidad y por un coste que la población pueda pagar. Nos hemos olvidado de la seguridad del suministro, también del precio y nos hemos preocupado solo por la descarbonización. No podemos hacer una transición para ricos. Hemos creado dependencia de Rusia, quemamos más carbón que nunca», ha dicho. Echa en falta, además, seguridad en torno a lo que va a suceder a corto y medio plazo y cree que hay exceso de incertidumbre «porque llega un momento, con algunas declaraciones políticas, que la gente no sabe qué coche tiene que comprar».
«Tenemos que hacer una apuesta por los combustibles sintéticos y tenemos la suerte de que uno de los proyectos pioneros esté en Bizkaia», ha apuntado, a propósito de una de las apuestas que ha hecho Repsol y que comienza a tener un hueco en el escenario. La Comisión Europea ya ha telegrafiado su disposición a aceptar una propuesta impulsada por Alemania e Italia para permitir que sobrevivan determinados motores de combustión en la industria automovilística a partir de 2035. Inicialmente solo se quería autorizar el motor eléctrico a partir de ese año, pero la UE ha abierto la puerta a utilizar combustibles sintéticos. Esto es, combustibles que utilizan CO2 captado de la atmósfera o de procesos industriales que se mezcla con hidrógeno. Si la producción de hidrógeno se realiza con electricidad procedente de una fuente renovable el producto es neutro en carbono, ya que absorbe lo mismo que luego va a desprender en su combustión.
El grupo Repsol ha decidido poner en marcha una planta experimental en la producción de combustibles sintéticos en su filial vasca Petronor, a la que destinara algo más de 100 millones de euros. El objetivo es escalar esta experiencia a niveles de producción dentro de unos años, después de desarrollar la tecnología necesaria para hacer competitiva la producción de este tipo de combustibles, llamados a sustituir la gasolina y el gasóleo actual.
En esta línea, Imaz se ha felicitado de la postura de los gobiernos italiano, alemán «y también del vasco con su apoyo a la industria del automóvil», porque, ha indicado, puede permitir introducir racionalidad en el proceso de transición. «A nadie se le ocurriría en Estados Unidos prohibir el motor de combustión, aunque están haciendo una fuerte apuesta por industria del hidrógeno y la generación renovable», ha dicho para poner en valor que «muchas empresas estamos pensando en reforzar nuestras inversiones en ese país. Pese a ello ha garantizado que Repsol va a mantener su apuesta por la inversión en Petronor y en especial en la utilización de nuevas tecnologías que caminan hacia la neutralidad en las emisiones.
«La industria es la que ha permitido tener una sociedad del bienestar con la actual y queremos que nuestros hijos y nietos también la tengan. Se ha teorizado mucho en torno a la desaparición de la industria para pasar al PIB de servicios. Pero eso no es la sociedad moderna. Alemania, Corea o la República Checa han aumentado su PIB industrial», ha aseguraro Imaz en defensa del mantenimiento de la apuesta por la industria. «Es lo que permite tener empleos de calidad y bien pagados», ha recordado.
También ha hecho un llamamiento al «reconocimiento social del empresario» porque es la clave de la creación de empresas y con ello de empleo. «Ya se que vivimos momentos difíciles y algunos gobiernos populistas tratan de poner un escudo entre ellos y la inflación y desvían la atención hacia los empresarios. Es peligroso», ha señalado.
Imaz se ha mostrado partidario de discriminar en la tributación de las empresas «para no tratar igual a quien invierte y a quien no lo hace o a quienes apuestan por la sostenibilidad y quienes no lo hacen».
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