Santi, maillot amarillo

–¿Quién eres?

–Soy Paloma Tortajada, del programa de la SER de tu hermano Iñaki. Nos han avisado de que le han disparado cuando iba a rehabilitación a un hospital.

Con la voz entrecortada le explico:

–En ese caso sería Santi Oleaga, director financiero; no el director del periódico. Pero ¿está confirmado? Qué horror.

Creo que llamé a más de veinte compañeros, de manera casi compulsiva. El teléfono ardía...

Tenía que ser Santi. Horas antes, la tarde anterior, me crucé con él en las escaleras del periódico. Charlamos un rato, le pregunté qué tal sus partidillos de pelota. «Nada, estoy lesionado, voy a rehabilitación todas las mañanas a Matia antes de venir al periódico».

Sí, tenía que ser él. Santi, el compañero entrañable que te hablaba de cualquier cosa, pero con especial interés de ciclismo. Que te contaba que se compró una tele grande que permitía ver otra cadena en un cuadradito inferior para saber cuándo empezaba el Tour y cambiar de canal. Sí, el que te recordaba que apagásemos las luces de los despachos vacíos; el vizcaíno que quería que ganase la Real porque se vendían más periódicos; el 'jefe de los dineros' que contaba ilusionado que había adquirido no sé cuántas bobinas de papel a precio estupendo. «El almacén está repleto, para varios meses».

Sí, era Santi, un hombre bueno a quien mató un desalmado que confesó años después que no sabía quién era. Si nos hubiera preguntado... ¿Enemigo del pueblo que tanto quería?

La mejor forma de acabar sin olvidar, pero sin rencor, es recogiendo estas palabras del tema 'Sirenas' de la Oreja de Van Gogh.

Ya se han marchado las sirenas.

Lejos de San Sebastián

Con sus penas y tristezas

A cantar a otro lugar

Cuando baja la marea

Y la luna cura el mar

Desde el cielo se lee en la arena:

'Que no pase nunca más'