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El verano ya está aquí y su llegada trae también cambios en la cesta de la compra. Se consumen más productos frescos, como frutas y ... verduras de temporada, y menos guisos. Pero la demanda varía también dependiendo del subibaja de los precios. Aunque recientemente ha aumentado el consumo de huevos y aceite de girasol, así como de la cerveza y otro tipo de bebidas alcohólicas, ha bajado el del pescado y la carne fresca. También se compra menos leche, derivados lácteos y legumbres, según el último informe sobre el consumo alimentario en el hogar del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, con datos de marzo de este año.
En general, los hogares han reducido la demanda de la alimentación (-4,6%) y de bebidas para el abastecimiento doméstico en un año, desde marzo del año anterior al mismo mes de este año. El sector pesquero es uno de los que registra un mayor retroceso y pierde un 7,7% del volumen de compras debido a una reducción en la compra de pescados tanto frescos (-11,5%) como congelados (-11%), así como de mariscos, moluscos y crustáceos (-10,9%).
Llevarse a casa este tipo de alimentos es ahora menos común y son muchos quienes optan por consumirlos cuando salen a comer o cenar fuera. Si en marzo de 2023 se consumieron 76,6 millones de kilos de pescado, ese mismo mes de este año han sido 70,6. Por el contrario, el segmento de conservas de pescado y molusco consigue ganar presencia en los hogares, incorporando un 5,3% más de volumen con respecto al mes de marzo del ejercicio anterior.
Pero no es el único sector con ventas más bajas. El cárnico pierde un 0,6% de volumen de compras tras registrar una menor demanda de carne fresca de pollo (-2,6%), ovino y caprino (-3,5%) y carne transformada (-3,5%), si bien aumenta la demanda de la carne fresca de vacuno (4,2%), conejo (10,8%) y cerdo (1,1%). Los hogares también han reducido la adquisición de leche líquida (-4,7%), derivados lácteos (-2,5%), pan (-11,3%) y legumbres (-10,9%). Por ejemplo, en marzo del año pasado las familias del conjunto del Estado se hicieron hasta con 405,2 millones de litros de leche y sus derivados, como pueden ser yogures, mientras que este año han comprado 389,4 millones, un 3,9% menos.
Pero si hay un cambio de tendencia que llame especialmente la atención es el que rodea al aceite. El sector oleícola, recoge el documento consultado, pierde un 10,8% de volumen entre marzo de 2023 y ese mismo mes de 2024, aunque «en valor crece un 16,9% porque el precio medio de este segmento cierra siendo un 31% más alto y por tanto la menos compra no lleva asociado un menor valor del mercado». Sea como fuere, «la reducción de la demanda viene directamente impulsada por un menor consumo de aceite de oliva (-26,5%), ya que las familias adquieren un 13% más de aceite de girasol», esto es, dos millones de litros más en un año. El consumo de aceite de oliva, sin embargo, pasa de 24,8 millones de litros a 18,24 millones en doce meses. El pasado mes de marzo, en total, se consumieron 35,4 millones de litros de aceite de diferentes tipos y para todo tipo de utilidades, como para cocinar, para aliñar la ensalada o acompañar la tostada del desayuno.
Se espera que estos datos puedan variar a partir de este verano y el aceite de oliva vuelva a ganar terreno, después de que a finales de junio el Consejo de Ministros aprobara la prórroga de la rebaja del IVA a los alimentos para compensar el impacto de la subida de la inflación en la cesta de la compra de las familias e incluyera en esta categoría de alimentos básicos de IVA cero al aceite de oliva. Esta nueva medida se puso en marcha el hace poco más de diez días, el 1 de este mes, y habrá que ver el impacto que tiene en los diferentes hogares.
Otro de los imprescindibles en cualquier época del año son las hortalizas, la fruta y los diferentes tubérculos. Esto es, todo aquello que viene de la tierra. Pero las ventas no han ido del todo como se esperaban. Por ejemplo, en marzo del año pasado se compraron hasta 310 millones de kilos de frutas frescas para comer en casa, mientras que este año han sido 279,7. Ha habido un retroceso en la demanda tanto de las patatas frescas (-1,4%), como de hortalizas y frutas frescas (-5,6% y -9,8% respectivamente). Solo consiguen incorporar volumen de compras los pimientos (8%), mandarinas (11,8%) y productos algo más minoritarios como ciruelas, cerezas y uvas. Destaca, en cualquier caso, «la contracción en la demanda a doble dígito de lechuga (17,5%), judías verdes (23,1%), naranjas (18,7%), limones (13,4%), peras (19,3%) y melón (19%)».
Los datos hablan de un descenso general de la compra de diferentes alimentos, con excepción de los huevos, cuyas ventas han aumentado un 2,6% y el aceite de girasol –si se comparan los litros de todo tipo de aceite vendidos en marzo de 2023 y ese mismo mes de 2024 la demanda también ha bajado–. Pero no son los únicos productos que se han consumido más. Las llamadas bebidas espirituosas han registrado un aumento de ventas de un 2,7% en un año y las cervezas, un 5%. En marzo de 2023 se consumieron 2,6 millones de litros de bebidas alcohólicas y ese mes de este año, 2,7 millones. En el otro lado de la balanza los hogares reducen la cantidad de vinos y bebidas derivadas del vino (-5,8%), gaseosas y refrescos (-2,3%) y agua envasada (-6,4%).
También sube, aunque en menor medida (0,2%), la compra de platos preparados. Cada vez son más personas las que prefieren acercarse a un establecimiento a coger un plato precocinado para comérselo en casa o en la playa con amigos a tener que ponerse manos a la obra para cocinar un banquete para muchos invitados. Además, la moda de los gimnasios ha hecho que la ingesta de complementos dietéticos aumente sustancialmente en un año. Si en marzo de 2023 se vendieron 51.790 kilos de estos productos, en marzo de este año se han superado los 130.600 kilos, más del doble. Desde enero su venta va al alza.
El incremento del gasto en alimentación de las familias este año es inferior a la evolución de la inflación, según el pleno del observatorio de la cadena alimentaria, que también señala la favorable evolución de los precios de algunos alimentos básicos en el primer trimestre del año. El estudio, que incide fundamentalmente en el impacto de los precios y la percepción del consumidor, refleja que productos básicos como la leche, pan fresco o legumbres se han comprado entre enero y marzo a precios inferiores que en ese mismo periodo del año anterior. Además, se constata que la marca del distribuidor cada vez pesa más en la cesta de la compra y llega a alcanzar el 45,8% del valor en alimentación envasada. Durante el periodo de alta inflación todos los agentes de la cadena han hecho un esfuerzo significativo para amortiguar el impacto en los precios de la cesta de la compra de la ciudadanía. Son algunas de las conclusiones del análisis de consumo de alimentario de este año.
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