Coger por la cintura a una desconocida de manera vehemente; acorralarle, por mucho que se dé en un ambiente festivo dentro de un bar; tocarle el culo, fruto de un arrebato 'gracioso' o intentar darle un beso contra su voluntad son actitudes que también se enmarcan dentro del acoso sexual, aunque suelan ir acompañadas de un «me habrá rozado sin querer», «estaba borracho» o «bueno, estamos de fiesta».
Publicidad
Las campañas de concienciación intentan poner freno al abanico completo de conductas consideradas una vulneración de la libertad sexual, pero muchas mujeres, sean jóvenes o adultas, ya no pueden evitar salir de fiesta con la señal de alerta en estado parpadeante. Saben que deben ser precavidas al regresar a casa, también si deciden alejarse unos minutos de su grupo de amigas o si desean intimar con un chico al que han conocido esa misma noche.
7 denuncias contra la libertad de las mujeres se han tramitado durante la Semana Grande donostiarra.
La sociedad es cada vez más crítica hacia actitudes intimidatorias. Pero son sobre todo ellas las que más se rebelan al ser testigo o víctimas de ese tipo de actos, a priori leves, que hace años resultaría impensable que terminaran con una denuncia en la comisaría.
BLANCA Y ADRIANA. 21 AÑOS.
Sin embargo, esa mayor conciencia no consigue penetrar en un sector que parece ajeno a todo movimiento social. Los últimos casos que han sacudido las fiestas de la capital guipuzcoana, entre ellos la denuncia por violación a una menor de 14 años el jueves, corroboran esta percepción. El balance de la Aste Nagusia termina con siete episodios de violencia contra la libertad sexual y seis detenidos acusados de abusos sexuales, tocamientos y de agresión sexual.
«El problema es que muchos chicos no se dan por aludidos», señala Garazi, de 19 años, en referencia a las campañas de concienciación pero también a las concentraciones de rechazo hacia las agresiones.
Publicidad
Esta joven de Hendaia comparte asiento en el espigón del Muelle de Donostia con su novio, Andoni, y su amiga Enara, de Errenteria, con los que pretende disfrutar de una noche de fiesta en Semana Grande. La última declara que «al ver una agresión, por leve que sea, me enfado muchísimo».
Los tres coinciden en que es «una vergüenza» que pese a todo lo que se habla del respeto hacia las mujeres sigan sucediendo episodios similares, y para paliarlo reclaman «más seguridad por las noches». «Estás en un bar, alguien te toca el culo y al girarte igual ni le ves. Y aunque le veas te dices a ti misma que igual ha sido sin querer o que cómo vas a denunciar por eso», explica Garazi.
Publicidad
Las dos amigas aunque tienen interiorizado que «hay que avisar siempre de dónde estás», se resisten a cambiar sus hábitos por temor a ser agredidas. «Es una pena sentirse mujer de esta manera, pero es lo que hay», lamenta Garazi.
El Ayuntamiento de San Sebastián decidió poner en marcha para estas fiestas la campaña 'Si no hay sí ¡es no!' contra las agresiones machistas, pese a que lema 'No es no' abanderado por los colectivos feministas siga vigente. El sentido de la nueva consigna como explicó la concejala de Igualdad, Duñike Agirrezabalaga, es precisamente insistir en una cuestión de actualidad como es el consentimiento explícito.
Publicidad
NAIARA. 17 AÑOS
«Un chico sabe perfectamente si te apetece algo con él o no», señala Adriana. «Otra cosa es que se quiera hacer el despistado», añade Blanca. Estas dos amigas tienen 21 años, y están sentadas la una frente a la otra sobre el pretil del Muelle, casi a la altura del Náutico, dispuestas a disfrutar de otra noche donostiarra.
Reclaman su derecho a decir 'no' con la misma contundencia con la que invitan a los chicos a darse cuenta de que «si ves que la chica no quiere, no insistas».
Pero tampoco les gusta generalizar. Son de la opinión de que los chicos de su edad están cada vez «más implicados» y que las campañas de sensibilización van dando sus frutos, a paso lento, a pesar de que se sigan sucediendo agresiones entre menores, tan alarmantes como la del jueves en la capital guipuzcoana.
Publicidad
Donde sí se ven aventajadas es a la hora de percibir una vulneración de la libertad sexual en su entorno. «Creo que las chicas nos damos cuenta antes, el problema es que ciertas actuaciones hay quien tampoco las considerada una agresión», expone Blanca. «Pero en el momento en el que vemos algo que no nos gusta empezamos todas a gritarle», explican al tiempo que confiesan que su barullo sirve para disuadirle, pero que en ningún caso logra avergonzar a quien lo ejecuta.
RICHARD. 22 AÑOS.
Nahia, tiene 17 años y las cosas muy claras. «Si alguien me toca el culo y le pillo, le tatúo la mano en la cara», manifiesta sin dudarlo un segundo. Elena, Aitana, Naiara y Maider se ríen, pero comparten con su amiga el hecho de no tolerar comportamientos de ese estilo.
Noticia Patrocinada
Revelan sentirse incómodas ante ciertas miradas cuando visten pantalones cortos. «No, si llevamos falda es peor», corrige Elena, quien dice a veces quedarse avergonzada, pensando «a ver, ¿qué me estás mirando?».
Por delante tienen varias horas de fiesta, pero en la hora de regreso a casa, reprocha Elena, también se aprecia un trato diferente por parte de los padres en función del género. «Mi hermano es más pequeño que yo y puede llegar más tarde a casa», lamenta la menor quien no duda del motivo que ha llevado a sus padres a tomar esa decisión: «Es porque soy chica, claramente».
Publicidad
Antes de la hora de quedada, explican que las advertencias de sus progenitores van en la misma dirección: «tened cuidado», «no estéis solas», «volved acompañadas a casa», enumeran entre todas las amigas.
Reconocen que volver solas a casa «da miedo» y por ello, la solución que han tomado es «dormir todas juntas», aunque al ser una cuadrilla mixta, «los chicos nos suelen acompañar a casa», apunta Aitana.
Publicidad
Una situación similar vive el grupo de amigos de 22 años compuesto por Olatz, Nuria, Brian, Richard, Unai y Jon. «Nosotros las vigilamos», indica la parte masculina de la cuadrilla. «Y ellos nos ayudan si nosotras ponemos cara de 'no quiero' cuando se acerca algún tío», exponen ellas.
Comparten la opinión de que las campañas de concienciación calan más en las mujeres, a lo que Richard matiza, pero no lo suficiente en los hombres: «En términos generales es cierto que a los hombres les importa menos esta cuestión, pero eso no significa que a todos nos de igual el tema».
Publicidad
Olatz, por su parte, aboga porque las campañas se sigan desarrollando «hasta lograr la igualdad que queremos», aunque entiende que el enforque debería ir más dirigido a los hombres: «No tanto 'Protégete', como hacer entender lo que está mal». A lo que su amiga Nuria añade que «el problema es que muchos hombres no son conscientes de lo que hacen», dice en referencia a las intimidaciones más leves. «Deberían sentir cómo nos hacen sentir cuando hacen o dicen ciertas cosas para darse cuenta de que no exageramos», concluyen.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El motorista fallecido en Quintanilla de Trigueros es hermano del alcalde de Cigales
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.