En unos árboles, no muy lejos de mi casa, hay una bandada de periquitos. Cuando paso por ahí, la algarabía de sus gorjeos, me hacen ... pensar que están dialogando, que se están diciendo algo unos a otros. Y me gustaría conocer qué es lo que parlotean.

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Los periquitos, «Melopsittacus undulatus», conocidos por su sociabilidad, esconden un fascinante secreto: comparten con los humanos un mecanismo cerebral para el lenguaje. En un artículo del 19 de marzo de la revista 'Nature', cuyo investigador principal es Zetian Yang, se revela que estas aves poseen un mecanismo neuronal en su cerebro, comparable a las áreas relacionadas con el habla en los humanos. Este sistema les permite imitar sonidos y palabras, consolidando su papel como sujetos clave en estudios sobre la comunicación. Comprender su habilidad para aprender y reproducir sonidos podría ofrecer pistas sobre cómo los humanos desarrollamos el lenguaje, así como aportar enfoques innovadores para tratar trastornos del habla. Estos coloridos compañeros no solo nos conectan con la naturaleza, sino también con las raíces de nuestra propia capacidad de expresión.

Que los periquitos y los humanos tengamos mecanismos neuronales similares para el lenguaje se explica por la llamada «evolución convergente». Por ejemplo, las alas de las aves y los murciélagos, aunque tienen estructuras anatómicas diferentes, han evolucionado para cumplir la misma función: volar.

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