
Secciones
Servicios
Destacamos
La llegada de cayucos a Canarias tiene su incidencia en Gipuzkoa, y más concretamente en Irun, por donde a diario pasan hombres, mujeres y niños ... en situación de vulnerabilidad. Desde Save the Children, su experta en migraciones Bárbara González del Río (Buenos Aires, 1982) nos hace una radiografía de la realidad que se está viviendo hoy en día tras el acuerdo alcanzado por la UE en torno al pacto migratorio.
– ¿Cuál es el perfil de las personas que llegan a Gipuzkoa?
– Ahora mismo hay poca disponibilidad de datos, pero en la realidad que nosotros observamos a diario los perfiles más visibles son los de varones, tanto jóvenes como adultos, aunque también encontramos mujeres pasando por esta frontera, generalmente por debajo de los 30 años, y menores no acompañados, en su mayoría chicos. En cuanto a su procedencia, lo más común en la actualidad es gente venida desde Senegal, Mali, Costa de Marfil o Mauritania, entre otros, si bien vemos que es habitual encontrarse con un gran número de magrebíes.
– Hablando de esos menores, ¿se ven muchos por aquí?
– Es difícil detectarlos porque no suelen reconocerse como tal. Cabe recordar que, de hacerlo, pasarían a estar tutelados por la Diputación y, en consecuencia, no podrían continuar su viaje, que es lo único que desean. El objetivo de estas personas en situación de desprotección es intentar llegar a Francia lo antes posible, ya sea porque tienen algún familiar esperándoles o porque quieren ponerse a trabajar para enviar dinero a sus familias, y las redes de voluntariado lo que les recomiendan es cruzar la muga el mismo día que llegan a Irun. Lo que sí sabemos es que el 90% de los niños y niñas que llegan a España lo hacen solos.
– En Gipuzkoa y, sobre todo, en la frontera de Irun, la llegada de cayucos a Canarias tiene incidencia. ¿Facilita el Gobierno este desplazamiento?
– El Gobierno tiene programas, es decir, las personas adultas que llegan a Canarias son luego trasladadas a la Península y son incluidas en programas de acogida humanitaria. En ese sentido sí que hay un trabajo por parte del Ejecutivo central. Por su parte, los menores de edad no acompañados entran dentro del sistema de protección canario y ahora se están negociando esos mismos traslados. Hay un marco de colaboración que se ha establecido, lo que pasa es que es una colaboración solidaria, no obligatoria.
– Ha habido en estos últimos años varios muertos en el intento de atravesar la frontera sa. ¿Qué se puede hacer al respecto?
– Establecer vías seguras de migración, tener un enfoque de gestión de las fronteras que incorpore los derechos humanos, reducir riesgos aportando información a estas personas, porque hay veces que recurren a vías menos seguras por falta de información. Y después no externalizar las fronteras en terceros países bloqueando o dificultando el . La ruta de Canarias es mucho más peligrosa que la del Mediterráneo y eso genera muchas muertes.
– ¿Cómo ve a futuro este trasvase África-Canarias-Euskadi-Francia?
– El Estado tiene que reconocer que es un territorio de llegada y de tránsito por la frontera en la que estamos y, por tanto, creo que debemos dejar de gestionar esto como si fuesen emergencias migratorias –entendiendo que los flujos migratorios son cíclicos y fluctuantes– y tener un sistema de acogida que permita detectar a posibles víctimas de trata, detectar solicitantes de protección internacional y proteger a los menores, vengan acompañados de sus familias o no. La gente viene para huir de situaciones de conflicto, de violencia, de las terribles consecuencias del cambio climático y porque sabe que en sus países de origen tiene pocas probabilidades de prosperar y desarrollarse.
– El punto de referencia de la emigración africana ha dejado de ser Andalucía y Canarias ha ganado protagonismo. ¿A qué obedece esto?
– El control migratorio y la externalización de las fronteras afecta a ese flujo migratorio y a cómo se desplazan las personas. Si bloqueamos un paso y si sigue habiendo necesidad en los países de origen, las personas se van a seguir desplazando. Como ahora en Marruecos hay tratados de colaboración y están haciendo un mayor control fronterizo, el flujo pasa por Canarias, adonde han llegado unas 20.000 personas en lo que llevamos de año.
– Y eso que estamos en temporada baja.
– Sí, porque climatológicamente ahora es más complicado cruzar. Habrá que ver si la tendencia al alza se mantiene para los meses de verano y si seguimos con este porcentaje de aumento en los próximos meses, porque eso significaría que el volumen de llegadas a Canarias va a ser considerable.
– Por tanto, la probabilidad de producirse un colapso es real. ¿Cómo se puede actuar?
– Hay que facilitar el traslado y reparto de las personas migrantes que llegan, sobre todo de los menores, que en estos momentos hay unos 5.000 en la isla. Pero también se debe formar a los profesionales que están en los recursos de acogida, contratar a mediadores interculturales, que es un rol fundamental dentro del trabajo con migrantes y aumentar el número de plazas que hay dentro de los sistemas de protección y extutela.
– Por último, ¿cuál es su opinión sobre la política europea en torno a la emigración?
– La posición que tenemos desde Save the Children con el Pacto sobre Migración y Asilo, hasta hace poco que se firmó, ha sido la de intentar incorporar el enfoque infancia y que hubiese ciertas medidas que no se estableciesen en dicho pacto, donde se facilitan limbos en los que la infancia se puede quedar varada. Para nosotros, como Estado, tenemos la necesidad de atender a ese menor, de darle cobijo y de proveerle de todas las necesidades que pueda tener para su desarrollo y su bienestar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El motorista fallecido en Quintanilla de Trigueros es hermano del alcalde de Cigales
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.