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A Kimetz nunca le han gustado demasiado las muñecas, el color rosa, o todo lo que a priori se relaciona «con las niñas». Sin embargo y a pesar de sus inquietudes, todos se dirigían a él como si fuera una chica. «Cuando nací, mis padres se confundieron y pensaron que por tener vulva era una niña, pero estaban muy equivocados», asegura este joven de 16 años, que desde bien pequeño «sabía que en realidad era un niño». Hoy, junto al resto de de la asociación de familias de menores transexuales de Euskadi y Navarra, celebra los avances sanitarios y en derechos de la nueva 'ley trans', que ha superado el penúltimo trámite en el Parlamento Vasco esta semana y está a punto de hacerse realidad. Entre otras cosas, la reforma de la 'ley trans' de Euskadi, «que llega seis años después», contempla la creación de una unidad especializada en un ambulatorio de cada territorio.
Tras más de un lustro a la espera de cambios, la presidenta de Naizen, Bea Sever, se congratula por lo conseguido, aunque teme que «se quede solo en el papel. Ahora hay que cumplirlo. Una buena ley sin conocimiento no sirve para nada». Entre los avances adquiridos, Sever subraya el de la nueva unidad especializada en Atención Primaria. «Habrá un ambulatorio en cada territorio -Gipuzkoa, Bizkaia y Araba- con este servicio. Además, se va a formar al profesorado y a la istración pública, porque el mayor problema que tenemos es el desconocimiento», asegura.
La nueva norma recoge el derecho de las personas 'trans' menores a ser escuchadas y a participar en la toma de decisiones médicas. De todos modos, «esto no significa que se les vaya a hacer una intervención quirúrgica en la infancia. Hasta el desarrollo puberal no se hace nada. Lo que se busca con este cambio es informar a los menores de las opciones que tienen para que sean conscientes de cada decisión que van a tomar y puedan valorar todas las opciones».
Por ejemplo Kimetz, que comunicó a su familia que era un chico a los 15 años, ha decidido hacer el tránsito hace un año aproximadamente, «y han sido los momentos más enriquecedores a nivel personal» que han vivido tanto él como su madre, según Begoña, su ama. Ella «siempre» se ha considerado «una persona muy tolerante pero, compartir tantas emociones» ha hecho que su mente «se abra de una forma maravillosa».
Cuando nació Kimetz, reconoce, «todos pensamos que era una chica porque solo nos fijamos en si tenía vulva o pene. Nunca se me había pasado por la cabeza que fuese un chico». Es más, no se dio cuenta de lo que le estaba pasando a su hijo hasta que le pidió hablar. «No se atrevía a decir lo que le pasaba y se quitó un gorro» que llevaba puesto en aquel momento. Entonces Begoña vio que «se había cortado su melena». Fui ella quien le preguntó a si era trans «y él se puso a llorar. Desde ahí todo se convirtió en una grandiosa aventura».
Esa conversación marcó un antes y un después en la vida de esta familia. Y Begoña empezó a entender muchas de las cosas que venían pasando los últimos meses. «Kimetz no salía a la calle. Decía que no tenía amigos». Cuando le bajó la regla a los 10 añitos, por ejemplo, ella «pensaba que lo llevaba mal porque era muy joven, no que lo llevaba mal porque realmente era un chico». Desde que manifestó que era un chico «vivo feliz». Ya no se esconde.
Soy Ekhi y desde siempre he sabido que soy una niña. Mi familia siempre lo ha respetado. En la escuela me siento muy a gusto. Al salir de la escuela hago ballet, 'street dance', piano e inglés. Cuando tengo tiempo libre suelo estar con mis amigas, tengo muchas y me lo paso muy bien con ellas.
Tengo una familia muy grande. Mi padre y mi madre no viven juntos, pero estoy muy contenta con los dos. Por parte de ama están amama Esti, aitite Peru, las tías Eider y Jone, el tío Pello, un primo, Euri, y una prima, Sua. Sua tiene un año y le quiero mucho. Por parte de aita están amama Maria Elena, aitite Patxi, las tías Oiane y Argi y los tíos Zigor y Joseba y cuatro primos, Aimar, Eneko, Irati y Asier.
Estoy muy contenta con la familia que tengo.
Alaitz
Ama de Ekhi
«Vestidos, faldas, collares, diademas, coletas, pelo largo, maquillaje, tacones, muñecas, bolsitos, sirenitas, princesas, hadas, baile, brillos, color rosa… Todo esto le ha gustado a mi hija desde que era muy pequeña», asegura la madre de Ekhi, Alaitz.
Ekhi nació el 8 de marzo hace ya casi 11 años. «Cuando estaba en mi tripita el ginecólogo nos dijo que tenía pene… Venía el segundo chico. Entonces, el color azul volvió a adueñarse de nuestra casa, todo preparado para cuando Ekhi naciese», recuerda. Pero «pasaron los días, las semanas, los meses, los años, y los gustos de Ekhi no coincidían con los que se esperaba de un chico. Y qué decir de sus dibujos… sirenitas, chicas y princesas, todas ellas con el pelo muy largo, con flores, corazones».
A mí me gusta mucho estar con mis amigos, jugar y pasármelo bien. Me gustan los deportes. También me gusta el cole y de mayor me gustaría ser arquitecto o peluquero.
Me siento bien y no tengo problemas ni nada. Soy divertido. Me gusta conocer a más gente y abrazar a mi familia.
Patricia y Josema
Ama y aita de Zuhar
Zuhar nació en China, en Liangjian, provincia Guangdong. «Tenía 13 meses cuando lo abrazamos por primera vez», dicen sus padres, Patricia y Josema. «Era muy pequeñito. Solo pesaba 6 kilos, y estaba muy débil, pero enseguida empezó a recuperarse y se apegó a nosotros. Entonces pensábamos que era una niña, aunque desde los 3 años nos empezó a decir de muchas maneras que él era un niño», recuerdan.
Zuhar es «un niño alegre, cariñoso, listo y tiene un carácter que enamora a quien lo conoce. Le gusta ir al colegio, pero más que nada por estar con otros niños, porque lo de estudiar, de momento, no le apetece mucho. Lo que más le gusta es estar en movimiento. Le gustan los coches y las motos y coleccionar cromos de fútbol o lucha».
Desde que tiene 4 años «hemos pasado muchísimas horas en los 'skate park' y llamaba la atención al resto, porque siendo tan pequeño era un 'crack' con el 'skate'. Le gusta llevar el pelo corto y la ropa cómoda; si pudiese iría de futbolista siempre. Le gusta jugar tanto con niños como con niñas. Le gustan mucho los animales y le encanta ir a la tienda de su tía que es de animales; no tiene miedo a ninguno y coge todo tipo de bichos. Le gusta viajar. Pero lo que más le gusta es sentirse querido por todos nosotros y jugar con sus amigos».
Tengo 7 años y me encanta bailar. Desde pequeñita se me da muy bien dibujar y de mayor me gustaría ser diseñadora.
Me gusta mucho jugar con las barbies y disfrazarme. Cuando me baño imagino que soy una sirena.
Bea y Juantxo
Ama y aita de Sofía
«Cuando Sofía tenía apenas 4 años, empezamos a darnos cuenta de que sus tendencias en todos los ámbitos eran muy femeninas. Siempre hemos dejado que se expresara como ella quería y, con 6 años, empezó a decirnos cosas como 'Me gustaría ser una chica, como tú, mamá', y a hacernos preguntas de manera continuada», explican los padres de Sofía, Bea y Juantxo. Pasó el tiempo y «empezó a ponerse agresiva en el colegio. No tenía más que dos amigas. Casi nunca quería ir al parque y en el colegio no tenía motivación. Solo en casa sentía que podía expresar quién era».
Una noche, en el baño, su ama le preguntó «si sería más feliz siendo una niña. En ese momento sus ojos brillaron de tal manera que parecía que hubiese descubierto un mundo. Ella no sabía que 'podía ser' una niña y que sus padres estábamos dispuestos a apoyarle y ayudarle a conseguirlo. Todo el mundo la aceptó muy bien» cuando la presentaron como Sofía.
El colegio «no ha sido un camino de rosas, porque vivimos en Francia y aquí las cosas están muy mal. No hay información ni saben qué hacer con este tema. Después de un curso escolar luchando, al fin hemos conseguido que en el colegio se la reconozca como Sofía. Y desde ese momento Sofía es una niña totalmente distinta, tiene un montón de amiguitas y en clase va genial».
Soy un niño con un carácter fuerte. Me enfado fácilmente si me hacen algo malo, pero también soy muy cariñoso y buen amigo. Me gusta mucho hacer el gamberro y hacer bromas y no me gusta nada hacer los deberes.
Con mis amigos y amigas me relaciono mucho, sobre todo con mis amigas. Me gusta mucho jugar con ellas en el patio e ir a su casa a dormir o que ellas vengan a la mía. Las quiero mucho.
Me gusta jugar con muñecas, pero me molesta que en la calle me miren cuando lo hago. A veces me dicen que no soy un chico porque llevo patines rosas. Me gusta ir al baño de las chicas porque esta mucho más limpio.
Garbiñe y Gorka
Ama y aita de Erik
Garbiñe y Gorka, padre de Erik, le describen como «un chaval muy alegre y cariñoso. Con un gran corazón aunque muy cabezota, y perezoso. Siempre ha sido así. Juega a todo. A fútbol, a muñecas con su carrito, anda en bici, en patín… Con niños y niñas, aunque se inclina más a estar con sus amiguitas ya que tiene más 'feeling' con ellas. También le gusta mucho andar con el móvil y la tablet. Le gusta pintarse las uñas y también juega a pintarse la cara».
El pequeño es «un apasionado de Harry Potter y de los playmovil. Le encanta ir de camping con la familia en tienda de campaña. Le chincha mucho a su hermana, pero la quiere muchísimo». Erik «se hace querer, y aunque tiene sus defectos, porque los tiene, tiene una sensibilidad maravillosa y un carácter que en esta vida hace falta y le va a venir muy bien. En este proceso que estamos viviendo Erik apenas ha cambiado. Lo que ha cambiado es la visión que teníamos todos de él».
Tengo 5 años. Me gusta jugar con los playmobil y también con mis amigos. De mayor voy a ser diseñador de gayumbos y mecánico de coches con mi hermano Ibai.
Abene y Jose
Ama y aita de Ander
Ander es «el superpequeño» de sus tres hermanos. Con el mediano se lleva 11 años. Por eso, cuando a sus padres Abene y José les decía que «de mayor iba a ser un chico, como sus hermanos, y que iba a tener 'pitilina'» no le daban importancia. Pero desde que le tratan en masculino «ya no ha vuelto a mencionarlo».
Ander «tiene novia desde antes de que los demás supiesen que es un chico». Es más, «tuvo una novia que le dijo que las chicas no se pueden casar con chicas». Entonces «él le preguntó a otra compañera si quería ser su novia. Él la quiere mucho y dice que, cuando sean mayores, tendrán hijos juntos», explican su aita y su ama. «Le encanta ir al cole. Se lleva bien con todos, aunque suele hacer grupo con los que juegan a cosas tranquilas y se aleja de quienes juegan a peleas. Lo pasó mal cuando no le dejaban poner su nombre en las fichas, pero una vez superada esa fase no hemos vuelto a tener ningún problema con el centro».
Tanto el centro escolar como las familias de sus compañeros de clase han aceptado su transexualidad «con naturalidad. Y para cuando los adultos fuimos capaces de ver que es un chico, los peques hacía tiempo que lo sabían», matizan. «Siempre ha sido un niño alegre y divertido. Es inteligente y cariñoso. Le gusta mucho bailar y cantar, jugar con muñequitos, hacer puzzles, pintar y hacer manualidades. Canta en el coro de la escuela de música y va a dibujo».
Soy una niña alegre, amable, divertida y amigable. Me gusta patinar, bailar, correr, estar con mis amigas y dibujar.
Nerea
Ama de Nahiane
Nahiane es una niña «como cualquier otra». Tiene un carácter «bastante bueno, y aunque al principio le cuesta un poco, una vez que se suelta, se relaciona muy bien. Es abierta y le gusta mucho hacer amistades nuevas. Tiene muchas amigas y le encanta estar con ellas. Juegan a todo tipo de juegos y se divierten muchísimo. Algunas veces hacen fiesta de pijamas y lo pasan genial viendo pelis, comiendo palomitas y jugando», explica su madre, Nerea. «Le encanta patinar y le gusta mucho que llegue el verano para jugar en la piscina. Oír música también le gusta mucho. Es seguidora del grupo de música las 'Sweet California' y le encantan sus pelos de colores. Sus colores preferidos han ido cambiando con los años. Cuando tenía 3 o 4 años le gustaba mucho el rosa y el morado. Luego pasó al azul y ahora le vuelve a chiflar el rosa».
Le gusta leer a 'Martina', «una adolescente que sale en las redes y que ya tiene tres libros. Una cosa que hace muy bien es hacer musicalis, esto es, imitar e interpretar. Y hace payasadas muy graciosas. Antes de hacer el tránsito Nahiane en carnavales se disfrazó de Rapuntzel y aquel día, cuando llegamos a casa dijo que había sido el día más feliz de toda su vida», recuerda su madre. «Tiene muchas inquietudes y preguntas sobre su situación, y dialogamos y hablamos sobre ello, siempre en positivo. Hoy por hoy es una niña muy feliz y lleva muy bien su realidad».
A mí desde pequeña siempre me ha gustado jugar con muñecas y disfrazarme de princesa.
Antes pensaba que era un niño pero me gustaban las cosas de niñas. Cuando supe que había más personas como yo, hablé con mi ama y mi aita, vimos unos vídeos y entonces pude entender que yo era una niña.
Entonces compramos vestidos, faldas… luego me puse pendientes y desde entonces soy más feliz, porque todos me aceptan tal como soy.
Laura
Ama de Ekhi
«Nuestra hija es una niña muy alegre, al principio tímida, pero cuando coge confianza es muy abierta, habladora y danzarina. Le encanta bailar. Desde muy pequeña lo pintaba todo de rosa. En casa se disfrazaba con vestidos, faldas y zapatos de tacón, y siempre jugaba con muñecas. Con 4 o 5 años, cuando conocía a alguien, no quería decir si era chica o chico, y si por la calle le preguntaba si era niña o niño, no le gustaba decir que era niño, se enfadaba», rememora su madre, Laura.
En la escuela «siempre ha jugado con otras niñas, y sus amigas siempre han sido niñas. En el cole, en general, se ha arreglado bien y la han aceptado tal como es. Pero si alguien le preguntaba si era chica o chico se agobiaba. ¿Por qué se lo tenían que preguntar a ella si a los demás no les preguntaban? ¿Por qué tenían que poner en duda su forma de ser?». Fue con 3 años cuando les dijo «por primera vez que había que» cortarle el pito». Sus padres le respondieron que eso «lo tendría que hacer un médico cuando fuese mayor. Desde muy pequeña ha sabido quién es, y le queremos tal como es. Cada quien tenemos nuestras peculiaridades».
La asociación de familias de menores transexuales Naizen celebra este sábado su fiesta anual en un acto en el que se premiará al elenco de la película '20.000 especies de abejas', de Estíbaliz Urresola, que «ha contribuido a difundir su realidad desde una visión muy fiel a sus vivencias». El acto se celebrará en Etxarri-Aranatz para «visibilizar la diversidad en los entornos más rurales». Se darán cita en el encuentro más de trescientas familias que componen la asociación en la actualidad, así como representantes institucionales y de otras asociaciones, profesionales y activistas que les han acompañado últimamente.
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