«Se han puesto las botas robando en Intxaurrondo en dos semanas»

Comerciantes y vecinos de Intxaurrondo sienten «inseguridad» y piden más presencia policial para frenar la oleada de robos que han sufrido varios establecimientos

Iñigo Villamía

San Sebastián

Jueves, 28 de marzo 2024, 01:00

De madrugada o a plena luz del día, con éxito o sin él, la realidad es que el donostiarra barrio de Intxaurrondo lleva dos semanas ... sufriendo una oleada de robos constante que ha acabado con la paciencia de comerciantes y vecinos. La situación, dicen, ha llegado al límite y por ello exigen más presencia policial para tratar de poner solución a un problema que les genera cierto «miedo» y sensación de «inseguridad» en el día a día. «Se han puesto las botas robando en todo el barrio en dos semanas», aseguraban ayer varias vecinas que han preferido mantenerse en el anonimato por posibles represalias. «En algunos casos tenemos sospechas de quiénes han podido ser, pero hablamos de gente peligrosa y tenemos miedo», aseguraban en el exterior de un establecimiento de alimentación que, hasta ahora, no ha tenido que lamentar ningún incidente. «Cruzo los dedos, pero no me fío nada», decía su propietaria.

Tras el robo del pasado domingo en la sociedad Haizalde del mismo barrio, donde los ladrones se llevaron todo el dinero y los licores en miniatura (salvo los de café), este periódico ha recorrido las zonas más afectadas para tratar de obtener información adicional sobre lo sucedido. «Aquí se han producido robos siempre, pero últimamente, por desgracia, se están dando demasiados», lamenta Maxi Gutiérrez, vecina de la cuesta de Lizardi. Uno de los más llamativos tuvo lugar la madrugada del pasado día 19 en el bar Leku Eder ubicado en Gaztelu kalea, 2. Sobre las 00.30 horas, a Joserra, su dueño, le llegó una notificación al móvil avisándole de que había saltado la alarma. Sin perder un solo minuto, se dirigió hacia el local y no pudo más que confirmar lo que se venía imaginando durante el camino. Le habían forzado una de las ventanas «haciendo palanca» y después la habían derribado para acceder a su interior y robarle. «Se llevaron unos 300 euros en monedas que teníamos en la caja y un ordenador portátil que utilizamos para poner música», explicaba con la imagen todavía grabada en su retina. Además del susto, lo peor para él fue tener que quedarse toda la noche «de gaupasa» custodiando el bar hasta que vinieron a arreglarle los desperfectos la mañana siguiente.

Después de pasar este mal trago, tanto él como su hermano han decidido cerrar unos días esta Semana Santa y han optado por dejar abiertas tanto la máquina de tabaco como la tragaperras. «Desde fuera se ven perfectamente y preferimos dejarlas vacías para que quede constancia de que no hay nada dentro», añadía Joserra, quien subrayaba que el modus operandi de los atracadores es siempre el mismo. «Desde que entran la alarma tarda en sonar unos 15 segundos, así que ese es el tiempo que estuvieron dentro antes de salir corriendo».

Dos intentos en una farmacia

Aunque la sociedad Haizalde y el bar Leku Eder son los que peor parados han salido, hay al menos otros dos establecimientos de Intxaurrondo en los que los atracadores también han querido entrar a robar. En ambos casos solo se han quedado en intentos. En la Farmacia García Peinado se percataron el pasado viernes a primera hora de la mañana. «Íbamos a abrir y vimos que teníamos forzada la cerradura de entrada», contaba Arantxa García, titular de la misma.

«Tuvimos que llamar al seguro, interponer una denuncia y esperar a que un cerrajero nos la arreglase», continuaba. Lamentablemente, ese episodio volvió a repetirse solo 48 horas después. Pese a tener la alarma conectada con la policía, pide más control. «La seguridad en este barrio deja mucho que desear», recalcaba. Y algo similar le ocurrió a Leire Luque en su centro de fisioterapia. «Nos rompieron la cerradura y forzaron la persiana, pero no llegaron a entrar», relataba una de sus trabajadoras.

Al parecer, según varios vecinos, estos robos no solo se están dando en locales. «Conocemos varias personas que han sido atracadas a plena luz del día para cogerles cadenas o relojes».