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Mirar a un cielo despejado y estrellado, disfrutar de una noche plácida y contemplar lo que se ve sobre nuestras cabezas siempre reconforta. Estos días además desde Gipuzkoa puede observarse un fenómeno, o mejor dicho, evento astronómico, que aunque se repita desde tiempos inmemoriales no deja de sorprender. Cualquier curioso que se haya detenido las pasadas noches a observar el firmamento, especialmente tras el atardecer, se habrá dado cuenta de que había una luz que brillaba muy por encima de las demás.
Lo que puede parecernos a simple vista una estrella no es más que Venus, el planeta que tenemos más cerca, 'solamente' a 41 millones de kilómetros (la Luna la tenemos a 384.000). Según los especialistas, esta semana ha alcanzado su máximo brillo, con una magnitud de -4'9, bien visible tras ocultarse el sol mirando hacia el Oeste. En los próximos días irá descendiendo su visibilidad, pero si las previsiones de que se abran claros en Euskadi este fin de semana se mantienen, aún podremos contemplarlo un poco más.
Venus es lo más parecido a la Tierra que conocemos, con permiso de Marte. Tiene un tamaño y composición similar, aunque su cercanía al sol genera unas condiciones extremadamente hostiles para la vida. Tanto el diámetro, como la masa como la gravedad son muy similares a las de nuestro planeta. La mayor diferencia es su temperatura media en la superficie, 467º, incluso mayor que la que se registra en Mercurio, y sus lluvias de ácido sulfúrico.
Conocido como el «lucero del alba», estos días podemos disfrutar de su brillo por la tarde-noche, a poca altura sobre el horizonte debido a que está en su fase de máxima elongación, es decir, en su mayor separación del Sol vista desde nuestro punto de vista. Después de la luna y del sol, es el objeto más brillante que podemos ver, especialmente este mes de febrero en el que está más cerca de la Tierra. Aunque podremos verlo en varios momentos de este año, no lo apreciaremos tan brillante hasta abril de 2026.
Este mes de febrero finalizará con uno de los eventos astronómicos más llamativos, la alineación de siete planetas. Sobre el 28 de febrero veremos en el cielo, siempre que esté despejado, cómo se juntan nada menos que Saturno, Mercurio, Neptuno, Venus, Urano, Júpiter y Marte.
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Los cinco primeros podrán observarse a simple vista, mientras que para Urano y Neptuno se recomienda el uso de prismáticos o, mejor aún, telescopios. Y la mejor hora será también después del atardecer.
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