La solidaridad guipuzcoana continúa un mes después

«Los vecinos nos escriben por whatsapp todos los días para pedirnos que volvamos», reconoce Pedro Gómez, un electricista donostiarra que estuvo a mediados de noviembre como voluntario en las localidades valencianas de Paiporta, Benetúser y Torrent restableciendo las conexiones de luz y electricidad en casas, empresas y locales que quedaron devastados por la DANA. «Estamos valorando volver porque los vecinos de allí se sienten abandonados por todos. Nos piden ayuda diario vía whatsapp y otras plataformas», explica.

Este donostiarra estuvo cuatro días en las tres localidades de Valencia, que según cuenta «fueron muy intensos». «Aquello es una locura, es literalmente como estar en un país en guerra y el nivel de destrucción que hay es impresionante, yo creo que van a tardar años en reconstruirlo todo, sobre todo en Paiporta, en donde no ha quedado nada», relata este electricista que se trasladó a Valencia junto a otros seis compañeros del gremio.

De hecho, Gómez destaca que «esta semana me llamaron del ayuntamiento de Paiporta para pedirme que volviera y todavía hay gente que tiene una avería y que se pone en o con nosotros. Me da mucha pena porque había mucha gente con negocios a las que no les ha quedado nada y han perdido su fuente de ingresos, además poco a poco el tema se ha ido olvidando y es una pena. Ellos ya dan por hecho que van a estar solos».

Henar Gutiérrez es otra guipuzcoana que sigue dispuesta a ayudar a los afectados de la DANA de Valencia. «Tengo disponibilidad total y volveré las veces que haga falta», ite esta donostiarra de 42 años que es voluntaria desde hace 24 años en Cruz Roja y que estuvo cinco días junto a otros diez compañeros ayudando a los vecinos de Paiporta, Benetúser y Masanasa. «Fuimos varios especialistas de distintas áreas, yo pertenezco a la área de ayuda psicosocial, por lo que también estuve hablando con la población civil, aunque también estuve colaborando en la entrega de alimentos, de medicamentos, distribución de artículos de primera necesidad y también en labores de limpieza».

Gutiérrez colaboró dando ayuda psicológica con atención emocional y escucha activa a los vecinos. «Estuve día tras día realizando distintas labores junto con la población local. Estabas conversando con ellos y de repente te compartían su situación. Muchos de ellos contaban que habían perdido a vecinos y amigos», explica. «Entonces priorizaba atender a la persona dejando de un lado las labores de limpieza, buscaba un espacio mucho más íntimo y hacía esa labor de escucha y de ventilación emocional, prestando los primeros auxilios psicológicos inmediatos».

Henar, de momento, sigue en activo, y a la espera de que se concrete su activación, algo que va a depender sobre todo de la Oficina Central en coordinación y de la Oficina Provincial de Cruz Roja de Valencia. «Todo dependerá de las necesidades, porque van cambiando. Las necesidades de los primeros días son diferentes a las necesidades que tiene la población ahora», confiesa.

De hecho, según la guipuzcoana «se prevé una recuperación larga en el tiempo». Y, para ello, Cruz Roja estará trabajando en tres fases. «La primera fase ha sido la respuesta inmediata, ya que luego sigue la fase de recuperación, que consiste en mantener ese apoyo sostenido en el tiempo, tanto de a necesidades básicas como en el acompañamiento de trámites de ayudas y de información que la población pueda requerir en cuanto a los negocios y su recuperación. Y, finalmente, la última fase de fortalecimiento y resiliencia de la población local para reforzar las capacidades personales».

José Luis es un camionero que ha viajado siete veces en este mes para llevar material escolar y juguetes para los niños afectados por la DANA y, que precisamente «he llegado hace apenas tres días de mi séptimo viaje y tengo pensado hacer un octavo viaje el 9 de diciembre», explica Alonso, quien ha llegado a hacer hasta 5.300 kilómetros en una semana en su camión, con el que ha trasladado desde kilos de comida, litros de agua, ropa, productos de higiene y herramientas para los afectados por la DANA hasta material escolar y juguetes. «Esa gente nos necesita. Todo lo que llevas lo reciben como si les hubiese tocado la lotería y eso es lo que me motiva a seguir ayudando», exclama.

«Los vecinos me reciben como si fuera un héroe, me abrazan y lloran. Saber que lo que estas haciendo sirve para algo es bastante gratificante», ite. El irundarra también puntualiza que «realizar cada viaje ronda entre los 700 y los 800 euros», aunque «lo peor es el cansancio físico y emocional que supone cada viaje. Por ejemplo, en el tercer viaje que fui acompañado con mi hija y tuvimos que parar porque se quedó impresionada por toda la destrucción que vio. La gente lo ha perdido todo, hay mucha gente que va a necesitar de ayuda psicológica», relata emocionado.

En cuanto a la situación a futuro, José Luis ite que «no se va a arreglar de hoy para mañana» y que «esto va para largo porque hay una ruina económica muy grande y hay gente que lo ha perdido todo. La realidad es más dura de lo que se ve en la tele y la ayuda de los voluntarios irá a menos porque muchos tienen que volver a trabajar. Algunos vecinos nos me han contado que llegan solamente los fines de semana. Yo de momento, seguiré haciendo viajes, aunque bajaré un poco el ritmo, de momento tengo previsto para el 9, 10 y 11 de diciembre mi octavo viaje y ya veremos después», finaliza.