

Secciones
Servicios
Destacamos
«El presidente está psicológicamente fuerte. Él suele decir que su encierro de abril (en 2024, tras la apertura de las diligencias judiciales contra su esposa, Begoña Gómez ... ) le preparó para todo lo que pudiera venir», dice una persona del círculo de confianza de Pedro Sánchez. Los socialistas llevan una semana tratando de aparentar tranquilidad ante el goteo de informaciones que reproducen conversaciones de Whatsapp de los años 2020, 2021 y 2023 entre el jefe del Ejecutivo y el exministro José Luis Ábalos, imputado por cuatro delitos de corrupción. Insisten en que ni hay nada trascendente en lo que ya ha visto la luz –«la casquería» que reprochan al PP– ni es posible que entre los archivos aún por escrutar se encuentre irregularidad alguna del jefe del Ejecutivo. Pero no niegan que el asunto empieza a desquiciarles. «No va a parar», se lamentaba hace unos días un ministro.
Los mensajes publicados por El Mundo han dado munición al principal partido de la oposición y han eclipsado, en otra semana tormentosa, la acción gubernamental. Esos wasaps en los que Sánchez reclama al que fuera el número tres del PSOE que meta en cintura a barones que, como el aragonés Javier Lambán, el extremeño Guillermo Fernández Vara o el castellanomanchego Emiliano García-Page cuestionaban los pactos con Bildu o el independentismo catalán; llama «pájara» a la ministra de Defensa, Margarita Robles; retrata a su entonces socio de Gobierno, Pablo Iglesias, como un «maltratador»; o aborda el rescate de Air Europa.
.Durante días, en el Ejecutivo se resistieron a dar por bueno que, como ha ocurrido en otras ocasiones en política cuando alguien que estaba en el meollo de un partido se veía con un pie en la cárcel, fuera el propio Ábalos quien estuviera mandando un recado al presidente para que deje de tratarle como un apestado, anticipando su posible condena. Pero él mismo ha alentado esa idea con un chorreo de versiones distintas acerca de su papel (o ausencia de participación) en las filtraciones. No es solo que haya llegado a decir que prefería que sus excompañeros de partido se quedaran «con la duda», sino que ha itido que había dado su consentimiento a la publicación de los mensajes datados en 2023.
La situación, por más que hasta ahora, efectivamente, lo publicado sea inocuo en términos judiciales y con daños limitados en términos políticos, es endiablada porque el margen de Sánchez para arbitrar un discurso distinto al que mantiene con quien fue uno de los principales artífices de su resurrección tras ser defenestrado como secretario general del PSOE en 2016, el hombre al que encargó la defensa de la moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018, es nulo.
Nadie con peso en el Gobierno muestra empatía o levanta el cordón sanitario. «Yo ya no sé quién es José Luis Ábalos, todo lo que hemos ido conociendo dibuja a una persona que no tiene nada que ver con lo que yo creía», describe una ministra. «Criticaba la corrupción, defendía la abolición de la prostitución... Jamás nos llegó lo de Jésica ni otras historias. Quizá su mujer intuía algo. ¿Nosotros? ¿Cómo íbamos a saberlo? Hombre, tampoco es que sea Ken (el guapo novio de Barbie)».
Varios ministros más aseguran que la interlocución con el exdirigente, expulsado del Ejecutivo y de la dirección del PSOE para su sorpresa y la de la mayoría del partido en julio de 2021 pero rehabilitado en las listas para las generales de 2023 después, ha sido inexistente desde el estallido del 'caso Koldo'. Y pese a que en público Ábalos se ha lamentado en no pocas ocasiones del «injusto» trato al que le estaban sometiendo –reprocha que no se le haya defendido frente a filtraciones del sumario; considera una traición la auditoría de su sucesor en Transportes, Óscar Puente, sobre la compra de mascarillas por parte de Adif y Puertos del Estado; o recrimina que se contribuyera a dar difusión a lo que asegura son «bulos» sobre supuestas orgías en Paradores como el de Teruel–, quienes fueron sus compañeros de bancada y escaño afirman que no les ha tratado de ar personalmente en ningún momento.
Eso sí, el partido, en el que ejerce ahora las funciones de secretario de Organización Santos Cerdán, su antiguo segundo y el hombre que le recomendó recurrir a los servicios de Koldo García –como bien se encargó él de recordar cuando se le exigió el acta de diputado en febrero de 2024– no ha terminado de romper amarras. Ábalos está suspendido de militancia, pero el expediente de expulsión abierto en su contra hace 15 meses sigue sin resolverse.
En un tuit este miércoles, Ábalos, esgrimió que había autorizado a El Mundo la publicación de algunos mensajes, que no están incorporados al sumario judicial y que, en todo caso, la UCO de la Guardia Civil niega haber filtrado, porque eran de «carácter positivo» y desmienten las insinuaciones de «la derecha y sus medios afines» de que Sánchez ocultó las razones de su cese y luego lo incluyó en la listas para aforarlo y tenerlo callado. Pero estos días también ha dejado caer que guarda mensajes con el hoy presidente del Gobierno desde 2016 porque pretendía, según arguye, escribir sus memorias. Y aunque él sea el primero en no ganar nada con entregar material incriminatorio que pueda agravar una situación procesal, entre tanto material puede haber conversaciones sin trascendencia penal pero perjudiciales para el Gobierno. Una bomba de relojería.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran a una mujer de 79 años muerta desde hacía varios días en su domicilio
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.