
Duelo por un heterodoxo
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La muerte de Jaime Miquel, el gurú electoral de Sánchez entre 2018 y 2023, sacude al entorno del presidenteJaime Miquel (Madrid 1959), el sociólogo y experto en demoscopia que Pedro Sánchez fichó para La Moncloa como gurú electoral entre 2018 y 2023, falleció ... el viernes. Su muerte ha sacudido al entorno profesional del presidente del Gobierno, del que fue un colaborador siempre heterodoxo. El que fuera director general de la empresa Gallup en los años 80 y autor de 'La perestroika de Felipe VI' era de los convencidos de que el verdadero motor de propulsión de Sánchez era la España plurinacional. La sociología que, más allá de las siglas PSOE, veía al candidato que ganó las primarias a la vieja guardia del partido como el dique de contención de la involución que, en su opinión, representaba una posible entente entre el PP y Vox. Puede que en el ecosistema de Madrid esta realidad sea percibida como una cuestión menor, pero la tesis de Miquel pasaba por colocar a la periferia como la palanca del cambio político y social en la España contemporánea. En aquella publicación –en la que reflexionaba sobre las luces y sombras de la Transición, la crisis del bipartidismo y la comprensión de la diversidad territorial de España– se encierran algunas de las claves estratégicas que alimentaron el giro histórico que abanderó Sánchez al frente del PSOE tras ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy.
La desaparición de Jaime Miquel coincide con un momento en el que se ha recrudecido la presión política contra Sánchez para que dimita ya y convoque elecciones, un escenario que el presidente descarta, como ha manifestado de forma reiterada. Sin embargo, la presión y el ruido no van a aflojar y la sensación de acoso y derribo se ha apoderado del debate público. El PP centra su discurso en el relato del «bloqueo» y el «colapso» de una situación política, a su juicio, atenazada por la corrupción. Es como si quisiera pasar la factura por su salida del poder a causa de la sentencia del 'caso Gürtel'. La causa contra la esposa de Sánchez, Begoña Gómez sigue su curso aunque el juez se vea limitado en su instrucción a un posible delito de tráfico de influencias y tenga que dejar fuera su investigación por el rescate de Air Europa. El caso de su hermano en la Diputación de Badajoz y el del fiscal general por el supuesto delito de revelación de secretos completan el cuadro.
En el PSOE se tiene la seguridad de que hay en marcha una verdadera «cacería» que busca la quiebra psicológica y personal del presidente. Y el asunto de José Luis Ábalos, una auténtica bomba de efectos aún imprevisibles, tiene un alcance tóxico que genera preocupación en los socialistas, aunque se revista de aparente indiferencia tras la difusión de los últimos wasaps con Sánchez, que no tienen relevancia penal pero sí interés informativo y, cierto, un considerable morbo. Entre el 'todo es corrupción' y 'aquí no ha pasado nada' existe un amplio territorio intermedio de sentido común que exige explicaciones políticas y no trincheras.
En este contexto, Alberto Núñez Feijóo ha adelantado el congreso nacional para reforzar el proyecto del PP. Tendrá que tomar una decisión estratégica, además de elegir un nuevo núcleo de dirigentes solventes, que representen su opción de cambio para España. Su desafío es romper de forma enérgica con Vox si quiere construir una propuesta de derecha democrática, libre y autónoma, sin las ataduras con la ola reaccionaria agazapada a la vuelta de la esquina.
La elección no resulta fácil. Existe un electorado de ultraderecha rocoso, que hunde sus raíces en el malestar social. Una parte de la derecha liberal se ha deslizado hacia ese territorio más radical. El ultranacionalismo españolista también ha prendido en ese espacio. Feijóo necesita cortejar a parte de ese mundo, pero corre el riesgo de verse engullido por ese magma que representa la ultraderecha, exponente por excelencia del voto frente al 'establishment'. Si Feijóo depende de Vox para alcanzar la mayoría, volveremos a la encrucijada de hace dos años, ese 'empate infinito' que examinó Jaime Miquel a lo largo de su dilatada trayectoria profesional.
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