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Alberto Núñez Feijóo aprovechó el lanzamiento formal del congreso nacional el próximo 4, 5 y 6 de julio para activar la maquinaria electoral del PP ... con la que poder «rescatar a España de Pedro Sánchez». Tras la «lección» aprendida en 2023, cuando no logró gobernar pese a ser el ganador de las elecciones, el líder de los populares prometió este lunes a los suyos ganar el partido de vuelta en las urnas con la salvedad de que esta vez sí dará el salto definitivo a la Moncloa. Para ello, pidió un cierre de filas total y se comprometió a abrir debates «de fondo» en el cónclave y «actualizar» al partido, sin evadir las distintas sensibilidades que existen en él. «Solo a los políticos pequeños les incomodan los debates o la opinión de sus compañeros; a mí, no», aseveró.
Ante la junta directiva nacional, máximo órgano entre congresos, Feijóo defendió la necesidad de abrir el melón ideológico, tras ocho años en barbecho, para «revisar ideas» pero también para «integrar las diferencias» que existen sobre el rumbo que debe seguir el PP. «Hay que mojarse. No convocamos el congreso para cumplir un trámite, sino para discutir, construir ideas y decidir lo que haremos y lo que pensamos», aseguró ante la plana mayor del partido, consciente de que no todo será un camino de rosas en el congreso. Para muestra un botón. El cambio del modelo de elección del presidente nacional —ahora rige el sistema de doble vuelta— que defiende el líder gallego genera división en las filas del PP. El sistema de primarias influye a todos los territorios porque cualquier reforma se aplicaría en todos los congresos autonómicos y provinciales que se celebren después del nacional. «Empieza un debate. Estas cosas se discuten internamente y espero que todos estemos de acuerdo en el resultado final», rompió una lanza en favor de su predecesor en la Xunta, Alfonso Rueda.
En las próximas semanas se sabrá si realmente Feijóo quiere abrir el partido en canal y definir algunos posicionamientos que los conservadores han evitado en estos años, por ejemplo, sobre el aborto o la eutanasia. Tendrán también la oportunidad de aclarar qué relación quieren con Vox, una formación que, según todas las encuestas, sigue siendo a día de hoy indispensable para que Feijóo pueda alcanzar la Moncloa. Y sobre la que algunos dirigentes autonómicos han dado ya pistas. «El PP tiene unos principios, tiene unos valores que nos hacen identificable y reconocible. Hoy más que nunca tenemos que ser nosotros mismos», defendió el presidente de la Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, encargado de pilotar junto a Juanma Moreno la ponencia política. «Debatir es bueno», reconoce en privado un dirigente autonómico, pero avisa también de que los congresos los carga el diablo porque «se sabe cómo empiezan, pero no cómo acaban».
Tras ser elegido en un congreso extraordinario en Sevilla hace tres años, en el que el PP resolvió una crisis interna, ahora Feijóo se propone «mirar más allá» para que España dé «un paso adelante». Así pues, en contraste con el cónclave de 2022, que se hizo por necesidad, el de 2025 se convoca por decisión propia, para plantear alternativas ante la situación en la que se encuentra España bajo el mandato de Sánchez que «estira ya un ciclo agotado, se aferra al poder y es el pasado». Y cuando llegue el momento de poner las urnas en la calle la respuesta del PP va a ser la misma. «Vamos a decirle a los españoles que adiós a la corrupción y a la incompetencia, adiós al ego y adiós a Sánchez», lanzó entre aplausos de sus compañeros de partido.
El expresidente de la Xunta quiso además reafirmarse frente a los suyos, dejando ver las diferencias que existen entre su liderazgo y el de Sánchez en el PSOE «donde se hace lo que ordena uno». «La unidad no se impone, se construye», atizó a su rival tras los wasaps filtrados con el que fuera su mano derecha José Luis Ábalos, donde además se muestran las opiniones que le sugieren tanto de su equipo de Gobierno, como parte de sus barones más díscolos.
Hasta la sede nacional se desplazaron ayer cientos de cargos del PP, incluidos la mayoría de los presidentes autonómicos. Entre ellos, Carlos Mazón. quien hasta ahora había evitado acudir a las citas de su partido en Madrid para no convertirse en el foco de atención tras su cuestionada gestión de la dana. El presidente valenciano se limitó a dar su apoyo a un cónclave que, dijo, «tiene que ser el paso definitivo para que Feijóo sea presidente del Gobierno». Lo mismo que trasladó de puertas para dentro cuando tomó la palabra dentro de la reunión, al igual que hicieron Isabel Díaz Ayuso, Marga Prohens o Jorge Azcón presentes en la reunión.
Mazón no quiso responderante los periodistas ninguna pregunta sobre su cese, que algunas voces en el PP dan por seguro en verano, para llegar al inicio del curso político en septiembre con el partido listo para encarar lo que quede de legislatura. Evitó pronunciarse también por haber quedado el PP valenciano excluido de los equipos que formularán la hoja de ruta del partido durante la celebración de su congreso en julio teniendo en cuanta que la Comunidad Valenciana es clave tanto por el poder territorial que representa como por la fuerza que tiene sus escaños en el Congreso.
El único representante designado por Feijóo, como vocal autonómico, es Juan Francisco Pérez Llorca, actual secretario general del PPCV, cuyo nombre suena como posible presidente de transición en el caso de que se produzca el relevo anticipado de Mazón.
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