Éxito y prestigio

Sea como sea, que la Real vaya a jugar la próxima temporada en Europa el mismo año en que ha ganado una final de Copa es un éxito extraordinario. Los de Imanol Alguacil se han pasado toda la campaña, prácticamente, alternando competiciones y jugando cada tres días, sin tener el armazón de los rivales con los que se disputa la clasificación continental.

Con un once de campanillas, la Real no tiene un banquillo tan largo como Villarreal y Betis, y mucho menos que los cuatro de Champions. De ahí que en el tramo final de Liga se hayan hecho explícitos los motivos por los que unos futbolistas juegan más que otros. La constancia de Mikel Oyarzabal, la segunda vuelta de Alexander Isak y las apariciones quirúrgicas de David Silva han sujetado el edificio.

Para consolidarse en esta posición dentro de la Liga, la Real Sociedad tiene la fórmula mágica: Zubieta. Nunca le ha fallado. Cada vez que el equipo blanquiazul ha alcanzado el éxito, ha sido con una estructura muy fuerte de jugadores de casa. Ese es también el secreto del momento actual. Que no se corte ese flujo natural es lo que definirá la posición de la Real dentro del fútbol.

El momento es propicio, hay una ventana de oportunidad. La Real ha ganado la Copa, lo mismo que el Leicester en Inglaterra y el Lille puede hacerse con la Liga sa en la última jornada. Hay un patrón. Con todas las diferencias entre estos clubes –que son muchas y, en algunos casos, sustanciales–, el hecho es que la hegemonía de los gigantes tiene alguna grieta. El Sevilla la ha buscado en la Liga hasta el final, sin éxito.

La Real puede aprovechar la coyuntura que atraviesa el fútbol mundial para dar un paso adelante. Tras ganar la Copa, Europa parece el escenario natural para ese crecimiento. Europa es éxito y prestigio, justo lo que persigue este club.