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El Real Sociedad-Girona parece un enfrentamiento de nuevo cuño, un duelo desposeído de historia y tradición. Esa sensación la alimenta el auge del club catalán en los últimos años y su adhesión al City Football Group en 2017 que, a ojos de los más jóvenes, ha convertido al conjunto gironí en una suerte de nuevo rico cuando en realidad hablamos de una entidad con 95 años de historia que fundamentalmente se ha desenvuelto en el fútbol de barro, con apariciones más o menos esporádicas por la Segunda División.
Esa presencia en la división de plata ha provocado que Real y Girona se hayan visto las caras hasta en diecinueve ocasiones, la primera de ellas el 22 de diciembre de 1935 en Atocha cuando el conjunto txuri-urdin, bajo la denominación de Donostia, se impuso al Girona por 3-2 con tantos de Berridi, Cholín y Unzueta, de penalti.
La mayor goleada de la Real al conjunto catalán, antes del 5-0 que le endosó en 2018 el equipo de Imanol al de Pablo Machín en su primera duelo en Primera División, se produjo 70 años antes, en 1948, con un 5-1. Entonces la Real acababa de descender a Segunda y peleaba por regresar a Primera, mientras el entonces Gerona firmaba su segunda campaña consecutiva en la división de plata.
5-1 Resultado en 1948
Arguiñano, con dos goles, Caeiro, Alsúa II y Pérez marcaron en un partido en el que los txuri-urdin fueron muy superiores
Aquella temporada 48/49 no había comenzado muy bien para los de Benito Díaz, que en las tres primeras jornadas sumaron tres derrotas ante Hércules, Málaga y Murcia, todas a domicilio. Recondujeron la situación ganando en Atocha a Ferrol y Badalona y luego fuera al Levante, antes de recibir al Gerona que dirigía Carlos Platko, hermano de Franz Platko, portero al que el poeta Rafael Alberti dedicó su famosa 'Oda a Platko' tras su heroica actuación ante la Real Sociedad en el primero de los tres partidos que decidieron la final de Copa de 1928. Franz se lanzó a pies de Cholín para evitar que el delantero txuri-urdin marcara y terminó con seis puntos de sutura en la cabeza que le obligaron dejar el campo momentánemente. Barça y Real empataron forzando el segundo partido y Alberti, que presenciaba el partido en la grada, quedó tan impresionado por la actuación del portero húngaro que le dedicó uno de sus poemas.
Pero volvamos al partido ante el Gerona, que llegó a Donostia con piel de cordero. «Somos novatos en Segunda División, pero le aseguramos que procuraremos mañana no parecerlo frente a la Real Sociedad. Siempre he considerado al equipo de Benito Díaz como un conjunto que merece un lugar más airoso del que ocupa en el fútbol nacional. He irado y iro eas especial personalidad que siempre tuvo el once de San Sebastián. Aquí se sabe jugar al fútbol, se tiene solera previa y lo que voy considerando más importante, se gana y se pierde con elegancia, sin brusquedades ni violencias, jugando y dejando jugar al contrario», señalaba en DV el húngaro Carlos Platko em la previa.
Benito Díaz, histórico técnico txuri-urdin, alineó aquel día a Bagur, Murillo, Marculeta II, Amorebieta, Alsua II, Gomes Bravo, Ontoria, Ortuzar, Arguiñano, Caeiro y Pérez y la Real ganó por 5-1 con goles de Alsúa II, Pérez, Caeiro y un doblete de Víctor Arguiñano, que fue el encargado de abrir y cerrar la cuenta goleadora.
Efectivamente Arguiñano, nacido en Beasain el 15 de junio de 1923, era el primo de Karlos Arguiñano y jugó en la Real entre 1947 y 1950. Antes de jugar a fútbol fue pelotari espoleado por su padre Florencio, con el que jugó varios partidos.
Defendió los colores del Beasain y fue entrenador del equipo vagonero tras su retirada. Antes de recalar en la Real lo hizo en 1946 en el Alavés ya que hizo la mili en Vitoria, y al mismo tiempo se proclamó campeón de España de pelota mano por parejas, en categoría de aficionados, representando a Álava. Con la Real disputó 22 partidos en los que anotó seis goles, dos de ellos al Gerona en aquel encuentro y uno más en la histórica goleada de aquella misma campaña al Hércules (9-2).
Y es que aquella temporada 1948/49 la Real veía la portería muy grande. Anotó hasta 80 goles en los 26 partidos de Liga y gracias a esa fenomenal capacidad realizadora –fundamentalmente en Atocha donde marcó 64– pudo lograr el ascenso empatado a puntos con el Málaga, que ascendió junto a los txuri-urdin, y al Granada.
En aquel equipo que goleó al Gerona y ascendió a Primera también jugaba un portugués, José María Gomes Bravo cuya historia es ciertamente curiosa. Recaló en el club en el tramo final de la temporada 1947/48, la del descenso a Segunda, con 30 años procedente del Estoril, donde había anotado 21 goles. Marcó en febrero en su debut ante el Celta y no volvió a hacerlo en ninguno de los cinco partidos restantes.
En la división de plata marcó 13 goles, tres de ellos en aquella goleada al Hércules (9-2), siendo una de las piezas clave para recuperar la categoría perdida.
Aquella visita del Gerona sería el último enfrentamiento entre ambos equipos en Atocha. Real y Girona volvieron a verse las caras más de 60 años después, pero ya en Anoeta y de nuevo en Segunda División donde coincidieron dos campañas antes del último ascenso txuri-urdin a Primera.
Créditos
Narrativa visual Iñigo Puerta San Sebastián
Fotografías Archivo DV, Hemeroteca DV y Kutxateka
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Elisa Belauntzaran e Izania Ollo | San Sebastián
Iñigo Galparsoro | San Sebastián y Amaia Oficialdegui
Zigor Aldama y Gonzalo de las Heras (gráficos)
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