Luces navideñas en San Sebastián para alumbrar la esperanza

Donostia recuperó este viernes el tradicional acto de encendido de luces que nos introduce de lleno en la Navidad con la esperanza de poder disfrutar del periodo más mágico del año sin nuevas restricciones. Tras el paréntesis del año pasado obligado por la pandemia y la necesidad de evitar actos multitudinarios, se notaba que donostiarras y visitantes tenían ganas de inyectarse una dosis de emoción y optimismo con un evento que genera ilusión entre mayores y, sobre todo, niños.

Las riberas del río Urumea a la altura del puente de María Cristina se llenaron así de entusiastas ciudadanos que, haciendo frente al frío y la lluvia, y relegando por un momento la preocupación que genera la posibilidad de nuevas restricciones por el avance de la sexta ola y la amenaza que supone la nueva variante bautizada por la OMS con el nombre de 'Omicron', quisieron demostrar al virus que el espíritu navideño sigue vivo en los corazones a pesar de todo. El puente se cerró al tráfico y a los peatones por ser el lugar desde el que se lanzó una colección de fuegos artificiales con la que se clausuró la ceremonia.

«Tenemos que aprovechar y disfrutar de lo que nos dejen mientras nos dejen», resumía Asun, una vecina de Lasarte que había acudido al encendido acompañada de sus nietos Ane y Ekain, de 10 y 7 años. «Es posible que no tengamos Santo Tomás ni cabalgatas de Olentzero y Reyes, así que hoy había que estar aquí por los niños», apuntaba. A su lado, Izaskun, una joven donostiarra, recordaba cómo «hace unos meses nos decían que lo importante era aprender a convivir con el virus. ¡Pues esto es convivir! Mantener las actividades, sobre todo las que generan ilusión, y que el público se comporte con responsabilidad», sentenciaba.

También el Ayuntamiento quiso hacer algo especial tras la ausencia del acto el año pasado y el encendido estuvo precedido de un singular espectáculo de danza aérea protagonizado por una bailarina suspendida en el aire, soportada por 300 globos de helio. Tras la exhibición, que encandiló al público, esta 'Musa de las Lunas' fue la encargada de accionar el botón que encendió la iluminación navideña de toda la ciudad e inauguraba oficialmente el mercadillo del Paseo de Francia. En el acto también tomaron parte el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia (PNV), la concejala de Impulso Económico, Marisol Garmendia (PSE), y el consejero de Comercio, Turismo y Consumo del Gobierno Vasco, Javier Hurtado (PSE).

La celebración de la ceremonia estuvo en duda durante todo el día, pues dependía de las condiciones meteorológicas, en especial del viento y la lluvia.

Al final, el tiempo fue clemente. Incluso detallista. Como si quisiera apiadarse de una ciudadanía ansiosa de disfrutar de las tradiciones más simples antes de que puedan volver circunstancias peores que lo impidan. Dejó de llover exactamente a las 18.00 horas, hora prevista de inicio del evento. Eso permitió que la artista se elevara en el aire desde el extremo del puente más próximo a la estación de Renfe a las 18.05. La constante amenaza de lluvia obligó a acelerar los tiempos y, a los 10 minutos, se dio por concluido el espectáculo y el botón de encendido de luces se pulsó a las 18.17, en lugar de las 18.30 a las que estaba programado. Tras ello, dio comienzo el lanzamiento de fuegos artificiales. Mientras empezaba a descargar la traca final, a las 18.21, la lluvia volvió a hacer acto de presencia, dos minutos antes de que concluyese la fiesta.

De este modo, la capital de Gipuzkoa luce desde ayer con el brillo de 1,2 millones de bombillas LED que dan vida a 140 calles de la ciudad. El presupuesto para iluminación navideña asciende a 410.000 euros, el doble que el año pasado y un 4% más que en 2019. Esta cantidad está sufragada en parte por patrocinadores como BasqueTour, Campezo, Moyua, Amenabar, Garbera, Eroski, San Sebastián Shops, Hotel María Cristina y la Asociación de Empresarios de Hostelería de Gipuzkoa. La iluminación incorpora este año, además de los ya clásicos arcos de los puentes y la fachada del María Cristina, unas bombillas alrededor de las farolas del puente Zurriola y unos nuevos efectos en las calles de la Parte Vieja.

El ambiente navideño de la ciudad se completa con dos norias (la grande de Alderdi Eder, de 36 metros de altura, y otra más pequeña, de 10 metros, junto al puente de María Cristina); la gran bola luminosa de Alderdi Eder, que también tiene hermanas pequeñas; el tiovivo, que este año se ubica en la plaza Cervantes; y el mercadillo navideño del Paseo de Francia, ampliado con puestos también en la plaza Ramón Labayen (lateral del María Cristina).

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