París, Edimburgo, Copenhague y otros espejos en los que mirarse para el Plan Estratégico 2030 de San Sebastián

El neurólogo Gurutz Linazasoro advirtió de la importancia de «centrar el foco» y no intentar abarcar más de lo que una población de 180.000 habitantes es capaz. «No podemos ser buenos en todo», subrayó el presidente ejecutivo de VIVEbiotech, quien abogó por «crear cadenas de valor para que la investigación acabe creando productos, actividad económica, empleo duradero y de calidad y riqueza».

Cuando cierra los ojos y sueña con lo que le gustaría ver dentro de una década, en su cabeza aparece un gran centro de ensayos clínicos para terapias avanzadas. «Sería la guinda para una ciudad abierta, libre, con juventud formada y por fin en paz», concluyó.

Los medallistas olímpicos Maialen Chourraut e Iñigo Llopis tampoco se conforman con poco. La piragüista imaginó una Donostia «en la que todos nos respetamos, con mucha empatía, solidaria, limpia, con calidad de vida y vivienda asequible». Para el nadador paralímpico, debería haber «más sensibilidad y comprensión» hacia las personas con discapacidad.

Aitzpea Lazkano y Pablo de la Hoz aportaron la visión arquitectónica de la ciudad del futuro. Los desarrollos previstos en el Infierno, los Cuarteles o la playa de vías de Easo transformarán el núcleo urbano, proceso en el que «no podemos repetir los modelos obsoletos del pasado».

«Debemos buscar la limpieza ambiental y paisajística, poder ir andando a todas partes, con vías de comunicación sencillas», propuso Lazkano. Para De la Hoz, la clave es la «sostenibilidad integral» para construir una ciudad «amable, centrada en las personas, que sepa sacar partido de la naturaleza que la rodea y explotarla de manera ambiciosa».

Lazkano ahondó en esta idea. «El gran reto es la ribera del Urumea. No puede haber vías rápidas entre las viviendas y el río, ni que se vean grande desarrollos urbanos mientras navegas. Necesitamos un entorno mucho más verde, suelos drenantes... Aprender del nuevo modelo de ciudad que se da en Europa».

Para el presidente de CAF, Andrés Aizkorreta, los pintxos no pueden ser la única referencia internacional de Donostia y recordó que es fundamental saber promocionar los centros tecnológicos y de innovación. «Nuestra realidad industrial debe mirarse hacia el exterior porque no se nos conoce en el mundo. La marca San Sebastián no funciona para vender trenes, pero sí la marca Basque Country, porque la tradición industrial vasca es reconocida», reflexionó.

Andoni Luis Aduriz hizo hincapié en que «tendremos futuro siempre que seamos genuinos». El cocinero no ocultó su preocupación por la «relajación» que ha visto en «algunos sectores» de la hostelería con la llegada masiva de turistas y abogó por ser «creadores de tendencias».

En conexión desde Nueva York, el ingeniero Hasier Larrea, fundador de la empresa de muebles robotizados Ori, animó a «ofrecer una parada al talento, no una prisión» y a «cambiar las preguntas, no las respuestas, para propiciar la revolución»