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Naiara Lizarraga
Lunes, 14 de agosto 2023, 20:59
Es una de las citas ineludibles de la Aste Nagusia para cientos de donostiarras que viven La Salve con devoción a la Virgen o, con ... emoción por una tradición que se mantiene viva año tras año y despierta cada vez más interés también en los foráneos que estos días abarrotan la ciudad. La basílica de Santa María volvió a congregar este lunes por la tarde a cientos de personas, en la ceremonia en la que, varias generaciones que han estado o están en el Orfeón Donostiarra, volvieron a brillar interpretando La Salve Regina que compuso hace casi un siglo el compositor y sacerdote italiano Licinio Refice, tras el encargo realizado por el párroco Agustín Embil, que puso como condición que fuera interpretada por el Orfeón Donostiarra y en Santa María.
La emoción se mantiene intacta en este acto central de la Víspera, donde los integrantes del Orfeón disfrutaron tanto como quienes, desde abajo, les escuchaban mirando al coro. «Participar en La Salve es siempre un gran orgullo y una satisfacción además de suponer una gran emoción. Es un compromiso tan ineludible como emocionante para todo orfeonista», decía antes de entrar.
Porque el empaste de las voces de los más veteranos y los más jóvenes del Orfeón, acompañados por los acordes que la organista Ana Belén García tocaba en el Cavaillé-Coll, resultó un año más una delicia. El acto central comenzó a las 19.30 horas, y fue seguido de la eucaristía que ofició por primera vez el nuevo obispo de San Sebastián, Fernando Prado.
A su término, los que aún no habían accedido a la iglesia entraron para escuchar al Orfeón interpretar el 'Ave María', 'Salve Regina' de Licinio Refice, para terminar con el 'Agur Jesusen Ama'. Hasta sillas plegables llevaron algunos vecinos de edad más avanzada para poder permanecer toda la ceremonia, ya que no había ningún hueco en los bancos. Donostiarras veteranos y muy fieles a La Salve, familias con sus hijos que heredan esta tradición y también personas jóvenes que descubrían por primera vez este acto se mezclaron en una basílica que estaba abarrotada.
Entre las autoridades que asistieron, con el alcalde Eneko Goia al frente, se encontraban las consejeras vascas Arantxa Tapia y Gotzone Sagardui, además de varios ediles de la corporación donostiarra. El obispo Fernando Prado se acercó a saludarles en la primera fila, una vez terminada la misa.
La Víspera, fecha de tradiciones, dio paso al día grande de la Virgen con los Festara! cantados a medianoche por los coros de Gaztelubide, junto a la basílica, Luberri en el Antiguo, y Goratzar en Amara.
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