Otro nombre con futuro: Marco Pérez

La tarde tuvo su punto de emoción; justa y medida como saben hacerlo los donostiarras. Pablo Hermoso, acompañado por sus dos compañeros de terna, escuchó al romperse el paseíllo el himno festivo donostiarra, el 'Festara', y al terminar su postrera vuelta al ruedo en esta plaza donde no ha dejado nunca de acudir, donde ha salido tantas veces en triunfo, solo en el tercio, serio y firme, con el público en pie, mirando fijamente al Orfeón, se emocionó, quiero suponer, al oír el 'Agur Jaunak'.

Muchos espectadores estuvieron en Ia plaza por esta despedida, otros iradores del genial Morante de la Puebla y algunos por que habían oído hablar o leído de un chiquito de dieciséis años que cerraba la terna. Y mira por dónde, todos, de quien salieron hablando y sin parar fue de Marco Pérez. Yo no le había visto torear en directo y debo confesar que me impresionó. Tiene cosas de novillero lógicamente, muchos defectos a corregir, es normal pero como conoce los terrenos, y más difícil cómo templó a uno de sus novillos, ojo!

En su primero que brindó a Morante, le pudieron quizás los nervios. Era un festejo extraño para él: un rejoneador histórico que se despedía de la plaza, una figura del mayor renombre y él. Con el capote estuvo en novillero, precipitado con pases poco limpios y en la muleta una faena un tanto alborotada, pero sabiendo lo que se hacia y tirando de recursos para rematar las series.

Lo mejor dos series de naturales, algunos muy templados, cosa poco usual en un principiante. Un arrimón por circulares y pases por la cara muy metido en tablas con el riesgo de una embestida de defensa del novillo. No acertó con los aceros y todo quedó en ovación.

En el sexto mucho mas serenado, demostró por qué puede ser alguien en este mundo, Dos largas cambiadas en el tercio y un quite por chicuelinas de manos bajas con el capote. Brindó al público y se plantó en el platillo para llamar al toro en un pase cambiado. Luego una faena fundamentalmente por el pitón derecho –sólo una buena serie, muy fácil, al natural– de pases con una elegancia, un temple y una prestancia inusuales para un novillero . Un par de tandas muy largas, dejándose ver, midiendo las distancias y rematándolas con mucha torería. La banda tocaba 'Agüero', tan solemne y Marco toreaba casi con la misma solemnidad en medios circulares limpios y despaciosos. Para finiquitar Luquecinas y un pinchazo antes de la estocada. Se quedó en una oreja que hubieran sido dos.

Poco le hace falta al caballero estellés para dar una lección de rejoneo: La maravillosa cuadra perfectamente domada y un toro que más o menos sirva. En el caso del primero de la tarde, quien falló fue 'Riojano 21', que así se llamaba el toro de Carmen Lorenzo. Muy soso, embistiendo a arreones, no pudo lucirlo ni en banderillas, se paró antes de las cortas que tuvo que colocar prácticamente en tablas. Un rejón poco certero dejó sin mayor premio al caballero. Con muchas ganas salió Pablo montando a 'Regaliz' para lidiar a 'Pies de plata19', un gran toro noble, codicioso, poderoso. Lo lució en banderillas al quiebro por tres veces montando a 'Berlín', incluso muy espectacular cabalgando a dos pistas dándole el lomo del caballo al toro. También en banderillas realizó dos quiebros perfectos, despaciosos de frente desde las tablas con 'Malbec'. Un buen rejón de muerte y una oreja muy trabajada y merecida, como despedida de un gran torero de esta plaza.