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Un juzgado de Gernika ha condenado al armador y al patrón de un barco pesquero de Ondarroa por un delito contra el medio ambiente, después ... de que el pasado año les fueran intervenidos veinte ejemplares de marrajo sardinero, una especie de escualos en peligro de extinción. Los encausados han sido sentenciados a una multa de 600 euros cada uno y a 3 meses y 10 días de inhabilitación para el ejercicio del derecho de pescar.
La resolución, que ha sido dictada de conformidad entre las partes por el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Gernika, competente en la demarcación judicial de Ondarroa, señala que el armador, con domicilio en Usurbil, y el patrón del 'Tonino Segundo', natural de Asturias, se dedicaban a la captura de pez espada y otras «especies acompañantes» mediante el arte de palangre de superficie. Según la sentencia, en abril del pasado año, inspectores de pesca les intervinieron veinte ejemplares de marrajo sardinero 'Lamna nasus', una especie protegida y en peligro de extinción.
La aprehensión de estas capturas tuvo su origen en una denuncia interpuesta por el colectivo ecologista Eguzki. Sus advirtieron a la Policía vasca de capturas ilegales de tiburones por parte de un barco con base en Ondarroa especializado en escualos.
Tras la recepción de la denuncia, la Sección de Medio Ambiente y Urbanismo de la División de Investigación Criminal y Policía Judicial de la Ertzaintza comenzó una investigación y comprobó que en Euskadi solo había dos buques de palangre de superficie, ambos con sede en el citado puerto vizcaíno, con permiso para la pesca de tintoreras, tiburón azul o kaela ('Prionace glauca'), abundante en aguas vascas y, de manera accidental, de marrajo común ('Isurus oxyrinchus'), ambas especies no protegidas.
En el transcurso de estas investigaciones, el Servicio de Inspección Pesquera del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación realizó una inspección en el 'Tonino Segundo' que llegó a puerto tras varios días de navegación en aguas exteriores del Golfo de Bizkaia. Fue en esta inspección cuando los técnicos localizaron en la bodega los veinte ejemplares de marrajo sardinero.
Los técnicos también comprobaron que el capitán del barco inspeccionado había alterado datos en el diario electrónico de a bordo consistentes en hacer pasar las capturas de los marrajos sardineros por pesca accidental de marrajo común. Todo ello con el ánimo de entorpecer la labor inspectora durante el desembarco de las capturas.
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