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Tres días después de su elección como obispo de Roma, León XIV volvió a aparecer hoy desde el balcón central de la basílica de ... San Pedro del Vaticano para dirigir el rezo del Regina Coeli, equivalente al Ángelus durante el período litúrgico pascual en que nos encontramos. En su mensaje tras la oración mariana, hizo un llamamiento a favor de la paz y en contra de la «Tercera Guerra mundial a trozos» que se está librando en distintas partes del mundo, como decía siempre su antecesor, Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. En particular pidió a los poderosos del mundo que propicien el fin de los enfrentamientos en Ucrania y Gaza. También recordó el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, que se conmemora hoy.
Antes de presentarse ante los alrededor de 100.000 fieles que abarrotaban la plaza de San Pedro del Vaticano y sus alrededores en medio de unas grandes medidas de seguridad, Robert Prevost acudió durante la mañana a las Grutas Vaticanas que hay bajo la basílica para celebrar la misa allí en el altar que hay junto a la tumba del apóstol Pedro. Estaba acompañado por el español Alejandro Moral Antón, prior general de los agustinos, la congregación religiosa a la que pertenece el nuevo Papa.
Con evidentes diferencias respecto a su antecesor, ya que cantó durante la oración, León XIV afirmó que «ahora tenemos un escenario dramático de amenaza de una tercera guerra mundial, como ha denunciado Francisco». «Nunca más la guerra», dijo, siendo respondidas estas palabras por un aplauso cerrado por parte de los fieles. Luego aseguró que lleva en su «corazón el dolor del pueblo ucraniano» y que deseaba «una paz auténtica, justa y duradera, y que se liberare a todos los prisioneros y los niños vuelvan con sus familias». También mostró su «dolor» por la situación en la Franja de Gaza y celebró la reciente noticia del alto el fuego entre India y Pakistán. «Ojalá sea un acuerdo duradero», dijo.
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Antes de la oración del Regina Coeli, el nuevo obispo de Roma aseguró que rezaba «por las vocaciones, especialmente al sacerdocio y a la vida religiosa. ¡La Iglesia los necesita!» Y destacó la importancia de que «los jóvenes encuentren en nuestras comunidades: acogida, escucha, estímulo en su camino vocacional, y que puedan contar con modelos creíbles de entrega generosa a Dios y a sus hermanos».
El Papa deseó un «buen domingo» a los fieles que abarrotaban la Plaza de San Pedro y dio la bienvenida a los peregrinos españoles, citando expresamente a los llegados desde Valladolid, Granada y Torrelodones (en Madrid), lo que fue celebrado con vítores y aplausos.
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