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Bruno Vergara
Viernes, 30 de mayo 2025, 08:40
Los vecinos del bloque de Larraskitu donde ha tenido lugar el asesinato de una menor por parte de su padre antes de suicidarse no ... salen de su asombro. Asier Goikoetxea vive en el mismo portal desde hace cinco años. Esta madrugada le ha despertado su novia, que se ha asomado por la ventana ante la gran presencia policial. «Había unas seis patrullas, luego han llegado antidisturbios, con perros... Vaya despliegue», relata este vecino que conocía a la pareja y a su hija «de vista», apenas había cruzado palabra con ellos. «Un saludo y poco más», añade.
Y otra vecina del bloque mostraba su sorpresa por lo sucedido cuando salía de casa. Pese a vivir en el inmueble desde hace años, apenas había hablado con esta familia. «Pensaba que podía ser un incendio» cuando escuchó el sonido de sirenas en la zona.
En el bar La Encina, a unos 200 metros del bloque de pisos donde se han registrado los hechos, los parroquianos comentaban el suceso. «Es terrible», lamentaban. Carlos, que regenta el local y que es vecino de la familia, se despertó está madrugada por los fuertes golpes que provenían del piso de abajo: «¡Pom, pom, pom!». Era la Policía, que derribó la puerta para acceder a la vivienda donde se cometió el asesinato.
«Buff, cada vez que pienso en lo ocurrido se me pone la piel de gallina», dice apesadumbrado Carlos. El hostelero, que lleva 26 años residiendo en el mismo bloque de viviendas, afirma que ayer vio a la pareja «haciendo las maletas y sacando cosas del piso. Ahora entiendo por qué».
Mientras Carlos despachaba cafés y pintxos a los clientes llegó su mujer, Encina, quien está madrugada despertó a su marido por el ajetreo en la calle. Estre matrimonio vive en el tercero, justo arriba donde se ha producido el suceso. «Escuché un golpe seco, podrían ser las 2.30 de la madrugada, no estoy segura», relata. «Son pisos que tienen 70 años, si hay follón se escucha», explica.
Encina conocía un poco a la pareja. Llevaban «desde la pandemia» en el piso. «Gente agradable, te saludaban». Es más, esta mujer, que fue presidenta de la comunidad durante un tiempo, explica que el hombre acudía a ella a preguntarle cosas del vecindario. No obstante, afirma que «llevaba un tiempo sin verle» por la zona.
Las cuatro personas que permanecían junto a la barra del bar La Encina estaban en silencio, escuchando atentamente la televisión. Solo se escuchaba el trasiego de los platos. En ese momento, habían conectado con Carlos García Buendía, subdelegado del gobierno en Bizkaia, quién hablaba de los hechos. Montse no daba crédito. «Me he enterado con la llamada de mi hija», dice esta mujer. «¿Por qué no se suicida antes él?», se preguntaba, mientras apuraba un café en la terraza.
Joseba vive en el portal de al lado donde ha ocurrido el trágico suceso y no conocía a la pareja. «No sé exactamente quiénes son», reconoce este hombre quien relata como «un estruendo» la llegada de la policía a la zona. «Escuchaba a un perro ladrando y me he preguntado qué pasaba», añadía.
María es dueña de la peluquería Enbi, ubicada al lado del bar La Encina. Nada más abrir su local se ha enterado de la noticia que ha conmocionado al barrio. «Me he quedado con el estómago encogido», expresa abatida. Por un momento se pone en el lugar de la madre que ha perdido a su hija. «Tengo una niña de 12 años... La rabia que tiene que tener que esa madre. Qué vida tiene ya si le han matado a la hija», se lamenta.
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