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Si te han invitado a una boda –o a varias– este año y no sabes cuánto tienes que dar de regalo a los novios para ... no quedar de agarrado ni pasarte de espléndido, prepara la cartera porque la subida generalizada de precios también afecta al dinero que debes meter en el sobre. Vaya por delante que cada uno puede regalar a la pareja que se casa lo que considere oportuno, faltaría más, pero lo que se suele hacer en la mayoría de los casos desde hace muchos años es darles dinero, ya sea en efectivo o mediante una transferencia bancaria. De hecho, algunas invitaciones ponen directamente el número de cuenta.
36 años
es la edad media de las parejas que se casan en nuestro país y una de cada cuatro lo hace después de tener hijos. Por cierto, un 14% de los novios que contrajeron matrimonio el año pasado se conocieron en una app de citas.
La respuesta a la cantidad que se tiene que dar de regalo depende de muchas variables: desde el grado de parentesco con la pareja que se casa –no es lo mismo la boda tu hermana que la de un compromiso del trabajo–; del lugar donde se celebra el banquete –de más o menos categoría–; e incluso del tipo de enlace y celebración: más informal, de postín, con fiesta de preboda, con necesidad de desplazamiento y alojamiento...
38% de las bodas
ya duran dos días, frente al 32% de las parejas que celebran su enlace en una única jornada. Una de cada cuatro parejas alargan las celebraciones hasta tres días y los más fiesteros (2%) se van a cuatro.
Ahora bien, existe una especie de norma no escrita, que es la que normalmente siguen todos los invitados que dan dinero a los novios –y que son siete de cada diez, según un estudio realizado por Bodas.net– que dice que la cantidad que metes en el sobre debe cubrir al menos el precio del cubierto. «Para poder calcular el dinero que debemos regalar, es conveniente tener una idea aproximada de lo que cuesta el banquete. Una forma muy sencilla es entrar en la página web del lugar donde se celebra y consultar directamente el precio de los menús, que ha aumentado un 30% de media en los últimos dos años», confirman en Bodas.net, portal especializado en la organización de este tipo de eventos líder del sector nupcial.
Por ejemplo, si el plato cuesta 120 euros, se puede meter en el sobre 150; y si el precio del cubierto sube hasta los 170, una cantidad adecuada en ese caso serían 200 euros por invitado o, al menos, 350 por pareja.
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12 meses
es el tiempo medio de planificación de una boda, aunque dos de cada diez parejas la organizaron en menos de seis meses.
Lo que ocurre es que las bodas de ahora se han convertido en todo un acontecimiento social, que va más allá del clásico enlace de ceremonia y banquete: fiesta de preboda, música en directo durante el cóctel, recena, photocall, barra libre, actuaciones en directo, hora loca... Y todos estos extras engordan mucho la factura final. De manera que si la idea es cubrir con el regalo lo que se gastan los novios por invitado, el importe ingresado también debería subir.
Según los datos del Informe del Sector Nupcial 2025, el coste medio de una boda en nuestro país es de 24.592 euros, unos 3.500 más que hace un par de años. Si tenemos en cuenta que el número de invitados se sitúa en torno a las 116 personas, la cuenta es muy sencilla: el gasto medio por invitado es de 212 euros. Es decir, la cantidad que se debería regalar a los novios que se casan este año es de 200 euros por persona como mínimo, 400 por pareja y 500 si se lleva un niño.
66% invitaron a niños a su enlace
aunque cada vez son más los novios que directamente vetan la presencia de críos en su boda.
Pero aquí entra en juego otra variable muy importante: la comunidad autónoma en la que se celebra la boda. Desde un punto de vista puramente económico, no tiene nada que ver que el enlace se celebre en una finca de Andalucía (con un gasto medio por invitado de 173 euros) que en un restaurante valenciano (203 euros), uno madrileño (229 euros) o en un caserío vasco (271 euros). «Las bodas celebradas en la mitad sur suelen tener más invitados (145 de media frente a los 90 del norte), pero lo compensan con el precio del cubierto, mucho más económico que en comunidades como Euskadi, Cantabria, Asturias o Galicia», precisan en el portal Bodas.net.
80% de las bodas son civiles
De las más de 150.000 que se celebran al año en España, solo dos de cada diez son por la Iglesia.
En términos generales, se podría decir que si la boda se celebra en el norte, el sobre debe incluir 250 euros por persona, 500 por pareja y 600 si va un niño, mientras que si es en Andalucía, Murcia o Castilla-La Mancha, puede ser suficiente con 150 euros por invitado. En la zona del Levante y Madrid, el regalo subiría hasta los 200 euros. Evidentemente, estamos hablando de medias. No hay una norma rígida: puede que haya bodas en el sur donde se gaste el triple por invitado que en otras del norte y viceversa.
La relación con los novios es otro de los factores que más afectan a la hora de aflojar el bolsillo: cuanto más estrecha, mayor será el importe que se ingresa en la cuenta. «El protocolo establece que el regalo de tíos, primos, padrinos o mejores amigos debería superar la cantidad que los novios desembolsan por invitado. Estamos hablando de un mínimo de unos 300, 350 euros por persona, el doble por pareja», coinciden las 'wedding planners' consultadas.
5.178 euros
es el importe medio que gastan los recién casados en su luna de miel. Ahora bien, dos de cada diez aseguran haberse dejado más de 8.000 euros y un 10%, más de 10.000.
¿Y qué pasa si no se puede acudir al enlace? ¿Hay que hacer un regalo? La respuesta también va a depender del grado de parentesco con la pareja. Si la relación es cercana, el protocolo aconseja cubrir el precio del cubierto, como mínimo, mientras que si se trata de una boda de compromiso o de un familiar con el que no se tiene mucha relación, bastaría con un detalle como agradecimiento.
El desembolso que supone una boda hace que muchos invitados pidan la 'baja voluntaria' al no poder hacer frente a tanto gasto. Hace unos días, una chica lamentaba en sus redes sociales que había tenido que decir que no a varios enlaces a los que hubiese asistido gustosamente en otro momento porque le resulta económicamente inviable. «Este año tengo nueve bodas. ¡Nueve! No puedo afrontar semejante gasto. He dicho que no a cinco y aún así me voy a gastar una pasta», comentaba. Cada vez son más, los invitados que 'renuncian'.
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