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Los dos hermanos con alguna de sus obras ante Zelai Arizti, donde abrirán una exposición el día 25. Limia
Zumarraga

El 'reencuentro' de dos hermanos en una exposición

Juan y Julio Domenech. Abrirán su muestra el día 25 en Zelai Arizti, con joyas como el Gernika en taracea o la Torre de Pisa y el Coliseo realizados con tapones

Sábado, 20 de enero 2024, 01:00

Hacía años que los hermanos Juan y Julio Domenech no compartían tantas horas y conversaciones juntos. Las circunstancias de la vida llevaron a cada uno de ellos a afincarse en una localidad. Nacieron en Córdoba, desde donde la familia emigró a Antzuola. Juan terminó instalándose en Zumarraga, donde trabajó de cartero hasta su jubilación, mientras que Julio se asentó en Bergara, ejerciendo, en su caso, el oficio de calderero. El trabajo, los quehaceres diarios y la rutina hicieron que ambos hermanos tuvieran menos o durante largo tiempo.

Es por ello que han decidido llamar a la exposición que próximamente inaugurarán juntos en la casa de cultura Zelai Arizti 'El reencuentro', ya que este proyecto en común y la afición que comparten por el arte les ha unido mucho más en los últimos tiempos.

Juan fue el primero en adentrarse en el mundo de la creación artística. La pintura, la taracea y la talla en madera son, actualmente, los tres campos en los que se mueve. Comenzó de forma casual, como acompañante. Cuando su hijo Mikel tenía 8 años, le animó a apuntarse a la escuela de pintura de Zumarraga como actividad extra-escolar. Su hijo le preguntó si acudiría con él y Juan se prestó encantado. «Mikel estuvo un año y después lo dejó, yo me enganché y seguí un parte de años más recibiendo clases con Idoia y Dorleta», cuenta.

Aquello despertó su faceta creativa. Desde entonces, lleva más de 20 años creando y también, mostrando sus obras. Hasta la fecha, ha realizado seis exposiciones, tanto en Zumarraga, como en Urretxu y Bergara. Aquellas veces lo hizo con su primo, Julián Jiménez. «Fue quien me enseñó el apasionante mundo de la taracea, un arte traído por los musulmanes, basado en la suma de diferentes piezas de madera, que al final van encajadas y forman un puzzle», explica.

Pese a su larga experiencia, la exposición que prepara para el día 25 tiene dos componentes que la hacen más especial para Juan. La primera y más sentimental es el hecho de realizarla con su hermano por primera vez y la segunda, materialmente hablando, es poder mostrar en ella los 32 trabajos en los que ha puesto tanto empeño durante los últimos años, aunando desde cuadros en óleo, acuarela, acrílico y tiza, hasta talla en madera y taracea. Entre sus creaciones, hay joyas como un cuadro de la Antigua en el que Juan combina la pintura con otros materiales como la piedra, la hierba natural, la madera, el corcho y el hierro. También mostrará dos réplicas del Gernika de Picasso, una tallado en madera y otra hecha en taracea. En este última, se embarcó, además, en la delicada tarea de pintar las cerca de 500 piezas que componen la obra, una por una. Otras dos de sus creaciones están hechas con tejas. «Las pinté de blanco y después, les dibujé un escenografía, en una aparece mi mujer de espaldas, bajo un arco, la imagen es de la visita que realizamos a un castillo en Albacete, la vi de espaldas y pensé que sería una escena perfecta para pintar la teja», cuenta.

Los comienzos de su hermano Julio en el arte son recientes y consecuencia de una invitación realizada por el propio Juan. «A finales de 2022 me ofreció unos 4.000 tapones de botellas de vino como material para hacer obras artísticas, al principio, me resultó extraño, pero decidí probar, me pareció una buena forma de mantener la cabeza en marcha», explica Julio. Le llamaron especialmente la atención los tapones de color crema y blancos. Comenzó elaborando tapetes y servilleteros para casa con ellos, hasta que se propuso construir algo mayor, nada más y nada menos que la Torre de Pisa. Dicho y hecho. Se puso manos a la obra hace ahora un año y la torre es ya una realidad que se podrá ver en la exposición de Zelai Arizti. A ella le siguió el colosal Coliseo. «Me encanta el arte romano», señala Julio. Este último está sin terminar y por diversas circunstancias personales no llegará a hacerlo para la fecha de la inauguración de la muestra, pero igualmente, lo llevará a la misma. Aún sin concluir, pero con los trabajos ya muy avanzados, la obra es digna de ocupar un lugar dentro de la exposición. Su siguiente propósito es iniciarse en la talla en madera apuntándose a la escuela que imparte la disciplina en Bergara.

Agradecimiento y apertura

Los dos hermanos trabajan con materiales reutilizados en obras de considerable tamaño, que cobrarán una importante presencia a lo largo y ancho de la sala de Zelai Arizti. Aprovechan la ocasión para dar las gracias a la cantidad de bares de Urretxu, Zumarraga y Bergara que les han abastecido de los tapones de botellas de vino que ahora componen la Torre de Pisa y el Coliseo de Julio, entre otros,

Inaugurarán su exposición el 25 de enero, a las 18.00, y podrá visitarse hasta el 6 de febrero.

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