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L. G.
Jueves, 22 de mayo 2025, 11:36
Una mujer relata en la sección Alboradas de El Diario Vasco un intento de robo que vivió en primera persona la semana pasada en el centro de Irun. Lucía, que es así como se llama, escribe la sensación de impunidad e inseguridad que sufrió junto a otras dos mujeres.
El 15 de mayo, a las 17:15 horas tres mujeres mayores descendían por las escaleras de la calle Escuelas, en dirección a la iglesia del Juncal, cuando un joven intentó arrebatar el bolso a una de ellas. El intento de robo fue frustrado por la propia víctima, que alertó a gritos a otras dos señoras que estaban cerca.
«¡Me roban!», gritó la mujer mientras forcejeaba con el agresor. Otra de las mujeres, Lucía, que caminaba unos pasos por detrás, corrió en su auxilio. «Nos encaramos con él, le chillamos mucho y el ladrón huyó. Huye por fin», relata, visiblemente afectada por la experiencia.
«Fue un momento durísimo. Éramos tres personas mayores, fácilmente sumando 240 años, enfrentándonos a alguien que no tenía nada que perder», afirma Lucía, quien denuncia el sentimiento de vulnerabilidad e impotencia que vivieron.
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Más allá del susto, el testimonio incide en una preocupación más profunda: el deterioro de la seguridad en las calles de Irun. «No reconocía mi ciudad. No es lo mismo que te lo cuenten, que vivirlo», subraya. «No voy a señalar a nadie, pero sí exijo que se pongan las pilas quienes tienen la responsabilidad. Y no me vale que cada policía tiene sus competencias. ¿Acaso es mi competencia, con 87 años, apoyar a alguien a quien están robando?»
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