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Foto inédita y ahora restaurada con la llegada de Bette Davis a Donostia con su Kathryn Sermak. Artxiboa / Zinemaldia
Bette Davis prefería un 'final con estilo' antes que morir en casa
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Bette Davis prefería un 'final con estilo' antes que morir en casa

El Zinemaldia revela la carta que el productor que coordinó la visita dirigió a Pilar Olascoaga tras la muerte de la actriz: «Ella sabía que le quedaba poco tiempo»

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Domingo, 31 de marzo 2024, 01:00

Es uno de los grandes momentos en la historia del Zinemaldia, y 35 años años después sigue generando noticias. La legendaria Bette Davis recibió en 1989 el Premio Donostia en la que sería su última aparición pública: días después de recogerlo un avión medicalizado la llevó hasta un hospital de París, donde murió. Un documento restaurado y revelado por la iniciativa Artxiboa, del Festival y la Escuela de Cine Elías Querejeta, aporta ahora nuevos datos sobre aquella visita.

Se trata de la carta que el productor Wolf Kochmann dirigió a Pilar Olascoaga, entonces secretaria general del Zinemaldia, el 10 de octubre de 1989, solo cuatro días después de la muerte de la intérprete. Kochmann había sido el intermediario que propició la presencia de Bette Davis en San Sebastián, en una minuciosa preparación junto a la organización del Festival.

La salud de la actriz estaba ya quebrada y todos los implicados, empezando por la propia actriz, eran conscientes de los riesgos del largo viaje. Pero tal como dice el productor en la carta, «ella sabía que le quedaba poco tiempo y prefería vivir con estilo lo que le quedaba antes que quedarse en su apartamento a la espera de lo inevitable».

En todas las teles de EEUU

Davis logró su objetivo. Como recuerda Wolf Kochmann en la carta que reproducimos en esta página «la rueda de prensa que ofreció en el hotel María Cristina fue emitida en todas las cadenas de televisión estadounidenses». El trabajo realizado por Artxiboa, el programa del Zinemaldia y de la Escuela de Cine Elías Querejeta que ordena y restaura los materiales de documentación del Festival, incluye también la recuperación unas de las fotografía de Davis a su llegada a San Sebastián. Aquellos días han generado numerosos materiales, como el documental elaborado en 2014 por Juan Zavala y Pedro González Bermúdez titulado 'El último adiós de Bette Davis'.

Era 1989, se celebraba la 37 edición del Festival de San Sebastián, última dirigida por Diego Galán en su primera etapa como delegado deneral del certamen, y Bette Davis se convertía en la primera mujer en recibir el Premio Donostia, el reconocimiento honorífico que el Festival había instituido en 1986. Davis era ya una leyenda, con once nominaciones y dos premios Óscar, así como el título de primera mujer en asumir la presidencia de la Academia de Artes Cinematográficas estadounidense.

El 'visto bueno' de los amigos

La negociación de su visita, tal como recogen los investigadores de Artxiboa, se llevó a cabo gracias a la intermediación del productor Wolf Kochmann, quien diseñó, junto al equipo del Festival, una detallada agenda para cuidar la debilitada salud de Davis, que Kathryn Sermak, su asistente personal, se encargaría de ejecutar: una rueda de prensa en la que se repasaría toda su trayectoria y la gala del Premio Donostia. Como recuerda Kochmann en la carta que dirige a Pilar Olascoaga tras el fallecimiento de la actriz, antes de dar el visto bueno al viaje éste consultó con abogados y amigos de Davis, que dieron el visto bueno.

La última aparición pública de la actriz no fue en el acto del premio Donostia, que recogió de manos del entonces alcalde Xabier Albistur, sino en la clausura del certamen, en la que entregó dos Conchas de Oro ex aequo. Una, a la producción estadounidense 'Homer and Eddie' de Andrei Konchalovski, quien agradeció el reconocimiento arrodillándose ante la diva, y un segundo galardón al boliviano Jorge Sanjinés por 'La nación clandestina'.

«Quedé devastado cuando me llamó para anunciarme la muerte»

La carta que Wolf Kochmann dirigió a Pilar Olascoaga el 10 de octubre, cuatro días después de la muerte de la actriz, comienza directa: «Quedé devastado cuando me llamó con la muerte de Bette Davis. Me sentí culpable porque yo la animé a viajar a San Sebastián, pero me reconforta que ella disfrutó su última comparecencia pública. Todas las cadenas americanas recogieron su rueda de prensa en el María Cristina, donde estuvo tan elegante y habló tan inteligentemente. Pensando en mis conversaciones con ella tengo la sensación de que prefería vivir así el poco tiempo que sabía que le quedaba. Echaremos de menos a una soberbia actriz y una gran mujer», remata.

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