Cine

Crítica de 'Otra mujer': Marion deconstruida

Sofisticada. Bergmaniana. Casi teatral. Llena de referencias culturales; de esas que a Almodóvar le gustaría emplear con sublime elegancia y nunca logra. Rilke y dos de sus poemas, 'Pantera' (¿qué ve la pantera que mira desde su jaula?) y 'El torso de Apolo arcaico', el favorito de la madre de la mujer deconstruida, ese que dice 'Irrumpiría por todo contorno como una estrella: porque no hay un sitio que no te mire. Has de cambiar tu vida'. Está también, acariciado fugazmente por la cámara de quien fuera el operador de Bergman y Tarkovsky, Sven Nykvist, 'La esperanza' de Klimt, usada como certero símbolo para que intuyamos el estado emocional de Marion, aclamada profesora de filosofía que intenta escribir un libro en un piso por cuyos respiraderos surge la voz del psicoanalista que pasa consulta en el departamento contiguo. La del terapeuta y la de sus pacientes. La escucha, no buscada pero a veces sí deseada, turba, conturba, perturba a Marion y pone en jaque su existencia.

'Sólo sé que me desperté por la noche. Pasó el tiempo y había extrañas sombras. Empecé a tener inquietantes pensamientos sobre mi vida; había algo en ella que no era real. Estaba llena de engaños'. Woody-Gena. 1988.