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El Negro volvió a cautivar al auditorio quese congregó en el recinto de su barrio. LUSA

Donostikluba resiste

Intxaurrondo. Grises, Chaqueta de Chándal, El Negro y La Triku protagonizaron la decimoquinta edición del festival

Domingo, 4 de octubre 2020, 08:01

Qué difícil se ha vuelto dar un concierto y qué fácil hacer un 'sold out'». El irónico mensaje lo escribía en su muro de Facebook el gran Andoni Etxebeste, que el viernes tocó la batería con The Young Wait en Kutxa Kultur Plaza (Tabakalera). Lo hizo justo a la misma hora en que comenzaba Donostikluba Festibala en Intxaurrondo, en cuya taquilla también ha lucido el cartel de «Entradas agotadas». Ello tal vez no sea una hazaña –el coronavirus ha reducido el aforo de la sala de 500 a 70 almas por función–, pero sí lo es la supervivencia misma de Donostikluba, que ha cumplido 15 años resistiendo a contratiempos varios: la pérdida de relevancia del rock, la mudanza de Egia a una sala de la periferia y ahora, para más inri, una pandemia global que tiene a la música en vivo contra la pared.

La situación dista aún de ser óptima, especialmente para las salas privadas, pero no parece un mal augurio que en el mismo fin de semana hayan coincidido y hasta se hayan solapado varios conciertos, algo por lo que antes nos quejábamos y por lo que ahora suspiramos.

Grises clausuró Donostikluba por todo lo alto tirando de artillería sonora para presentar su sexto disco, 'Talismán', publicado ahora más tarde de lo previsto debido al Covid-19. Los zestoarras se desquitaron a gusto con un set rotundo que concilió sus temas más bailongos ('Cactus', 'Animal', 'Parfait', 'Avestruz'...) con piezas nuevas de inusitada fiereza rockera como ''Veneno' o 'Galdu arte'. En esta última contaron como estrella invitada con Jurgi Ekiza (Willis Drummond), cuya vena hardcore no habría desentonado en la Sala Mogambo. Formalmente entregados, los espectadores bailaron sentados agitando los brazos «como algas marinas» (Amancay dixit) y sin dejar de corear las melodías interpretadas con intensidad festivalera.

Los catalanes Chaqueta de Chándal fueron la sorpresa gracias al descaro y mordiente de sus canciones

Antes que Grises actuó el trío catalán Chaqueta de Chándal, que resultó ser la sorpresa del festival gracias al descaro y mordiente de sus canciones llenas de rock, psicodelia, ye-yé y actitud punkarra. Temas como 'Inopia', 'Artículo segundo' o 'A moderno resabiado no le mires el dentado', muchos relacionados con esa «entelequia» llamada España, pusieron al personal en órbita –fue sencillamente bestial el interludio lisérgico de 'Maldito parné'– e hicieron olvidar contratiempos como las mascarillas o la distancia social.

Donostikluba había comenzado el viernes con una doble ración de hip hop protagonizada por el colectivo La Triku y El Negro, todos insignes vecinos de Intxaurrondo. Las suyas fueron sesiones plenas de rimas puras y sin adulterar, alimentadas por la «filosofía de barrio». Escoltados por Sukalde Beats a los platos, los raperos de La Triku excusaron la ausencia del tercer MC, a quien su jefe no dio permiso para librar en el trabajo. Por su parte, Joanes aka El Negro repetía en el festival tras su recordada actuación de 2018 y, una vez más, volvió a dejar clara su condición de rey del underground: con un flow y un carisma tan grandes como su peinado afro, el rapero alternó temas nuevos como 'Cruces ardiendo' con clásicos como 'La calle chilla rap', 'Derrapando' o 'Andergraun King' y no faltaron guiños al reggaetón con la estimable ayuda del Jamonero a la segunda voz y del DJ Denso a los ritmos.

En 'Cae la noche', el himno final, algunos aficionados se levantaron para bailar y jalear al trío en una imagen que nos devolvió la sonrisa y la ilusión del regreso a la normalidad. Al hacer balance de la última edición del Zinemaldia, su director, José Luis Rebordinos, decía: «Hay que ir al cine hoy para poder ir mañana». Y el consejo es igualmente válido en el plano musical: por pequeños e incómodos que resulten los conciertos de ahora, son necesarios para que el público no se descuelgue y que los artistas y profesionales del ramo hagan más llevadero el tránsito hacia la situación anterior. Pensemos que ya queda menos y mientras, bailemos aunque sea sin levantar el trasero de la silla...

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