¿Hiciste tú carreras con Marisol por Okendo?

Vean la imagen que acompaña estas letras. Es Marisol, aquella niño-mito, corriendo por la Plaza de Okendo durante el Festival de Cine de 1963. Eran sus años de apogeo y Jaime Basterretche, legendario fotógrafo de La Voz de España y Unidad, uno de esos reporteros que parecían salidos de una película de Capra y que falleció en 2010, retrató a la chica prodigio en feliz carrera con chavales donostiarras. Algunos de aquellos mozos, que estarán cerca de cumplir los 70, seguro que leen este papel. ¡Manifiéstense en mezquiaga@diariovasco.com!

En el 63 aquel ser humano vino como 'Marisol'. En 1985 volvió al Festival ya con su verdadero y recuperado nombre, Pepa Flores, para presentar la película 'Caso cerrado', última de su filmografía, y protagonizar una especie de psicoanálisis público: ante los periodistas la actriz contó cómo le habían robado la infancia y cómo había recuperado su 'yo' y su militancia de izquierdas. Ahora el cine español le concede el Goya de honor. ¿Irá la artista a la gala, que además se celebra en Málaga, su ciudad?

Vamos con Franco, cuyo último viaje ha sido narrado esta semana como un 'Carrusel Deportivo' o una etapa alpina del Tour. Aparte de El Pardo y sus feudos gallegos (y del Valle de los Caídos, claro), San Sebastián es una de las ciudades donde más tiempo pasó el dictador, en sus veraneos del Palacio de Aiete (o Ayete, por usar la terminología de la época) y paseos por la bahía en el Azor. Javier María Sada tiene un libro muy curioso sobre Franco en Donostia. Según su cálculo, pasó en total 699 días desde 1939 hasta 1973, año de su última visita.

San Sebastián sí 'exhumó' la memoria de Franco con un canto a la civilización: Aiete es hoy un maravilloso parque para paseantes y korrikalaris y el palacio acoge un centro sobre derechos humanos y una casa de cultura muy aprovechada por distintas generaciones. En otras estancias ocupadas por el 'aparato' franquista hay ahora un hogar del jubilado y otros usos ciudadanos. Aiete es ahora de la gente: no hay mejor exhumación que ganar para todos lo que fue de uno. Eso sí que es una foto en color. Y me gusta.

Hay quien trabaja para que el premio Basque Culinary World Prize sea un día como el Nobel de la gastronomía. De momento festejamos un galardón que cada año distingue a gente interesante que intenta un mundo mejor desde la alimentación. El jueves el prisma de Tabakalera acogió la entrega del premio de este año, entre solemne y entrañable a la vez, al norteamericano Anthony Myint, que lucha contra el cambio climático desde las cosas del comer. La consejera Arantxa Tapia y un brillante Eneko Atxa le dieron el premio y las gracias. Me cuenta Joxe Mari Aizega que mejoras del modelo Myint pueden traerse a Euskadi. Qué bien: cómo mejorar el mundo desde los pucheros.

La bienal Mugak convierte Donostia en capital de la arquitectura con múltiples e interesantes actividades. Pero también combina rigor con diversión. El jueves hubo concierto en el Dabadaba (se nota la pasión musical del comisario Pedro Astigarraga). En el cartel, entre otros, La Vieja Escuela, el grupo que nos hizo felices en la Donostia de los 80. Su cantante y guitarra, Juanjo Arrizabalaga, es hoy director de la Escuela de Arquitectura. Sus colegas de fuera le miraban curiosos: el hombre de los planos mantiene el estilo.