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ROBERTO HERRERO
SAN SEBASTÍAN.
Lunes, 19 de marzo 2018, 07:49
El último tramo del festival ofrece tres producciones teatrales, la primera de ellas hoy con la presencia de la compañía Narruzko Zezen, que es el grupo creado en las Jornadas de Eibar, donde por ejemplo dieron sus primeros pasos en escena Imanol Arias e Iñaki Miramón. Buena parte de los jóvenes que han colaborado con el festival todos estos años también han formado parte de esta compañía.
Este año representan la obra 'Isabelita la Miracielos'. Bajo la dirección de Manolo Murillo y del propio director de las Jornadas, Juan Ortega, cinco actrices y un actor interpretan esta obra de Ricardo López Aranda. La llegada a un pueblo en fiestas de un extraño personaje provoca situaciones divertidas que más tarde acaban en hechos crueles. Una tragicomedia en la que su autor, fallecido en 1996, dijo que «los personajes no desnudan sus cuerpos, sí el alma y hasta la raíz».
El miércoles la compañía donostiarra Vaivén presenta en euskera 'Sherezade eta tipularen azalak', una versión con el personaje clásico de los relatos de 'Las mil y una noches' donde Sherezade se presenta como una mujer atrapada en una sociedad dominada por el poder masculino, que cuenta historias para poder sobrevivir.
Hoy 'Isabelita la Miracielos'. 20.30 horas. Complejo Educativo.
Miércoles 'Sherezade'. 20.30 horas. Complejo Educativo.
Viernes 'El oxímoron de la abuela'. Teatro Coliseo. 20.30 horas.
Con un estilo surrealista, el humor también forma parte de esta historia que sucede en el ámbito de una familia, en la cocina de la casa, «que es una metáfora del mundo femenino», como explican en Vaivén. Han contado con la colaboración de la compañía Chapitô para la dirección porque «en su manera peculiar de contar está el riesgo y en nuestra Sherezade también».
Tras un mes en el que se han programado veinte espectáculos, la edición XLI de las Jornadas de Teatro de Eibar finalizará el viernes con 'El oxímoron de la abuela', con Maite Lorenzo y Juanma Cano en escena. El texto de José Luis González Blanco trata de la vida real de su abuela en tiempos de la guerra civil y la posguerra. «Mi abuela decidió guardar los pasajes trágicos de su vida en silencio. Son retazos de recuerdos con los que se pueden construir historias que no se pudieron, o no se quisieron contar».
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