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Ignacio Arakistain (Azpeitia, 1998) lleva dos años viviendo en Viena, adonde llegó tras finalizar la carrera de órgano en Musikene para estudiar un máster en la Universität für Musik und darstellende Kunst Wien (MDW) con el profesor Pier Damiano Peretti. «Está siendo una oportunidad muy interesante, pues no todo el mundo tiene la suerte de vivir la cultura de una de las cunas de la música en Europa. Es una pasada. Allí un miércoles cualquiera el estadio de Anoeta está todo lleno, y aquí en Viena lo está la ópera».
Arakistain es ejemplo del organista moderno. Ese perfil titulado y académico que, aunque en un primer momento se acercó al instrumento con curiosidad infantil, ha terminado formándose en el camino profesional y es parte del talento guipuzcoano que se exporta al extranjero. Y con todo, sigue cultivando el tradicional patrimonio organístico local como organista sustituto de José Luis Franzesena en la iglesia de Azkoitia. «Empecé con la liturgia y mi primera misa la toqué en mi pueblo con doce años. José Luis siempre nos animaba a tocar en misa para coger tablas, luego puso la escuela de órgano donde estudiamos un grupo de jóvenes».
No es habitual hoy en día que el órgano sea la opción elegida por encima del piano, el violín o la guitarra eléctrica. «Con siete años yo tenía el mono de tocar la batería, pero cuando lo dije en casa mi madre puso una cara de... ¡no por favor! Así que empecé con el piano, pero cuando probé el órgano aún sin ser tan conocido me fue cautivando. Es imponente, tiene un rango sonoro impresionante, requiere mucho trabajo de psicomotricidad»
Aunque ahora encara la «recta final» con la preparación del trabajo de fin de máster, no permanece totalmente ajeno a la escena musical de su tierra, la cual visita habitualmente en gran parte por oportunidades laborales, conciertos y recitales. «Hago idas y venidas según el proyecto que me salga», por ejemplo, el que comparte a dúo con su ex compañero de Musikene, el txistulari Peio Irigoien, y que les ha llevado por Francia e Italia. «Sacamos el txistu y el órgano del contexto puramente vasco y exploramos otro repertorio más allá de lo autóctono, procuramos tocar cosas que no estén en la agenda. Aunque lo litúrgico es importante, una labor de comunidad».
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