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El mundo del deporte nunca se acostumbra a este tipo de noticias, que provocan una oleada de solidaridad con sus protagonistas. Ese ha sido ... el caso del último profesional en reconocer públicamente una enfermedad, el actual entrenador del Sevilla, Joaquín Caparrós, aquejado de una leucemia crónica que, según hizo público el domingo, no le impide dedicarse al fútbol en cuerpo y alma. «Siempre he dicho que me hierve la sangre roja», confesó para empezar el utrerano a los medios de comunicación en el estadio Nuevo Zorrilla después del partido que enfrentó a su equipo contra el Valladolid. «Y parece que ahora ha habido un pique con la blanca», prosiguió el entrenador. «Puedo hacer vida normal y quiero disfrutar de mi profesión», agregó a continuación, dando «las gracias a todo el mundo». Y precisó que no debe seguir ningún tratamiento. «Así que todos tranquilos».
La revelación del técnico andaluz ha suscitado, además de muestras de apoyo y afecto, todo tipo de preguntas sobre su enfermedad. Las siguientes explicaciones están hechas con indicaciones del hematólogo Rafael del Orbe, del Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ Análisis).
-¿Cuáles son los tipos de leucemia?
- Se pueden clasificar de dos maneras. Por un lado, puede ser aguda o crónica. La aguda es más grave y sí requiere un tratamiento, que puede ser quimioterapia o incluso un trasplante de médula. Pero ése no es el caso de Joaquín Caparrós. La suya es una leucemia crónica, que suele detectarse en una analítica, es más lenta, menos agresiva, y actualmente no requiere tratamiento. La otra clasificación depende de la estirpe celular afectada, en virtud de la cual la leucemia puede ser linfoide o mieloide.
-¿Qué leucemia es la más frecuente?
- Partiendo de las dos clasificaciones anteriores, la leucemia linfoide crónica es la más frecuente en nuestro medio, Europa, Estados Unidos... En el momento del diagnóstico es asintomática en la mayoría de los casos. Se ve en una analítica al apreciarse un aumento del recuento de glóbulos blancos y puede ir acompañada de un aumento de tamaño de los ganglios linfáticos. No requiere en principio tratamiento. Lo necesitaría más adelante si se constatara una alteración analítica importante o un aumento exagerado del tamaño de los ganglios linfáticos y además se vieran síntomas constitucionales, como una pérdida de peso injustificada, fiebre, debilidad...
-¿Qué seguimiento se hace a los pacientes?
- Hay personas con la leucemia linfoide crónica que pueden estar años sin necesitar un tratamiento. Pueden pasar desde unos meses hasta varios años. La persona se hace análisis tres o cuatro veces al año y en función de ellos el especialista valorará si son necesarias pruebas más complejas. Caso de requerir un tratamiento, podría tratarse de inmunoterapia o quimioterapia dependiendo de marcadores genéticos de la propia leucemia.
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