Pau Etxaniz: «Es el mejor momento de mi vida, un sueño»

«Es el mejor momento de mi vida. Un sueño. Llevaba años visualizando este día, este momento, y pensando que estaba hecho para esto». Eufórico y emocionado, con esa voz que emite un joven atleta que no sabe, quizás del todo, el significado de su extraordinaria gesta. Así se ha expresado Pau Etxaniz Pal (Donostia, 2001), el palista guipuzcoano que ha dejado grabado su nombre en la historia de los Juegos Olímpicos. Suya es la trigésimo séptima presea olímpica del territorio en la historia, la cuarta de la delegación española en la cita de este año en París.

El italiano Giovanni de Gennaro y el francés Titouan Castryck terminaron delante, pero desde el canal de aguas bravas de Vaires-Sur-Maire, a veintidós kilómetros del centro de París, sólo se escuchaba el nombre de Pau Etxaniz. Familiares, amigos y allegados coreaban su nombre, y no era para menos. El donostiarra de 23 años ha atendido a los micrófonos de la Cadena Cope, donde no ha escondido su felicidad por la medalla de bronce. «Estoy muy feliz, muy contento, emocionado. No sé ni qué decir... Es un sueño. Llevo desde pequeño soñando con esto, y sólo puedo dar las gracias a todos».

El eslalon de Pau Etxaniz ha sido extraordinario. De hecho, el donostiarra de 23 años podía haber acabado en una mejor posición, pero una penalización en la puerta 17 le ha costado dos segundos. En esa línea, el medallista olímpico ha explicado que «se me ha escapado un toque, pero muy bien. Había muchos nervios pero lo hemos conseguido».

Además, en un momento de la entrevista en la emisora radiofónica, Etxaniz ha podido conversar con su tía y abuela, quienes se han deshecho en elogios hacia el medallista olímpico. «Zorionak, Pau!», le han exclamado desde el otro lado del teléfono. «Estamos muy orgullosos de ti. Zorionak!».

En las orillas de las aguas bravas de la cita olímpica se mordían las uñas toda la familia del medallista donostiarra. Marc Etxaniz, hermano, y Xabi Etxaniz, el padre y también piragüista olímpico en las ediciones de Barcelona 1992 y Atlanta 1996, así como su madre estaban eufóricos tras el bronce de Pau, tal y como ha reconocido Marc en micrófonos de la Cadena Cope.

Él mismo ha relatado que «toda la familia estábamos nerviosísimos». «Dos días antes de la prueba», ha desvelado Marc Etxaniz, «Pau decía que no estaba nervioso, que no sabía cuándo le llegarían... Mi padre le decía que espabilara, para que se pusieran un poco nervioso. La ama no ha parado de llorar, y estamos todos muy felices».

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