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Asiduo de las finales y pelotari de referencia en la mano profesional, Joseba Ezkurdia (Arbizu, 31 años) prepara su tercera final del Cuatro y Medio, ... la sexta de una carrera profesional madura y en progresión.
– Perdió contra Elordi y todos los partidos posteriores han sido al todo o nada.
– Han sido finales para mí, compromisos de mucha tensión y semanas duras desde el punto de vista psicológico. La primera frente a Elordi porque quieres empezar bien el Campeonato. Perdí y a partir de ese día cualquier derrota me mandaba a casa. Pero estoy contento de haber llegado a la final.
– ¿Se había visto antes en alguna así?
– En liguillas me acuerdo de que jugué un día contra Irujo en la última jornada. Quien ganaba pasaba a semifinales y caí 22-21 en el Labrit. Otro año me vi en una situación similar ante Altuna III en el Beotibar y me batió 22-13.
– ¿Se siente menos presionado que hace unos años en estos compromisos?
– Hay presión porque te entrenas con mimo y quieres llegar lejos. Creo que ahora la gestiono mejor. Antes me podía y no rendía como yo quería sobre la cancha. Saco adelante partidos difíciles en los que no juego del todo bien. Doy importancia a eso.
– ¿Ha visitado al psicólogo durante el presente Campeonato?
– En este Cuatro y Medio, no. Pero sigo acudiendo a ellos. No tan a menudo como antes, pero me gusta ir para hablar, desahogarme y trasladarles lo que siento. Me ayuda.
– ¿Qué le dice el psicólogo deportivo?
– Incide en la manera en la que me hablo a mí mismo, en la forma de afrontar las cosas. Antes era muy duro conmigo mismo, no creía en mis posibilidades cuando se torcían los partidos. Me remontaban duelos bastante bien encarrilados. Hoy en día intento ser positivo cuando voy por detrás en el marcador, trato de estar centrado en lo que está en mis manos. Relativizo más.
– La derrota de mayo en la final del Manomanista fue dura. Sin embargo, ha reaccionado bien.
– Supuso un golpe porque me veía muy, muy bien. La semana anterior me entrené como nunca y las sensaciones eran buenísimas. Llegó el partido y Laso fue superior. Si me llega a ocurrir hace unos años, habría entrado en un bucle y durante un mes habría repercutido negativamente en mi juego. Incluso he tenido bajones después de ganar un campeonato debido a la pérdida de tensión. Esta vez, no. El Torneo San Fermín del cuatro y medio estaba encima y quería aprovechar mi buen momento para completar un buen verano. Me fui una semana de vacaciones con los amigos y volví con muchas ganas. Pude ganar dos txapelas el verano –Cuatro y medio navarro y Masters– y el Donostia Hiria.
– Tiene 31 años y es el delantero más veterano de Aspe. ¿Cuánto tiempo le queda en la élite?
– Soy el segundo pelotari de más edad de Aspe detrás de Zabaleta. Ojalá dentro de cinco o seis años siga como el delantero más veterano del cuadro. Ni pienso en ello. Quiero ir campeonato a campeonato, partido a partido, y hacer bien mi trabajo. Ya veremos hasta cuándo aguanto o hasta cuándo me aguantan.
– El físico tiene peso en el juego.
– El rendimiento del deportista de élite se ha alargado. Han mejorado la alimentación, la preparación... Tengo 31 años y me quedan buenas temporadas por delante. Si te cuidas y te entrenas.
– Ve margen de mejora.
– Estoy muy bien físicamente, aguanto los partidos y doy la vuelta al cuerpo de tanto a tanto. El otro día contra Peio Etxeberria las pulsaciones me bajaban bien antes de ir al saque o ponerme al resto. Y estoy convencido de que puedo mejorar detalles, también en el aspecto técnico. Si te conformas, no hay nada que hacer.
– ¿Qué significa ser profesional de la pelota?
– Cien por cien de dedicación. Cuando me retire, quiero hacerlo convencido de que he hecho todo lo que estaba en mi mano. Es mi objetivo. Prepararme a diario, cuidarme, llevar una disciplina, dar el máximo, hacer caso al entorno y a los entrenadores. Somos unos privilegiados porque podemos vivir de la pelota.
– Pelotari de transición de la época de Irujo y Olaizola II a la actual, ¿observa diferencias?
– Bengoetxea VI, Xala, Gonzalez, Barriola, Zubieta... Soy de los pocos que ha jugado con ellos y con los Zabaleta, Altuna, Laso... El cambio de época es indudable. y diría que en el Cuatro y Medio se ha ganado en velocidad.
– Los nuevos, Elordi, Peio Etxeberria y Peña II, buscan la pelota más adelante aún.
– Por eso ves más boteprontos o que la pelota nos pase por encima. Todo el mundo está dentro del tres. La velocidad es terrible y es normal cometer fallos.
– Otra vez Altuna III. ¿Cómo son los partidos contra Jokin?
– Muy difíciles, pero a la vez bonitos. Es buena señal. Soy consciente de la dificultad que supone y de que necesito hacer bien las cosas. Veremos lo que sale. El año pasado me ganó en Vitoria la semifinal gracias posiblemente a su mejor partido en esta distancia. Jugó muchísimo aquel día.
– ¿Qué le distingue?
– Juega muy fácil. Mete bien la pelota en la mano, busca y encuentra los ángulos. Contra Elordi hizo lo que toca. Le veo con toque.
– ¿Observa diferencias entre el primer Altuna III al que se enfrentó y el actual?
– Sin duda. Juega distinto. También es listo para leer los encuentros. Cuando empezó se salía más del partido si le hacías una tacada. Hoy en día no le pasa. Es muy completo. Por eso está arriba.
– Esta final es en el Bizkaia ¿Prefiere el Navarra Arena?
– Sí. Me conviene más el Arena por su alta exigencia, por la viveza del suelo. Es mejor para imprimir ritmo al tanto. El de Bilbao da más tiempo para defender. El Bizkaia es mejor para Altuna, como el Arena lo es para mí.
– ¿Cuántos botilleros ha tenido a lo largo de su carrera?
– Muchos. Hice el primer año con Lino Arruti. También he tenido a los técnicos de Aspe, Jokin Etxaniz y Jon Apezetxea, así como a Juan Martínez de Irujo, mi hermano Mattin y el preparador físico Rubén Ayerra. Incluso Rezusta se sentó en la silla en algún Torneo Bizkaia por equipos.
– Ha recuperado a su hermano Mattin. ¿Por qué?
– Antes recurría a los técnicos de la empresa para los enfrentamientos contra pelotaris de Baiko, pero llevo tiempo que cojo a uno para todo el torneo con el fin de no cambiar cada semana o cada quince días. Estoy a gusto con mi hermano. Me lleva bien. No da grandes consejos, pero sí los que tocan en cada momento. Ni él ni yo somos de hablar mucho. Me da tranquilidad.
– Afirma Altuna que no le gusta que le digan lo que ha hecho mal, sino lo que puede hacer bien.
– Si es momento de echar una bronca, adelante. Eso lo tengo claro. Pero es mejor aconsejar qué hacer en lugar de repetirte qué estás haciendo mal. Mejor mensajes positivos que negativos.
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