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Jueves, 17 de abril 2025, 19:45
El Consejo de Estado de Bélgica ha suspendido cautelarmente la decisión de la compañía ferroviaria nacional (SNCB) de adjudicar a la empresa guipuzcoana CAF la fabricación de sus futuros trenes eléctricos. La firma beasaindarra acariciaba el mayor contrato de su historia tras ser considerada como la 'mejor postora' para llevarse un megacontrato de 1.700 millones de la SNCB, lo que en la práctica suponía que se llevaba la licitación. El órgano judicial -una suerte de Tribunal Contencioso-istrativo- considera que el procedimiento careció de la transparencia exigida a las entidades públicas, atendiendo la petición del auditor del órgano tras el recurso presentado por Alstom, que también concurrió al concurso, según informa la agencia Belga News.
La licitación, lanzada a finales de 2022, contempla la compra de varios cientos de trenes de tipo MR30, unidades con motor integrado que no requieren locomotora. En total, 170.000 nuevos asientos. CAF competía con las multinacionales Siemens y Alstom, pero fue finalmente seleccionada como la empresa con el postor preferente por la SNCB el pasado mes de febrero siguiendo todos los procedimientos y normativas europeas en lo que respecta a la competencia, lo que abría la puerta a negociaciones exclusivas con la empresa.
Este megacontrato para la construcción de cientos de nuevos trenes, estaba valorado en una cantidad de 1.695 millones de euros para el compromiso de desarrollar, fabricar y suministrar coches que aporten 54.000 plazas en su totalidad. Pero el contrato marco no se quedaba ahí. Contempla la fabricación de trenes por el equivalente a 170.000 plazas, lo que supondría elevar el valor del contrato por encima de los 3.400 millones. Un jugoso pedido de 12 años de duración que en caso de llevarse a cabo, se convertiría en el contrato más importante de la historia de CAF.
En cualquier caso, aunque su selección como postor preferente colocaba a la empresa guipuzcoana en una muy buena posicion para adjudicarse el contrato, aún no estaba la operación cerrada. Es decir, la compañía guipuzcoana lideraba la carrera por esta licitación, preseleccionada como la mejor opción para un contrato, aunque aún no se hubiese firmado el acuerdo definitivo.
Este contrato forma parte del ambicioso plan de CNMB para hacer frente al envejecimiento de su parque ferroviario y responder a la creciente demanda de movilidad sostenible. Además de su importancia técnica, el contrato tiene un alto componente estratégico e industrial. El fabricante adjudicatario será responsable no solo de la construcción, sino también del suministro de repuestos, formación de personal y soporte técnico durante décadas, lo que da una idea de la magnitud del contrato.
La elección de CAF en la licitación provocó una fuerte reacción por parte de Alstom, cuyo director para Benelux, Bernard Belvaux, la calificó de «sorprendente». Según la compañía sa, su oferta era más de 100 millones de euros más económica que la de CAF, pese a que la puntuación técnica habría sido apenas inferior. Alstom emplea a unas 3.000 personas en sus plantas de Brujas y Charleroi, y temen ahora que estos empleos se vean comprometidos.
Ante esta situación, Alstom recurrió ante el Consejo de Estado, y el propio auditor del ente recomendó el pasado 9 de abril suspender la adjudicación de este megacontrato, lo que finalmente ha ocurrido este jueves. El fallo suspende temporalmente cualquier avance en la negociación entre SNCB y CAF. Tal y como citan medios belgas, el tribunal señala que «no consta qué método se utilizó para evaluar la calidad técnica de las ofertas», lo que vulneraría el principio de transparencia que rige en los concursos públicos.
En su análisis, el Consejo señala que la designación de CAF como adjudicataria provisional se fundamenta en una clasificación de las ofertas basada en una combinación de criterios, entre ellos el valor técnico. Sin embargo, el fallo subraya que «el método utilizado para evaluar ese valor técnico no puede deducirse claramente del expediente, lo que constituye una vulneración del principio de transparencia que toda empresa pública debe garantizar», según la normativa de contratación pública.
Desde el Gobierno belga y CNMB han evitado por ahora hacer declaraciones hasta que el Consejo de Estado emita una decisión definitiva. Mientras tanto, CAF, adjudicataria provisional del contrato, queda a la espera de una resolución, un proceso habitual en estos casos.
La elección de CAF había levantado también inquietud en el ámbito político belga. Partidos como PVDA y Groen han criticado no solo el impacto laboral de la posible adjudicación, sino también la presencia de la compañía vasca en proyectos ferroviarios en territorios palestinos ocupados, un aspecto que algunos sectores han considerado polémico.
El ministro de Movilidad, Jean-Luc Crucke, subrayó a principios de marzo que el contrato aún no había sido «adjudicado formalmente y que se estaban respetando las normas europeas en materia de contratación pública». También recordó que la decisión fue aprobada por unanimidad por el consejo de istración de la SNCB, donde están representados partidos de todo el espectro político belga.
Con todo, la firma beasaindarra, fiel a su estilo, siempre se ha mantenido cauta hasta que no estuviera firmado el acuerdo definitivo por lo que ha declinado hasta ahora realizar valoraciones. Ayer tampoco lo hizo
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