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Han pasado dos largos años desde que el 15 de enero de 2018 los pensionistas vascos decidieran echarse a las calles para reclamar la ... sostenibilidad del sistema público de pensiones y unas prestaciones dignas. Aquel lunes salieron espoleados por la carta que envió la entonces ministra de Trabajo, Fátima Báñez, a todos los pensionistas informando que las prestaciones iban a subir un 0,25%. Una misiva que sirvió de revulsivo para que a través de mensajes de 'whatsapp' comenzaran a organizarse y a sumar apoyos, primero por cientos, después por miles. «Nunca nos imaginamos que estaríamos dos años», comenta Maritxu Serrano, una de las portavoces de la Asamblea de Alderdi Eder que, ayer como otros muchos colectivos de pensionistas, celebró la efémeride con «mucho ánimo y motivación para seguir luchando». No faltaron canciones -contaron también con la presencia del coro Gurutzeaga-, ni pintxos de chorizo regados con sidra. Una escena que se repitió en otras localidades, entre ellas Irún, donde se incluyeron danzas.
Pero este segundo aniversario coincidía con la toma de posesión de los ministros del nuevo Ejecutivo conformado por PSOE y Podemos, y las asambleas y concentraciones sirvieron también para analizar las propuestas del recién estrenado Gobierno. Y si algo tienen claro los pensionistas es que seguirán presionando en las calles hasta que se concreten todas las medidas que reclaman.
Y al respecto, señalan que el programa de Gobierno rescoge algunas de sus reclamaciones, pero aprecian falta de concreción en otras y que incluso no se contemplan otros puntos fundamentales de su tabla reivindicativa. «Nos satisface que se incluya la revalorización de las pensiones en función del IPC, pero por ejemplo se citan las contributivas y las más bajas pero no se concreta nada», explica Serrano. «Y en lo que respecta a la pensión mínima de 1.080 euros, ni se menciona, y tampoco la reforma de las pensiones de 2011, donde se retrasaba la edad de jubilación a 67 años y se aumentaban los años cotizados para el cálculo de la pensión de 15 a 25».
Maritxu Serrano, Asamblea de Alderdi Eder
Jokin Uranga, Pensionistas de Txingudi
Jose Agustín Arrieta, Presidente de Agijupens
La portavoz de la Asamblea de Alderdi Eder remarca que valoran de forma positiva que el programa del nuevo Ejecutivo recoja algunos aspectos, pero entienden que todavía es «insuficiente», por lo que ven motivos de sobra para seguir en la calle. Además, apunta que se tiene que mantener la presión «porque tanto la patronal como los poderes económicos también presionan para que no se aprueben dichas propuestas».
Jokin Uranga, portavoz del colectivo de Pensionistas de Txingudi, también señala que están a la «expectativa. Las medidas que plantean son buenas, pero luego se tienen que traducir y hasta que no salgan en el BOE no estaremos satisfechos».
Por ello añade que la batalla no está ganada todavía y que seguirán concentrándose todos los lunes, «porque pensamos que hay mucha gente en contra, fuerzas económicas y de la derecha que van a intentar frenar esas propuestas. Lo mismo que el Ibex 35 y otros poderes presionan al Gobierno, nosotros también lo haremos para que cumplan lo que recoge su programa».
Jokin Uranga cree que algunos puntos del acuerdo como la subida en función del IPC son más sencillos - de hecho el Gobierno prevé aprobarlo hoy en el primer consejo de Ministros-, pero entiende que otros aspectos que suponen reformar la ley y requieren por tanto de su aprobación en el Parlamento puede dilatarse en el tiempo.
Con todo, apunta que el nuevo Ejecutivo tiene que hacer un mayor esfuerzo en subir las pensiones mínimas, de forma que se acerquen a los 1.080 euros o cuando menos que se equiparen con el salario mínimo interprofesional, que en estos momentos está fijado en 900 euros, y que el Ejecutivo prevé también aumentar. «Para una viuda que cobra 600 euros supone un salto cualitativo imprescindible». También alude al nuevo ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, que ha levantado -dice- recelos por su trayectoria e imagen de «liberal». Pero entiende que hay que darle un voto de confianza porque está convencido de que las decisiones se adoptan en el Consejo de Ministros.
Como colofón, el portavoz del colectivo de pensionistas de Txingudi remarca, eso sí, a título personal, que «en principio suena bien la música aunque hace falta que se lleve a la práctica». Y es que recuerda que hay una tendencia en toda Europa para impulsar las pensiones privadas. «Los bancos y otros sectores están empujando en esa dirección».
El inicio Lunes 15 de enero de 2018: Ese día surge, en Bilbao, de un modo un tanto improvisado y mediante un mensaje circulado en las redes sociales, un movimiento, el de los pensionistas de Euskadi, que ha demostrado una fortaleza y tenacidad más que notables. El detonante fue la revalorización de las prestaciones públicas en un 0,25% interanual impuesta por el Gobierno, en aquel momento en manos del PP.
Manifestaciones Multitudinarias movilizaciones se fueron registrando poco a poco. algunas, como las del 18 de marzo o el 6 de mayo de ese año resultaron un verdadero éxito en Euskadi y el Estado.
Acuerdo político El PNV arranca al PP en abril de 2018 la subida de todas las pensiones (mientras los populares se garantizan su presupuesto). Esto no restó intensidad a las protestas, que se han mantenido cada lunes.
Se muestra satisfecho Uranga del tesón mostrado por los pensionistas en estos dos años de andadura. «Hoy tocaba celebrarlo y lo hemos hecho con más gente de lo habitual». Una realidad que también constataba Maritxu Serrano en Donostia.
Jose Agustin Arrieta, presidente de Agijupens, hogares de jubilados de Gipuzkoa, da, por su parte, un «voto de confianza» al nuevo Gobierno. «Desearía que el nuevo Ejecutivo sea el de los derechos sociales. Creo que es una oportunidad histórica para que de una vez se resuelvan los conflictos que hay en el Estado. Espero que este gobierno de coalición progresista salga adelante, sea estable y que resista a la derechona».
Arrieta considera que hay tres medidas que son claves. La primera, «actualizar las pensiones según el IPC real para no perder el poder adquisitivo e ir convirtiendo el blindaje de las pensiones de una manera permanente (blindaje constitucional). Y junto a esto, revalorizar las pensiones más bajas que cobran los mayores que están pasándolo mal». La segunda, «garantizar la sostenibilidad de las pensiones públicas, y así es posible construir el estado de bienestar». Y la tercera, «potenciar y defender el empleo, tener trabajos con sueldos dignos y temporalidades largas e ir apostando por un empleo juvenil más estable».
El presidente de Agijupens espera que con «estas actuaciones y gestos los pensionistas y jubilados podamos estar mejor y que ante los nuevos Presupuestos y las partidas que se necesiten se pueda cumplir que el Estado Español es una sociedad más justa y de más bienestar social». Considera que esto debería ser una prioridad social.
En Bilbao, donde arrancó el movimiento, se concentraron ayer varios cientos de personas y en Vitoria, más de un millar.
La convocatoria de huelga general ha generado división en el seno del movimiento de pensionistas, caracterizado por su pluralidad, transversalidad y por ser unitario. A escasos días de que se celebre el paro se mantienen las posturas encontradas. Así, mientras desde la asamblea de Alderdi Eder se hace un llamamiento a apoyar -que no convocar- la huelga, otros colectivos, como la Coordinadora de Txingudi deja libertad de actuación a los pensionistas, aunque no están de acuerdo en que el movimiento se implique en un paro general. Les molesta que haya «gente que se apropie de un movimiento que es muy plural; la decisión de los sindicatos nos ha traído la división», remarca Jokin Uranga, uno de sus portavoces, quien espera que «la unidad se restaure tras el 30-E». Jose Agustín Arrieta también se muestra contrario a que los pensionistas se inmiscuyan en una huelga general. Este jueves las diversas plataformas vascas abordarán la cuestión en Vitoria.
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