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Los servicios de emergencia y policiales se preparan para unas horas de alta tensión, con la más que probable proliferación de botellones para celebrar ... la entrada al año nuevo. La gestión de estos dispositivos especiales se está viendo dificultada por la merma de las plantillas a causa de las bajas por covid. Así, los bomberos de Donostia, por ejemplo, cuentan con un 15% de efectivos menos de lo habitual. También en los servicios de Dbus se ha complicado la sustitución de algunas bajas. Igual que en algunos cuerpos policiales.
No es una Nochevieja cualquiera, de ahí que se vayan a desplegar una vigilancia especial en posibles espacios de aglomeración de personas para tratar de evitar el consumo de alcohol en la vía pública y se controlará también el uso de la mascarilla, según señaló ayer el Departamento vasco de Seguridad.
En Eibar, por ejemplo, las patrullas realizarán vigilancia por las zonas de concentración de jóvenes. También está prohibido la quema de petardos y cohetes. La Guardia Urbana estará apoyada por tres patrullas de la Er-tzaintza que prestarán su servicio a lo largo de toda la comarca de Debarrena, informa Alberto Echaluce. En Irun, el Ayuntamiento, en colaboración con la Ertzaintza, tiene previsto reforzar la vigilancia en los lugares en los que en otros momentos se han producido la mayoría de botellones y se ha barajado incluso cerrar el a algunos de ellos, aunque es una medida muy difícil de aplicar ya que se trata de espacios con muchísima permeabilidad.
Aunque en la Policía Local se han producido algunas bajas por Covid, desde el Ayuntamiento apuntan que no han llegado a obligar a modificar las dotaciones previstas para Nochevieja, informa Iñigo Morondo.
Los Bomberos y la Guardia Municipal de San Sebastián han hecho un llamamiento para extremar la precaución con el habitual lanzamiento de cohetes y petardos durante esta noche. «Es una Nochevieja de excepcional riesgo», apunta Imanol Andonegui, oficial de bomberos de Donostia. Por un lado, explica, «por las condiciones meteorológicas que tenemos, tantos días de calor seguidos reseca la vegetación y las cubiertas de los edificios antiguos también», unido este año «a lo que pueden ser las ganas de la gente de celebrar, especialmente los chavales, que no tienen discotecas ni cotillones donde ir y pueden juntarse en zonas como parques para tirar cohetes».
Este «cóctel de condiciones» pone en alerta a un cuerpo ya de por si mermado por las bajas por contagios, que afrontará esta noche con un 15% menos del personal habitual a pesar de los refuerzos especiales para la ocasión. «Que la gente sea consciente de que es una noche un poco excepcional a nivel de riesgo», sentencia Andonegui.
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