Aritz O'Haonghusa
«Busco gente dispuesta a comprar un piso entre 3 o 4 porque yo solo es imposible»
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Aritz O'Haonghusa
«Busco gente dispuesta a comprar un piso entre 3 o 4 porque yo solo es imposible»Tiene 24 años y es un emprendedor. Creó una compañía de tecnología de realidad virtual de la que acabó desvinculándose y ahora gestiona «un par de pensiones para turistas en San Sebastián». Semejante nivel de actividad empresarial para su edad no impide que padezca lo que la mayoría de jóvenes de su generación: la imposibilidad de independizarse dados los «desorbitados» precios de la vivienda en Gipuzkoa y, particularmente, en Donostia, su ciudad y en la que no renuncia a seguir viviendo.
Como muchos otros, ha vivido compartiendo piso de alquiler, pero con el paso del tiempo ha considerado que estaba «tirando el dinero». Así que a pesar de tener sus propios ingresos, ha vuelto a casa de sus padres para poder ahorrar a la espera de que surja la posibilidad de hacerse con un piso en propiedad.
Esa oportunidad puede dársela otra donostiarra, Sara Recalde. Es otra emprendedora a la que, viendo las dificultades que tiene hoy en día cualquier persona sola para adquirir una vivienda por su cuenta (ya sea joven, mayor, divorciada...) se le ocurrió desarrollar una aplicación que conectara a esas personas que, al no poder acceder a una vivienda en solitario, estén dispuestas a comprar un piso junto a otras.
Dicho y hecho, acaba de alumbrar Yorsio, una aplicación que en unas pocas semanas, y «gracias al boca a boca», suma «en torno a mil personas, casi todas jóvenes», dadas de alta en su base de datos, explica la propia Sara. Del lado de la oferta, tiene un catálogo de medio centenar de pisos, la mayoría en la periferia de Barcelona, pero también en Madrid, la Costa del Sol y San Sebastián, donde tiene un acuerdo de colaboración con una inmobiliaria.
La finalidad de Yorsio es relacionar a potenciales compradores abiertos a invertir y vivir en régimen de copropiedad, enlazándolos según sus necesidades e inquietudes similares. Esa afinidad se busca mediante el uso de la inteligencia artificial, que es la encargada de establecer un primer 'match' entre pares.
«Enseguida me pareció una posibilidad perfecta para mí», explica Aritz. «Comprar un piso en Donostia o alrededores yo solo es imposible, y no me importaría compartir la propiedad con otras dos o tres personas de mis mismas características con las que compartir la vivienda. En principio la idea sería comprar una de entre 3 y 5 habitaciones, de modo que tuviéramos una habitación para cada uno y uso compartido de los espacios comunes. Sería como compartir un piso de alquiler pero sabiendo que eres el copropietario mediante una aportación inicial de 20.000 o 30.000 euros por persona, una cantidad mucho más asumible que si quiero comprar un piso yo solo».
Sara explica que, en efecto, esa es la filosofía de su proyecto. Si en un momento dado una de las partes desea deshacerse de su parte de la vivienda, la puede vender a otro comprador, recuperando la inversión. «La clave de esto es que se produzca un cambio de mentalidad en la sociedad, no haya miedo a la propiedad compartida, y haya masa crítica suficiente para que pueda haber un mercado de estas características», apunta la emprendedora donostiarra.
Al ser propietario de pleno derecho, si con el paso del tiempo decide mudarse «no está obligado a vender su parte, por supuesto. También puede mantenerse como propietario y alquilar su habitación, o utilizarla esporádicamente... Al fin y al cabo es de su propiedad», insiste Sara.
A Aritz no le asusta la idea de compartir. «Es novedoso y lo más complicado puede ser la compenetración con los otros compañeros, pero para eso ayuda mucho la inteligencia artificial al hacer una primera criba por afinidades personales. Luego ya tendremos que conocernos y verificar los propios protagonistas que estamos dispuestos a seguir adelante».
Le preocupa más las eventuales dificultades que pueda encontrar a la hora de pedir una hipoteca para solo una parte de una vivienda. «Aún no he hablado con ningún banco porque lo pimero es encontrar compañeros y piso, pero no sé cómo responderán las entidades financieras», señala.
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