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F. SEGURA, l. OCHOA y A. aldaz
Domingo, 12 de diciembre 2021, 07:52
Y al vigésimosegundo día descansó. El episodio extraordinario de lluvias termina con el reguero de daños causado por las riadas y las zonas inundadas tratando ... de recuperar la normalidad. La humedad continúa todavía metida en el cuerpo y en las casas, garajes y locales afectados, especialmente en la zona de Mendaro y Elgoibar y en la cuenca del Bidasoa.
Con los ríos de nuevo en sus cauces, y contando las horas para que hoy luzca el sol, la tragedia se cebó de nuevo en la comarca de Baztan Bidasoa. El vecino de Elizondo Juan Antonio Etxegarai Bastarrika, de 61 años, falleció al parecer arrastrado por la corriente del Bidasoa cuando iba a trabajar el viernes a Lesaka, informa Alicia del Castillo. Después de horas de búsqueda, la furgoneta que conducía fue localizada ayer en el río y posteriormente se logró rescatar su cuerpo sin vida del interior. Es la segunda víctima mortal que deja la borrasca 'Barra', las dos en la misma comarca. El viernes, una vecina de Sunbilla falleció al desplomarse a causa de un desprendimiento el cobertizo donde guardaba su vehículo. El temporal se ha cebado con Navarra. Después de la riada histórica en la comarca de Pamplona, ayer las riadas asolaron la Zona Media y la Ribera. La «extraordinaria» crecida del Ebro se desbordó en Tudela, Castejón, Funes... y dejó paisajes impresionantes de una gran mancha de agua devorando huertas y casas.
500 litros por metro cuadrado es la media de precipitaciones recogidas en Gipuzkoa estos 21 días, la tercera parte de lo que llueve en todo un año.
Sin daños personales, pero sí materiales, Gipuzkoa también ha sufrido el azote de las riadas, tras 21 días de lluvias, con tres temporales consecutivos. El miedo a un nuevo desbordamiento de los ríos todavía persistió ayer de madrugada, porque continuaron las precipitaciones pero ya de menor intensidad. El Gobierno Vasco mantuvo hasta ayer a mediodía el plan de emergencia de inundaciones, que luego ya rebajó de nivel, y solo continuó en Álava, donde los daños también son cuantiosos.
El día después de las riadas fue ajetreado para los afectados que se afanaron en limpiar locales, garajes y enseres empapados. Escenas muy similares se vivieron en el barrio de Bidasoa y Behobia en Irun, o en el de Altzola en Elgoibar y Mendaro. En esta última localidad, los s por carretera al hospital se recuperaron por completo, lo que permitió dejar atrás las horas de tensión cuando el centro sanitario quedó aislado por carretera durante casi una jornada. Osakidetza tuvo que desplegar un plan de contingencia pero imperó la normalidad. El balance de daños es largo. «En tres días hemos acumulado más de mil incidentes, pero lo peor ya ha pasado», resumió ayer Josu Erkoreka tras la reunión a primera hora de la mañana de la mesa de crisis que presidió el lehendakari, Iñigo Urkullu. La víspera, la portavoz del gobierno foral, Eider Mendoza, estuvo en Mendaro para ser testigo de los daños causados por la riada. Ayer, el diputado de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas, José Ignacio Asensio, se trasladó a Andoain para conocer de primera mano junto a la alcaldesa de la locliada, Maider Lainez, los daños de las inundaciones en la comarca.
Los datos reflejan claramente el impacto de la borrasca Barra. Euskalmet ha registrado desde el 21 de noviembre, día en el que se abrió el grifo, hasta las doce del mediodía de ayer, una precipitación acumulada en Gipuzkoa cercana a los 500 litros por metro cuadrado, aunque con numerosas estaciones que han sobrepasado esa cantidad, como las de Berastegi (681), Arrasate (540), Ibai Eder (603) o Donostia (509). Esos 500 litros suponen un tercio de los que caen en Gipuzkoa en todo un año. La presa del Añarbe, por su parte, ha registrado desde que empezó noviembre una acumulación de 767 litros, lo que ha convertido al actual bimestre noviembre-diciembre en el más lluvioso de la historia del embalse, cuando solo han transcurrido cuarenta días.
MENDARO
Las riadas del viernes han sido las peores en una década en Gipuzkoa. Las precipitaciones caídas en esa jornadas no han sido récord, pero sí fueron la gota que colmó los ríos, después de 21 días de agua sin parar. La extensión de los daños ha llegado a la mayoría de cuencas. Solo la del Urola se salvó de grandes crecidas. Pero en Bergara, hubo que desalojar a vecinos de las viviendas de la zona de Bolu por un desprendimiento. Ese el miedo ahora. Que la lluvia que ha empapado la tierra empiece a dejar también su huella en forma de derrumbes. La caída de tierra y rocas sobre las vías de Renfe en Gabiria mantiene el servicio interrumpido en ese punto.
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